La selecci¨®n nacional acaba en d¨¦cima posici¨®n
La derrota ante Argentina culmin¨® el desatre espa?ol
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No pod¨ªa ser de otra forma. Espa?a acab¨® perdiendo y repite el decepcionante puesto que ocup¨® en el Mundial de Argentina hace cuatro a?os, el peor de su participaci¨®n en los mundiales. El colof¨®n ha correspondido de manera fiel a la trayectoria seguida por el equipo espa?ol en este torneo. Espa?a vuelve a casa despu¨¦s de una actuaci¨®n descolorida, sin personalidad. Ni siquiera ha logrado dominar en el reino de los parias. La selecci¨®n argentina, con mucha mayor motivaci¨®n que la espa?ola, se llev¨® merecidamente el triunfo despu¨¦s de 40 minutos que mostraron todas las miserias del equipo espa?ol.?nicamente Epi mostr¨® orgullo torero. En su m¨¢s que probable ¨²ltimo partido con la selecci¨®n, el alero zaragozano se empe?¨® en enderezar una nave que desde la derrota ante China perdi¨® el rumbo para no volverlo a encontrar. Epi le ech¨® ganas y coraje, pero no fueron suficientes. Argentina. mand¨® durante todo el partido. Consigui¨® una buena renta, en los primeros 20 minutos (39-25), donde Espa?a naufrag¨® ofensivamente, y supo rehacerse en su momento m¨¢s comprometido, cuando el gran capit¨¢n espa?ol logr¨® con sus aciertos igualar la contienda. Superado el trance y concluido el esfuerzo de Epi, los argentinos se volvieron a colocar en la c¨®moda ventaja de la decena de puntos, con las que vivi¨® el resto del encuentro.
Pese al paulatino aminoramiento de la diferencia en el marcador, que tuvo su punto de inflexi¨®n en el 56-60 a falta de cuatro minutos, y medio para el final con un triple de Pablo Laso, la remontada espa?ola no pudo ir m¨¢s all¨¢, puesto que los argentinos tuvieron m¨¢s fe en sus posibilidades que los espa?oles en las suyas. La p¨¦rdida de rebotes defensivos fue incomprensible y la falta de mu?eca espa?ola facilit¨® la labor de los argentinos.
Raimundo Saporta, personaje fundamental en la historia del baloncesto espa?ol, sol¨ªa tener siempre una frase: "Hay que ganar el ¨²ltimo partido, para poder irse a casa alegre". Jugando para el noveno puesto la frase quedaba un poco desfasada, pero al menos estaba en juego una peque?a sonrisa. Otro mal partido, el ¨²ltimo, priv¨® a Espa?a de esta m¨ªnima satisfacci¨®n. Al menos, el suplicio ha terminado. Eso s¨ª, con una cara que llega hasta los pies.
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