El mejor Rold¨¢n de todo Damasco
Para consolar al humillado Ab¨² y sonsacarle, pregunt¨®le Carvalho qu¨¦ se pod¨ªa beber en Damasco sin ofender al Profeta, y Ab¨² le contest¨® que gracias al baasismo tanto Siria como Irak se hab¨ªan salvado del integrismo chi¨ªta.-Si ganan los fan¨¢ticos, espa?olo, se acab¨® el turismo, se acab¨® taxi, se acab¨® Ab¨².
Depresivo estaba y dej¨® de estarlo a la tercera copa de arak, aguardiente de vid perfumado con an¨ªs de Damasco, degustado en algo parecido a una taberna donde la arquitectura orientalizante parec¨ªa demasiado escenogr¨¢fica. No se beb¨ªa otra cosa. No se ol¨ªa a otra cosa. A la quinta copa, Ab¨² le dijo que actuaban en Damasco hasta 18 Roldanes contratados por los bazares para atraer clientes espa?oles.
-?De d¨®nde han salido esos 18 Roldanes?
-Es un misterio. Todos se parecen. Hablan de lo mismo y con parecida voz y si les paga un extra ense?an los calzoncillos. ?Es una vieja costumbre espa?ola?
Carvalho le inform¨® con gravedad.
-Espa?a se divide en un 50% de hombres que se visten por los pies y en otro 50% que se bajan los pantalones.
M¨¢s asombrado que escandalizado qued¨®se Ab¨² y ya en el extremo de la confidencia le revel¨® el secreto mejor guardado de Damasco.
-Se dice que el verdadero Rold¨¢n habita en secreto en uno de los palacios de Al Kassar, protegido por altos cargos del Gobierno.
-?El propio Hafed al Hasad?
-No, el gran l¨ªder est¨¢ por encima de las miserias y, tal vez por eso, a veces le rodean miserables. A cambio de que los ricos no le compliquen la vida, Al Hasad les deja ser cada vez m¨¢s ricos e igual hace con los altos cargos del Baas.
-Ll¨¦vame adonde est¨¦ el verdadero Rold¨¢n.
Se puso en pie Carvalho para forzar el seguimiento de Ab¨², pero el taxista no s¨®lo permanec¨ªa sentado, sino que algo parecido a un p¨¢nico respetuoso o a un respetuoso p¨¢nico se hab¨ªa instalado en su rostro. Hasta ellos hab¨ªa llegado el mandam¨¢s del bazar desechado, seguido de dos muchachos que parec¨ªan reci¨¦n salidos de un ballet flamenco espa?ol y dispuestos a batir palmas o dejar la cara de Carvalho y de Ab¨² como un mapa. Imposible preocuparse por Ab¨², porque hab¨ªa desaparecido desafiando las leyes de la sustantividad de los cuerpos. El mandam¨¢s se present¨®.
-Mi nombre es, Abdul Karim Moaz. Pasamos a otra fase de nuestras relaciones, caballero espa?ol y cristiano. Es usted mi invitado a un banquete en mi palacete de los jardines de Ab¨² Jarak. Olvide al taxista... Son n¨®madas, como los camelleros.
Era un hombre cincuent¨®n con el cabello rizado gris, patillas blancas, facciones convencionales de tuareg de buena familia y delicado de ademanes, aunque Carvalho hubiera jurado que se pasaba de colonia Farenheith, porque el local hab¨ªa dejado de oler a arak y se hab¨ªa conseguido una s¨ªntesis de aroma de purgante. Un Cadillac, formato limusina, aparc¨® al lado de la mesa y Carvalho penetr¨® en el coche m¨¢s grande que jam¨¢s hab¨ªa visto, con frigor¨ªfico, bar, televisi¨®n, tel¨¦fono y un aguamanil de plata y oro.
-Los franceses llaman a nuestra cocina sirio-libanesa porque se creen que la descubrieron ellos. Lo cierto es que hay una cocina com¨²n que va desde la costa turca hasta Siria, cubriendo L¨ªbano, Israel, con las peculiaridades jud¨ªas... pero en Beirut y en Damasco es donde se cocina mejor.
Las ruedas del Cadillac parec¨ªan de terciopelo y la suspensi¨®n de algod¨®n hasta el punto de que cuando entraron en un jard¨ªn apenas percibi¨® el crujir de la gravilla. Le esperaban palmerales, setos de arrayanes, naranjales bordes, rosales damasquinos, albaricoqueros, nogales, olivos, en combinaci¨®n con un subtr¨®pico de plataneras, marquesas e hibiscus gigantescos. Bajo un porche estucado, la mesa cubierta con los reclamos del buffet sensorial respaldado por el ritmo sonoro de aguas secretas, presentidas muy cerca, saltarinas, surtidoras, escalonadas, aguas heladas como las del legendario r¨ªo Barada, padre de Siria, que a Carvalho le abr¨ªan el apetito. ?Rold¨¢n? Ma?ana ser¨¢ otro d¨ªa. Un aplazamiento fracasado, porque Rold¨¢n estaba ante ellos vestido como Peter O'Toole en Lawrence de Arabia y cantaba el men¨² con entonaci¨®n y pulmones de campe¨®n de concurso de jotas.
-Entrantes: kobbes al lim¨®n, mehshi de berenjenas, hojas de vi?a y coles, hommos tehine, fatayer, brocheta de shawarma, kibbeh y una especialidad jordana, el mulokhiya con pollo y cordero. Despu¨¦s... hay que empezar a comer de verdad...
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