Fiz: "Viviremos jornadas m¨¢s gloriosas"

Tra¨ªan las medallas escondidas entre el equipaje, pero en sitio de f¨¢cil acceso. De otra forma no se explica la celeridad con la que se las colgaron del cuello cuando la hilera de fot¨®grafos y c¨¢maras se lo sugiri¨®. Abel Ant¨®n, Mart¨ªn Fiz y Diego Garc¨ªa, tres de los ocho espa?oles que subieron al podio en los Europeos de atletismo, mostraron con orgullo sus trofeos. Suyo fue el protagonismo en la llegada a Madrid, al aeropuerto de Barajas, de una parte de la representaci¨®n nacional en dichos campeonatos. Otra parte viaj¨® a Z¨²rich para participar en la mejor reuni¨®n del a?o.

Barajas viv¨ªa un d¨ªa cl¨¢sico de ajetreo. El 15 de agosto es una fecha clave de las vacaciones. Se ve¨ªa gente, mucha gente, pero la mayor¨ªa desconoc¨ªa que regresaba la selecci¨®n espa?ola de atletismo. Tan s¨®lo lo sab¨ªa un grupo de familiares, tampoco excesivamente numeroso, y un pu?ado de periodistas. En suma, un personal escaso para brindar un recibimiento multitudinario, como el que han disfrutado otras veces triunfadores en deportes m¨¢s populares. Pero la acogida, a ellos, tan acostumbrados al anonimato, les llen¨®."Hombre", admiti¨® Abel Ant¨®n, medalla de oro en los 10.000 metros y de bronce en los 5.000, "la verdad es que s¨®lo est¨¢n nuestros allegados y los periodistas. Aficionados no han venido, pero es normal. Estamos en agosto, hace calor y hay mucha gente de vacaciones. De todas formas, esto nos basta".

No quedaron tan contentos los guardias civiles que custodiaban la antesala donde se recogen las maletas, de acceso limitado. Los ruegos de la t¨ªa de Mart¨ªn Fiz -"que son campeones de Europa. Que tienen que salir bien las fotos", le llor¨®-, lograron que uno de los guardias dejara entrar al recinto restringido a familiares y periodistas. "Bueno, pero no se muevan de ah¨ª" y se?al¨® un lateral junto a la puerta. "Vale, vale", contest¨® el grupo. Pero la promesa se rompi¨® en cuanto asom¨® la expedici¨®n. All¨¢ dentro se fue la t¨ªa de Mart¨ªn Fiz a dar un beso a su triunfante sobrino y all¨¢ que fueron detr¨¢s la nube de periodistas. "Si me lo piden a m¨ª, no pasa nadie", se lamentaba resignado otro guardia civil.

Y mientras las maletas viajaban lentamente por la cinta transportadora, los atletas de medalla intercalaban como pod¨ªan los besos y abrazos a sus familiares con las respuestas a informadores. "Estoy un poco asustado entre tanto medio de comunicaci¨®n", reconoc¨ªa Mart¨ªn Fiz, medalla de oro en marat¨®n, "pero la verdad es que nos merecemos esto y mucho m¨¢s. S¨¦ que en Vitoria me espera un recibimiento mucho mayor. Estoy un poco agobiado, pero merece la pena".

"El atletismo espa?ol", a?adi¨®, "vive un momento glorioso". Luego, habl¨® del futuro con optimismo, pero solicit¨® ayuda para el atletismo: "S¨®lo pido que ahora nos apoye todo el mundo y que los medios dediquen m¨¢s espacio al atletismo, porque vamos a vivir jornadas m¨¢s gloriosas a¨²n". Luego, se escondi¨® entre m¨¢s besos y abrazos.

Su compa?ero en el marat¨®n, Diego Garc¨ªa, la medalla de plata, fue el m¨¢s impresionado con la acogida. "No me lo esperaba. Estoy todav¨ªa en una nube. El avi¨®n ya ha bajado, pero yo sigo ah¨ª arriba. Esto es incre¨ªble. Y ahora me voy a Guip¨²zcoa, que encima me la encuentro en fiestas".

Abel Ant¨®n era el m¨¢s cargado de medallas. Un equipaje que ni ¨¦l mismo confiaba en poder traer. "Sab¨ªa", dijo, "que pod¨ªa tener posibilidades. S¨®lo eso. Lo que pasa es que cuando logr¨¦ el oro me sent¨ª m¨¢s motivado que nunca y fui a por otra medalla. Con esto ya me doy por satisfecho. Mis a?os de esfuerzo se han compensado. De todas formas, me quedan dos a?os y espero lograr m¨¢s ¨¦xitos. Me doy por satisfecho, pero no soy conformista".

Los tres, Fiz, Garc¨ªa y Ant¨®n, acapararon el protagonismo de la llegada de la primera parte de la expedici¨®n. Otros ten¨ªan previsto regresar en la noche de ayer. Y otros, como Ferm¨ªn Cacho o Tom¨¢s de Teresa, viajaron a Z¨²rich, donde ma?ana disputan en el estadio Leiztigrund la reuni¨®n m¨¢s importante del circuito internacional de atletismo. No les queda mucho tiempo para las celebraciones.