FELICIANO FIDALGO Tarifa: Juan Luisurf
Hay que dejar con la miel en los labios...".En Tarifa es otro cantar. Juan Luis de Tarifa, que tal lo nombran en Espa?a toda, Europa y en algunos lugares muy redichos del mundo, nos ilustr¨® con su semblante dulce y con su voz entre profana y evang¨¦lica: "Mois¨¦s era tarife?o, porque ya en su tiempo ten¨ªa dos tablas...". Las tablas, hoy, son el arco iris permanente de Tarifa; entrando en este hechizo de ciudad del sur absoluto, camino de M¨¢laga, a la izquierda est¨¢ plantado el monte de la Pe?a, a la derecha vegeta el Atl¨¢ntico y en medio, lamiendo la arena blanca de los 10 kil¨®metros de las playas, Los Lances y Valdevaquero, las aguas del mar se han convertido en un escenario de colores donde se desarrolla el ballet m¨¢s fant¨¢stico que ya hubiere querido so?ar el dios de la danza de estos tiempos, Maurice B¨¦jart, cuando estall¨® su talento y fue el primer sabio del movimiento r¨ªtmico que habl¨¦ del teatro total. Elmar es alem¨¢n, pero vive en tierras espa?olas y practica el habla andaluza y en su club Mistral, dice la nueva palabra del deporte "que engancha", el windsurfing, deporte de deslizamiento como el esqu¨ª; es un deporte individual, es el m¨¢s barato de los deportes acu¨¢ticos, aunque cuesta 170.000 pesetas el equipo completo para practicarlo: la tabla, de 2.30 a 3.80 metros, que se desliza, de mil colores salvo los oscuros, y aparejo: una vela de monofilm, una especie de pl¨¢stico transparente que rompe antes que deformarse y de drac¨®n, un tejido ad hoc; y el m¨¢stil y la botavara que abraza la vela y le sirve al windsurfista para agarrarse con las manos. Y la indumentaria con botas de goma. Con ganas es posible aprender a bailar con la tabla en 10 horas; hace falta viento y saber nadar; y as¨ª se desarrollan los abdominales, dorsales, biceps, triceps, hombros, espalda..., y el cerebro sobre todo. El viento de Tarifa es el m¨¢s celebrado en el mundo con la fuerza e¨®lica de sus 200 molinos de viento y con el espect¨¢culo celeste de ¨¢guilas, cig¨¹e?as y cientos de miles de aves migratorias que han hecho de Tarifa su parada, fonda y paso.
Pero las calles, callejuelas y callejones ¨¢rabes, y el encanto y las ganas de vivir para toda la eternidad en Tarifa s¨®lo tiene un nombre: Juan Luis de Tarifa. Fue tendero de tejidos y de copitas, naci¨® al lado, en Facina, de madre asturiana y padre verejuco, de Verejer. Pero el Juan Luis, recriado en Tarifa, es fraile de los Misioneros del Coraz¨®n de Mar¨ªa, "y esto por vocaci¨®n"; s¨®lo cumpli¨® cinco a?os de estudios conventuales antes de darse "a la vida interior repartiendo vitaminas espirituales". Es su profesi¨®n de siempre, ahora en la calle san Francisco conocida en Tarifa por la calle Juan Luis. Juan Luis de Tarifa es Di¨®genes, pero ni es c¨ªnico como el sabio de Atenas ni deambula con un farol buscando a un hombre: todos vienen a ¨¦l cuando en Radio Algeciras programa Levante y poniente; el poeta local, Pepe P¨¦rez, a?ade: "Su mucho conocer a los seres racionales,/ obl¨ªgale a querer a los otros animales". De Espa?a y del mundo vienen a escuchar la "buena nueva" de Juan Luis; cuando alguien llega a Tarifa y no sabe pregunta: "?Donde vive Juan Luis?"; y un tarife?o le indica o le conduce. Y Juan Luis al lado de su amada Elena y de sus amados hijos Elena, Juan Luis e Inmaculada, mira con amor y recuerda: "No he conocido la envidia". Tarifa, es su ley de vida: "Para vivir a su aire hay que vivir en Tarifa". Y con su media sonrisa: "De Madrid al cielo, pero de Tarifa se corta camino". Y haciendo un gesto con la mano: "Las mismas piedras de las calles empedradas de Tarifa se llevaron a Roma para las calzadas romanas ". El viento de Tarifa es juanluisesco: "Gracias al viento las palmeras, aqu¨ª, se peinan de distinta forma". Juan Luis adentra a todos sus amigos en un reservado al que s¨¦ llega por la cocina, s¨®lo de 21.00 a 24.00 horas. Juan Luis, entonces, reparte espiritualidad, es decir, todo lo mejor que da el cerdo ib¨¦rico. Y remata siempre: "En Europa hay dos cosas: Tarifa con el viento y Venecia con el agua".
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