Una titi con muy mala foll¨¢
-Dentro de una semana, otra, vez aqu¨ª, si el jefe no da contraorden.-?En qu¨¦ direcci¨®n vais? 'Flues voy con vosotros. Siguieron por las catacumbas que de pronto se ramificaron en t¨²neles y salas de cemento de hechura, re ciente. Los tres Roldanes desaparecie ton por distintas salidas y, en su ignorancia de las calles de Zaragoza, tras la ¨²ltima ausencia es per¨® Bisc¨²ter diez minutos para salir a un parking y, ya en el exterior, ante el edificio central de Ibercaja. El jefe no, iba a creer lo que ¨¦l hab¨ªa descubierto y cu¨¢n cierto era que lo maravilloso a veces nos aguarda en Zaragoza y no hay que ir a buscarlo ni a Madrid, ni a Barcelona, ni a Damasco, ni a Samarcanda. El inspirado Bisc¨²ter se subi¨® al un taxi y trat¨® al taxista como a un ch¨®fer particular.
-Ferm¨ªn, al Corona de Arag¨®n.
Volviose el taxista sorprendido.
-?Y c¨®mo sabe usted que me- llamo Ferm¨ªn?
La sorpresa era ahora de Bisc¨²ter. ?El taxista se llamaba Ferm¨ªn! Era su noche. Dio una propina de hijo de naviero griego con complejo de culpa y se meti¨® en la discoth¨¦que. del Corona de Arag¨®n concediendo un saludo menor al conserje. Encenci¨® un purito Rey del Mundo que Carvalho, compraba expresamente para ¨¦l de uvas a peras, se meti¨® las manos en los bolsillos, puso las cejas en ¨¢ngulo y se dej¨® llevar por una prepotencia que le aumentaba todos los tama?os. La dama evanescente estaba acodada en la barra transmitiendo Ja impresi¨®n de que aqu¨¦lla no era su noche, ni Zaragoza su ciudad, ni Espa?a su pa¨ªs, ni parec¨ªa suya la Copa llena.
-He venido a darle las gracias, Irene.
No pareci¨® reconocer a, su interlocutor..:.
-Y si no me llamara Irene ?qu¨¦?
-?Y si yo me llamara Peter... qu¨¦?
Ri¨® Bisc¨²ter desde la cima de la noche y dirigi¨® un adem¨¢n cari?oso a la muchacha que no se consum¨® en contacto.
-?Pero si t¨² eres el t¨ªo de los futbolines ... !
La supuesta Irene se puso contenta, bebi¨® la copa de un trago y sus ojos lanzaron estrellitas hacia su acompa?ante.
-?Qu¨¦ bueno lo tuyo, t¨ªo! ?C¨®mo has dejado a aquel caretas ... ! Va por, la vida presumiendo de parecerse a Rold¨¢n y es tan fofo de alma como de cuerpo y a¨²n tiene el t¨ªo el bazo de bajarse los pantalones en p¨²blico.
-?No es tu ... ?
-?Nada! ?Qu¨¦ va a ser t¨ªo m¨ªo! Yo tengo todo lo que necesito. Mi marido me espera todas las noches hasta las cinco de la madrugada y besa por donde piso... ?C¨®mo voy a sentir yo algo por ese. piernas? Me parece que antes vend¨ªa coches y en plena crisis le ofrecieron venirse a Zaragoza y pasarse todas las noches jugando al futbol¨ªn y cosas as¨ª... Oye... ?Te han dicho que tienes un tipito precioso de hombreport¨¢til? Mi marido tambi¨¦n es chiquit¨ªn... chiquit¨ªn...
El camarero secund¨® la orden de Bisc¨²ter, rellen¨® la copa de la mujer repuso el whisky en el apurado vaso del Sombre y dedic¨® a la pareja una mirada que reflejaba su profundo escepticismo sobre el porvenir de la humanidad.
-Y es que est¨¢ buena Zaragoza... ?Le¨ªste en el Heraldo de Arag¨®n lo que contaban el otro d¨ªa del alcalde y Agustina?
-Zaragoza, la moderna Babilonia. Me gusta como mueves los labios, Irene:
-?Bingo!
-Quisiera que me contaras cosas ... cosas... cosas ... pero no aqu¨ª...
-Otra vez ibingo.... Me dices unas preciosidades que' nunca me ha dicho nadie.
Recogi¨® el bolso que ten¨ªa sobre la barra, se lo puso en bandolera y orden¨®:
-Paga y s¨ªgueme.
Salieron al hall, a la calle, la sigui¨® Bisc¨²ter hasta el parking, subi¨® al coche japon¨¦s de la titi y admir¨® su conducci¨®n serena por una Zaragoza entregada a miles de noct¨¢mbulos muertos de calor. Aparc¨® en un garaje privado, con ascensor directo a los pisos y, nada m¨¢s entrar en ¨¦l, cogi¨® a Bisc¨²ter por el cogote y le comi¨® los labios. Se enred¨® el hombre en la mujer liana y lo hab¨ªa conseguido cuando se detuvo el ascensor. Corri¨® en pos de la entregada hembra, se zambull¨® en el rect¨¢ngulo. de la puerta abierta y cuando quiso recuperar la l¨®gica de la situaci¨®n, le pareci¨® que algo hab¨ªa cambiado. La titi le miraba con cara de cachondeo y Rold¨¢n le tend¨ªa una mano... ancha...
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