Cura de humildad
El campe¨®n mundial Garc¨ªa Bragado ni siquiera subi¨® al podio en los 50 kil¨®metros marcha
Todo es cuesti¨®n de n¨²meros no empieza dando 200 pasos por minuto y acaba haciendo 184, todos de la misma longitud, m¨¢s o menos un metro. Otro ejemplo: hay que dar dos vueltas a un circuito para totalizar cinco kil¨®metros y se emplean 21.27 minutos, 22.39, 23.32 y 24. 10 en las cuatro ¨²ltimas, respectivamente. Est¨¢ claro que el protagonista de esta regresi¨®n se autoderrota ante quienes mantengan una frecuencia y velocidad regulares. Fue lo queje pas¨® al campe¨®n mundial Jes¨²s Angel Garc¨ªa Bragado. Ganarle, le gan¨® Spitsyn (Rusia), pero no por que ¨¦ste le atacara y demostrara ser mejor, sino por el baj¨®n que tuvo. el espa?ol en los ¨²ltimos 13 kil¨®metros de la final de 50 marcha. Otros atletas cuyo hundimiento no fue tan enorme o que compitieron con gran re serva, tambi¨¦n le adelantaron.Garc¨ªa Bragado conoci¨® todos los sinsabores de la derrota. Primero, aquel que s¨®lo experimentan los campeones porque, entre ellos, s¨®lo uno gana y los dem¨¢s pierden. En el kil¨®metro 38 vio claro que no pod¨ªa ganar, cuando ese tal Spitsyn se le fue distanciando hasta que se perdi¨® de vista. Mar¨ªn, el directivo de los marchadores, lanz¨® una premonici¨®n: "A¨²n puede ser peor, porque lo malo es que Jes¨²s Angel tiene mentalidad de ganador y se le pueden estar rompiendo los esquemas". No se le rompieron, reventaron. Y vino la segunda degustaci¨®n, la, de probar- a qu¨¦ sabe ser cuarto.
Garc¨ªa Bragado, puestos ya a no ganar, pod¨ªa ser segundo, pero le alcanz¨® y rebas¨® Toutain, un, franc¨¦s que ha hecho este a?o el r¨¦cord del mundo, pero en pista, o sea, 3.45 horas, que es una marca que en ruta no vale para subir al podio. Supl¨ªa esta carencia marchando al l¨ªmite de la descalificaci¨®n. Valent¨ª Massana, al borde del circuito, comentaba: "Ahora a Jes¨²s Angel le puede pasar como a m¨ª en los 20 kil¨®metros, que esperando que echaran al segundo, me qued¨¦ tercero".
Fue peor a¨²n.. Ni cogi¨® al franc¨¦s, ni defendi¨® su tercer puesto. Un italiano, Perricelli, que compet¨ªa cobardemente, tambi¨¦n le adelant¨®. "As¨ª corre cualquiera", comentaba Mar¨ªn del italiano. No le faltaba raz¨®n. Perricelli, un marchador sin palmar¨¦s internacional, como no ten¨ªa responsabilidad alguna, compiti¨® de menos a m¨¢s.Si al final sigue habiendo fuerzas, la llegada es espectacular, porque uno va recogiendo cad¨¢veres por el camino; si faltan, nadie se da cuenta.
Los campeones, en cambio, no pueden competir as¨ª. Tienen que dar la cara y Garcia Bragado la dio. Pero con exceso y chuler¨ªa. Seguramente tampoco hubiese ganado, pero los faroles que se tir¨® de salida alg¨²n desgaste le ocasionar¨ªan. Durante diez kil¨®metros, los primeros, se escapaba y luego se dejaba coger. Hac¨ªa como Delgado, cuando gan¨® el Tour: quedaba unos metros rezagado, se iba al otro lado del circuito y pon¨ªa su cuentarrevoluciones al l¨ªmite: de 200 zancadas por minuto pasaba a las 240. Luego, miraba de reojo, pero de arriba a abajo, a todos los rivales y les esperaba. Estuvo jugueteando con ellos hasta que la cosa se empez¨® a poner seria, porque no, quedaban m¨¢s que media docena, los mejores, en cabeza.
La propia dureza de la prueba fue haciendo la selecci¨®n. Cuando ya s¨®lo quedaron Spitsyn, Skurygin, otro ruso, y Toutain (kil¨®metro'35), a¨²n hab¨ªa argumentos para -el optimismo. "El ritmo que llevan es para llegar en 3.40 horas. S¨®lo pueden hacerlo Jes¨²s Angel y Spitsyn" dijo Mar¨ªn. Pero advirti¨®: "Spitsyn no es un campe¨®n, pero nunca falla. Siempre est¨¢ en sus marcas. Todo depende de Jes¨²s Angel. Si realmente est¨¢ bien, ganar¨¢".
No estaba bien. Al acercarse al avituallamiento pidi¨® que le diesen coca cola -la cafeina moviliza las grasas para proporcionar energ¨ªa cuando empieza a faltar en vez de agua. Otros andaban peor: vomitando porque ten¨ªan el est¨®mago contra¨ªdo. Los kil¨®metros empezaban a pasar factura.
Garc¨ªa Bragado conoci¨® la agon¨ªa y la decepci¨®n. Sus piernas dejaron de responder a la frecuencia con que se lo solicitaba un braceo cada vez m¨¢s violento. ?l, que cuando compite bien marcha a un ritmo de 4.10-4,24 minutos el kil¨®metro, terminaba a 4.50. Cuando lleg¨® al estadio, Spitsyn ya hab¨ªa dado la vuelta de honor. Hab¨ªa tardado 3.41 horas, un minuto m¨¢s que en los Mundiales 93, donde fue tercero; Garc¨ªa Bragado, cuatro m¨¢s que en esa competici¨®n que le convirti¨® en campe¨®n. La derrota llevaba su propia firma.
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