Menos an¨¢lisis y m¨¢s acci¨®n, por favor
Espa?a debe conformarse con viajar en el furg¨®n de cola durante varios a?os

Espa?a termin¨® su deprimente actuaci¨®n con un 10? puesto, el mismo que logr¨® en Argentina hace cuatro a?os. Cualquiera podr¨ªa pensar que este nuevo descalabro har¨¢ mover los cimientos del baloncesto espa?ol. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Hay que desencantarse lo antes posible, pues las posibilidades de un cambio a corto plazo son m¨ªnimas. Debemos acostumbrarnos a vivir en el furg¨®n de cola pues de ah¨ª no vamos a salir en varios a?os. Tal negro presagio no viene derivado del desalentador futuro que se espera ante la falta de jugadores importantes que subyace en las nuevas generaciones. No es s¨®lo eso, ni siquiera lo m¨¢s importante. Lo que ocurre es que, a pesar de los continuos batacazos, todav¨ªa no hay nadie con aut¨¦ntica voluntad para que el baloncesto espa?ol remonte el vuelo.Como ha ocurrido en los ¨²ltimos a?os, despu¨¦s de cada decepci¨®n se abre un tiempo de reflexi¨®n. Las cuatro patas de la mesa (federaci¨®n, ACB, jugadores y medios de comunicaci¨®n) analizan la situaci¨®n y cada una de ellas parece tener la soluci¨®n. Todo se realiza de forma unilateral. La federaci¨®n delega responsabilidades, en los clubes y sus jugadores. Los clubes mantienen sus posturas y acusan a los jugadores, entre otras cosas, de estar demasiado mimados. Los jugadores recurren al manido tema de los tres extranjeros y se olvidan de mirar sus propias miserias. La prensa reparte estopa para todos.
Pero en el escaso plazo de un mes comenzar¨¢ una nueva Liga, y todo se olvidar¨¢. La federaci¨®n pasar¨¢ a segundo plano, se mantendr¨¢ el tercer extranjero, los jugadores seguir¨¢n luchando por sus derechos y los medios se centrar¨¢n en el presente. Como consecuencia, la Liga ACB continuar¨¢ siendo un aut¨¦ntico aburrimiento, con m¨¢s equipos de los necesarios, m¨¢s extranjeros de los necesarios, m¨¢s entrenadores conservadores de los necesarios y con menos p¨²blico del necesario. En junio de 1995, 10 meses de competici¨®n despu¨¦s ser¨¢n llamados 12 jugadores a la selecci¨®n. No habr¨¢ mucho tiempo para prepararse y casi con toda seguridad no se alcanzar¨¢ el pasaporte para Atlanta. Entonces llegar¨¢ una nueva tanda de reflexiones.
Lo que no se han dado cuenta las partes, o eso parece, es que ya no hay tiempo para seguir analizando. Hay que actuar, o la maltrecha nave acabar¨¢ hundi¨¦ndose irremisiblemente, si no lo est¨¢ ya. Mientras cada uno da sus soluciones, los a?os pasan y los fracasos se suceden. Y no s¨®lo es cuesti¨®n de la selecci¨®n. El inter¨¦s por el baloncesto decrece a marchas forzadas, por mucho que la ACB venda mejoras. La, televisi¨®n, term¨®metro infalible, dicta sentencia todas las semanas. Los encuentros los ven cuatro gatos.
Hay que acabar con el insufrible inmovilismo que corroe al baloncesto. Hay que terminar con el disco rayado de "esto es lo que hay". Hay que desterrar los lavados de manos. Para ello son necesarias medidas dr¨¢sticas. Liga de J¨®venes y limitaciones de edad para el acceso a la liga profesional, reducci¨®n de la ACB, fuera el tercer extranjero y puede que el segundo, 24 segundos de posesi¨®n, primar los 100 puntos, creaci¨®n de una escuela de comportamiento profesional.... Todo est¨¢ muy bien si se llega a poner en pr¨¢ctica, cosa bastante dudosa. En el pozo en el que se encuentra nuestro baloncesto, la equivocaci¨®n en la toma de soluciones est¨¢ justificada. Lo que no lo est¨¢ es dejar de adoptarlas, que es lo que ha ocurrido. Abandonemos el vicio de echamos las culpas y actuemos. Estamos llegando a las ¨²ltimas y aqu¨ª se habla mucho, pero nadie mueve un dedo. Y si lo mueve, no se nota. Y encima queremos ir a Atlanta. Somos unos ilusos.
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