Rold¨¢n tiende una mano
-Las cinco mil pelas, julai... Te las he dado para que te fueras de putas, no para que me robaras la titi.Rold¨¢n tend¨ªa la palma de una mano abierta y la titi re¨ªa como una loca y tanta fue su risa que le vinieron orines y se fue corriendo con los muslos apretados hacia el interior del apartamento.
-Eres poca cosa pero te he visto en la cloaca y he pensado: a este t¨ªo le pongo el pringue de la titi y se engancha. Debes tener m¨¢s hambre de sexo que un cosmonauta watusi. Ahora, larga... ?de qu¨¦ equipo eres? ?De Interior? ?De Presidencia del Gobierno? ?De Defensa? ?De Obras P¨²blicas?... ?Del conde de God¨¦? ?De Polanco? ?De Asensio? ?De los hermanos Ansones?... ?De la burgues¨ªa catalana?... ?De Mario Conde? ?De la Rosa? ?De Jorge Valdano? ?De la Junta de Galicia?... ?... fracci¨®n monse?or Rouco? ?... fracci¨®n Lendoiro?... ?De la fontaner¨ªa de los j¨®venes soci¨®logos austro-h¨²ngaros?... ?Del lobby andaluz de Izquierda Unida?... Tengo una lista completa de servicios secretos espa?oles y muy pobret¨®n ha de ser el que te ha contratado.
El supuesto Rold¨¢n puso sus manazas sobre los hombros del desvalido, pero Bisc¨²ter se revolvi¨®, tom¨® distancia y dispuso una defensa de karateca, con los ojitos estudiando los futuros movimientos de Rold¨¢n y las manos convertidas en hachitas que hend¨ªan el aire. Rold¨¢n le larg¨® una patada despreciativa y Bisc¨²ter de un salto se subi¨® a un sof¨¢ donde prosigui¨® sus ritos karatecas para indignaci¨®n suprema de su antagonista, que esta vez arremeti¨® lanzando bofetadas al vac¨ªo, porque Bisc¨²ter, de otro salto de bailar¨ªn del Bolchoi antes de la ca¨ªda del muro de Beffin, se situ¨® a la espalda del sorprendido Rold¨¢n que por un instante no sab¨ªa d¨®nde ten¨ªa a su enem¨ªgo. En ¨¦stas regres¨® la evanescente y no entendi¨® lo que ve¨ªa: Rold¨¢n la miraba vacilante como si estuviera a punto de caerse y tras ¨¦l, Bisc¨²ter brincaba sobre sus piernas al¨¢mbricas al tiempo que mov¨ªa los brazos como aspas y gritaba guturalmente:
-?Orient!
-?Qu¨¦ graciosos est¨¢is los dos!
Volv¨ªa a re¨ªrse la tifi y Rold¨¢n mugi¨® como un toro herido y embisti¨® contr a el alfe?ique al que apenas alcanz¨® en el brinco de retroceso, tan afortunado que aun recibiendo un peque?o impacto de la cabeza ovoide, peor parte llev¨® el ariete porque demasiado confiado en topar con el obst¨¢culo dio de bruces en el suelo, empezaron a sangrarle las narices y sequejaba o blasfemaba seg¨²n un ritmo paralel¨ªstico: queja... blasfenua... queja... blasfemia...
Compadecido Bisc¨²ter con el ca¨ªdo, le ayud¨® a sentarse en el suelo ya con la escasa ayuda de la mujer que a¨²n segu¨ªa ri¨¦ndose intermitentemente. No s¨®lo sangraba la nariz de Rold¨¢n, sino que ten¨ªa un labio partido y, al abrir la boca para escupir la sangre, Bisc¨²ter pudo ver dos, puentes de oro.
-De lo que estoy seguro es de que este Rold¨¢n es falso. Pero pudo m¨¢s en ¨¦l la voluntad de servicio y fue al cuarto de ba?o. Revolvi¨® en el botiqu¨ªn, donde s¨®lo enco?tr¨® condones, vaselinas, pastillas de ¨¦xtasis y tuvo que conformarse con empapar de agua una toaHa y volver al escenario del drama. Rold¨¢n parec¨ªa agonizar ensangrentado, sentado en el suelo, con la espalda apoyada en el dorso de un sof¨¢. La titi hab¨ªa desaparecido. Bisc¨²ter se inclin¨® sobre el gimiente y le limpi¨® la sangre de la cara luego le oblig¨® a tumbarse con la cabeza hacia atr¨¢s para cortar la hemorragia y dej¨® la toalla ensangrentada en su mano. Se quejaba el posible Rold¨¢n incongruentemente, mientras. Bisc¨²ter trataba de hacerse una composici¨®n de espacio y tiempo.
-?Usted no es Rold¨¢n!
-?Ya se lo dije en los f¨²tbolines...!
-Pero va disfrazado de Re¨ªld¨¢n... como los otros dos, ?Por qu¨¦?
El hombre se llev¨® una mano desmayada hacia el bolsillo interior de su chaqueta, pero no ten¨ªa fuerzas para conseguir lo que quer¨ªa. Con una cabezada propuso a Bisc¨²ter que le ayudara.
-Coja el billetero...
Le obedeci¨® utilizando la punta de los dedos.
-El papelico doblado con las Visas...
Bisc¨²ter extrajo el papelito y devolvi¨® el billetero a su sitio con cinco mil pesetas de m¨¢s. Ya de pie, Bisc¨²ter desdobl¨® el papel. Una gacetilla de anuncios de Abc: "Rold¨¢n. Si usted se parece al ex director general de la Guardia Civil y habla con acento aragon¨¦s, escriba y env¨ªe una fotograf¨ªa al apartado de Correos 7.324, Madrid. Esto es Hollywood".
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