Estados Unidos deportar¨¢ a su base de Guant¨¢namo, a los refugiados cubanos recogidos en el mar
Los cubanos que se hagan a la mar a partir de ahora con la intenci¨®n de llegar a Estados nidos corren el riesgo de encontrarse con desagradable sorpresa que pone fin a casi tres d¨¦cadas de exilio privilegiado: la aventura que hasta ahora terminaba habitualmente en Miami y con todos los honores se puede convertir en un viaje de regreso a la isla. La nueva pol¨ªtica estadounidense sobre refugiados cubanos estipula que aquellas personas que sean recogidas del mar ser¨¢n detenidas y deportadas a la base de Guant¨¢namo. Los cubanos que consigan sortear la vigilancia de los guardacostas y lleguen a territorio norteamericano ser¨¢n enviados a los centros de detenci¨®n del sur de Florida. "El Gobierno cubano no tendr¨¢ ¨¦xito en su intento de dictar nuestra pol¨ªtica de inmigraci¨®n", advirti¨® el presidente Bill Clinton al dar a conocer estas decisiones.
Para Clinton, la actitud de Castro de empujar a sus conciudadanos a la mar -poniendo en peligro sus vidas, se?al¨®- es el origen de la oleada de refugiados: "Es un despiadado intento de mantener su f¨¦rrea presi¨®n sobre la sociedad y de desviar la atenci¨®n de los fracasos del r¨¦gimen". El presidente norteamericano subray¨® con toda seriedad las nuevas disposiciones: "He dado orden de que los refugiados ilegales que salen de Cuba no sean autorizados a entrar en Estados Unidos". Las disposiciones presidenciales indican que los norteamericanos que intenten ayudar a los refugiados podr¨¢n ser procesados, y sus embarcaciones requisadas.Desde 1966 y hasta ayer, los cubanos eran acogidos con los brazos abiertos por el Servicio de Inmigraci¨®n de los Estados Unidos. Ahora, la pol¨ªtica de Fidel Castro de dejar salir a aquellos que lo deseen, siempre que se vayan en peque?as embarcaciones, hace real la amenaza de un nuevo Mariel, algo que produce pesadillas en la Casa Blanca y que ha provocado una situaci¨®n de emergencia en el Estado de Florida.
El cambio radical y por sorpresa de una pol¨ªtica en vigor desde hace casi 30 a?os pretende detener la marea de refugiados que abandonan la isla. Entre el mi¨¦rcoles y el jueves, el servicio de guardacostas de la Marina norteamericana rescat¨® a 1.064 personas, con lo que el n¨²mero de refugiados asciende hasta 2.761 desde el 1 de agosto y a 7.602 en lo que va de 1994. "El Servicio de Inmigraci¨®n proceder¨¢ a la detenci¨®n de todos los que lleguen sin visado, en un esfuerzo destinado a disuadir a los cubanos de que sigan arriesgando sus vidas", se?al¨® Janet Reno, fiscal general del Estado, en una comparecencia por sorpresa, a las 10.30 de la noche del jueves (4.30 de la madrugada del viernes, hora peninsular espa?ola).
La decisi¨®n puso un dram¨¢tico cierre a una jornada en la que el gobernador de Florida, Lawton Chiles, hab¨ªa solicitado, sin ¨¦xito, que la Administraci¨®n de Washington declarara el estado de emergencia inmigratoria y redoblara sus esfuerzos burocr¨¢ticos y econ¨®micos para hacer frente a los refugiados.
La portavoz de la Casa Blanca, Dee Dee Myers, trat¨® de calmar los ¨¢nimos y se?al¨® que el aumento en el n¨²mero de refugiados se estaba asumiendo ordenadamente. La propia Janet Reno pidi¨® que se evitaran los gestos melodram¨¢ticos al hablar de los refugiados, pero las palabras de Lawton Chiles -"cientos, miles de cubanos est¨¢n en las playas listos para salir hacia Florida"- obligaron a la Administraci¨®n a rectificar su inicial frialdad y a reaccionar con un gesto tan espectacular como la orden presidencial al servicio de guardacostas de detener a los balseros, una imagen explosiva en la historia de las relaciones entre el exilio cubano y Washington.
La perspectiva de una nueva crisis como la de Mariel, en 1980, pone los pelos de punta no s¨®lo a las autoridades de Florida, sino al presidente Clinton, que sufri¨® en su propia carne las consecuencias de la llegada a Estados Unidos de m¨¢s de 125.000 refugiados en 1980. En la distribuci¨®n de los cubanos llegados entonces, varios miles fueron internados en Fort Chafee, en el Estado de Arkansas, donde Clinton cumpl¨ªa su primer mandato como gobernador. Los graves incidentes que surgieron entre los refugiados provocaron un mot¨ªn. El gobernador Clinton no supo manejar la explosiva situaci¨®n y ello contribuy¨® notablemente a su derrota en las siguientes elecciones. El presidente se reuni¨® ayer en la Casa Blanca con sus asesores de seguridad, exteriores y defensa.
El presidente Clinton confirm¨® ayer que los refugiados que recoja en el mar el servicio de guardacostas ser¨¢n enviados a la base naval de Guant¨¢namo. Cuando la base alcance su m¨¢xima capacidad -y eso ocurrir¨¢ en el caso de que se aloje all¨ª a 6.000 cubanos, porque ya hay 15.000 haitianos refugiados- se buscar¨¢ la forma de enviarlos a terceros pa¨ªses. Aquellos que lleguen a tierra ser¨¢n enviados a los centros militares preparados para el caso: la base a¨¦rea de Homestead, al sur de Miami, la base naval de Boca Chica, en Key West, y el complejo penitenciario del condado de Monroe.
El presidente Clinton reiter¨® que no tiene intenci¨®n de modificar la pol¨ªtica de embargo econ¨®mico y comercial sobre Cuba. "La democracia y la libertad son omnipresentes en el hemisferio. S¨®lo dos pa¨ªses desaf¨ªan esta realidad", a?adi¨®, en referencia a Cuba y Hait¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.