Colectivos ciudadanos contra la droga
Nos dirigimos a usted en referencia a las noticas que, a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n del pasado 25 de julio, hemos conocido sobre la Memoria de la Fiscal¨ªa del Tribunal Superior de Justicia de Madrid del ejercicio 1993.
Dicha noticia se refiere a la diferencia de criterio existente en la actualidad entre los tres jueces de vigilancia penitenciaria de las c¨¢rceles madrile?as. ?stos tienen apreciaciones significativamente diferentes entre s¨ª a la hora de cumplir con lo establecido en el art¨ªculo 76-1 de la LOGP, que establece que al juez de vigilancia le corresponde "salvaguardar los derechos de los internos y corregir los abusos y desviaciones que en el cumplimiento de los preceptos del r¨¦gimen penitenciario puedan producirse". Se otorga al juez, por tanto, el papel de "garante efectivo de los derechos fundamentales de los penados, cuya intervenci¨®n supone la potenciaci¨®n del momento jurisdiccional de la ejecuci¨®n de las penas en control de la actuaci¨®n administrativa, sobre todo en la protecci¨®n de los derechos de los presos" (STC 70/1983, de 30 de julio).
De estas significativas y diferentes apreciaciones se sigue la situaci¨®n igualmente diferente de la puesta en pr¨¢ctica de los criterios y recomendaciones que la propia ley establece. Es por esto cierto, como asimismo denuncia la Memoria de los fiscales, la diferente justicia existente, en su aplicaci¨®n, dependiendo de la c¨¢rcel donde te encuentres. Situaci¨®n evidente de indefensi¨®n cuando sucede en la c¨¢rcel de Navalcarnero -Madrid IV-, por ejemplo.
Ha sido este centro penitenciario de Navalcarnero, presentado hip¨®critamente por el Gobierno como modelo para la rehabilitaci¨®n social de los all¨ª confinados, el que m¨¢s ocasiones de intervenci¨®n ha provocado al juez de vigilancia penitenciaria, en la actualidad do?a Mar¨ªa del Prado Torrecilla Collada. Magistrada-juez que se vanagloria p¨²blicamente de su "independencia" al no recibir absoluta m ente a nadie: ni abogados, ni familiares de presos, ni profesionales de la conducta humana, ni educadores de calle... y las m¨¢s de las veces ni a los mismos presos.
En esta acepci¨®n, ciertamente coincidimos con la memoria referida: "La falta de sensibilidad ante las quejas de los presos". Sin embargo, lamentamos profundamente que en la comentada noticia difundida se compare a esta juez con el actual juez de Vigilancia Penitenciaria n¨²mero 1, don Joaqu¨ªn Vives, sucesor en el puesto de la actual decana de Madrid, do?a Manuela Carmena, quien ciertamente ha sido m¨¢s cauto a la hora de permitir el uso coercitivo de la fuerza en la c¨¢rcel, quien -bajo una conciencia racional bastante extendida afortunadamente en la sociedad civil- permite con mayor fluidez el cumplimiento de las penas privativas de libertad en centros de rehabilitaci¨®n de drogodepentes, quien ha admitido la casi totalidad de las quejas presentadas por los presos...
?sta es la diferencia, ciertamente. Sin levantar glorias por nadie, asistimos a una sensibilizaci¨®n importante por parte de algunos jueces en la aplicaci¨®n de dicho ordenamiento. El hacer del derecho un instrumento de humanizaci¨®n en lugares plagados de muerte y desesperanza, como son las c¨¢rceles actuales, es la raz¨®n de ser de todos aquellos que venimos acompa?ando a tantos ciudadanos/as presos en la actualidad.
El pasado 15 de abril presentamos una queja ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por la indefensi¨®n en la que se encuentran los presos de Navalcarnero gracias a la juez de Vigilancia Penitenciaria n¨²mero 2, do?a Mar¨ªa del Prado Torrecilla Collada. ?sta ha sido archivada. El corporativismo hace constantes pasadas a la aplicaci¨®n de la justicia.
Esperamos que para la memoria del pr¨®ximo ejercicio la Fiscal¨ªa del Tribunal Superior de Justicia de Madrid pueda reflejar la "alta sensibilidad" de todos aquellos cuya misi¨®n legal es "salvaguardar los derechos de los presos".
As¨ª, los ciudadanos veremos aumentada considerablamente nuestra seguridad, y podremos seguir trabajando codo a codo con aquellos que, por causa de la droga, el paro y la marginaci¨®n, han corrido la mala suerte de caer en prisi¨®n.-
de la Coordinadora de Barrios, y de Madres Contra la Droga. Madrid.
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