Rompo una lanza

Quiero, desde estas l¨ªneas, romper una lanza por esos automovilistas, no por escasos menos apreciados, que demuestran respeto y preocupaci¨®n por nosotros los ciclistas, seres humanos como ellos a fin de cuentas. El pasado 27 de julio, subiendo el puerto de Cotos desde Rascafr¨ªa, fui v¨ªctima de lo que, pasado el trago, identifiqu¨¦ como una fuerte p¨¢jara por deshidrataci¨®n, que me hizo bajarme de la bici y tratar de coronar el puerto a pie, pues dar la vuelta hubiera sido peor. Nadie, ni siquiera mis compa?eros ciclistas, se detuvo a ayudarme, al menos hasta que un chico de mi edad, acompa?ado de la que supongo su novia, se par¨®, en el carril contrario, para interesarse por m¨ª. Me ofreci¨® ayuda, comida, agua (que fue lo ¨²nico que, quiz¨¢ por instinto, acept¨¦)... Si le hubiera pedido que me llevara a alg¨²n sitio, no tengo duda de que lo hubiera hecho.

Desde aqu¨ª, mis m¨¢s sinceras gracias, aunque desear¨ªa d¨¢rselas en persona. S¨®lo recuerdo que vest¨ªa camiseta blanca de manga corta y conduc¨ªa un coche grande (Volvo, creo) y oscuro. Me dieron un botell¨ªn de agua fr¨ªa, la m¨¢s sabrosa que yo haya probado.-