El Papa mantiene su visita a Bosnia pese a sus visibles molestias f¨ªsicas
La ONU no ha respondido todav¨ªa a la petici¨®n de seguridades y garant¨ªas hecha por el Vaticano ante la visita del Papa Juan Pablo II a Sarajevo, la capital de Bosnia, el pr¨®ximo 8 de septiembre. A pesar de los sufrimientos f¨ªsicos visibles que el Papa tuvo el domingo durante la misa que celebr¨® en Cogne (Valle de Aosta), donde veranea, el portavoz de la Santa Sede, Joaqu¨ªn Navarro Valls, dijo que la decisi¨®n pontificia de ir a Sarajevo es irreversible y que no ser¨¢ la pierna papal la que haga anular el viaje. Navarro rest¨® ayer importancia al malestar pontificio.Tras las amenazas del l¨ªder serbo-bosnio Radovan Karadzic, quien el pasado jueves habl¨¦ de posibles atentados contra el Papa, y las advertencias del metropolitano ortodoxo de Serbia, Jovan, que ha desaconsejado a Juan Pablo II la visita, Wojtyla sigue firmemente decidido a visitar la ciudad asediada en el d¨ªa de la Natividad de Mar¨ªa Virgen (la virgen es la preferida de sus advocaciones celestiales y a ella tiene dedicado el lema de su pontificado, Totus tuus).
Sin embargo, la Secretar¨ªa de Estado vaticana intenta en estos d¨ªas conciliar los deseos papales con unas condiciones de seguridad, garantizadas por las Naciones Unidas, que dispondr¨ªa el avi¨®n en el que el Papa se trasladar¨ªa a Sarajevo. Sobre todo, desde la reanudaci¨®n de las actividades b¨¦licas.
Delicad¨ªsima salud
La pr¨¢ctica totalidad de los peri¨®dicos italianos destacaba ayer, junto a los problemas pol¨ªtico-militares de la que ser¨ªa primera visita de un Papa a los Balcanes, la delicad¨ªsima salud de Juan Pablo II, operado el a?o pasado de un tumor de colon y con dos ca¨ªdas en los ¨²ltimos meses. El bast¨®n se ha convertido ya en integrante de la figura papal, excepto en contadas ocasiones.
El domingo los miles de fieles asistentes a la misa en el valle de Aosta pudieron ver al Papa bajar las escaleras una a una, agarr¨¢ndose a la barandilla con las dos manos, y poner un infinito gesto de dolor cuando, tras la misa, dio un paso en falso. La televisi¨®n, por otra parte, permiti¨® ver la mueca de sufrimiento de Juan Pablo II en mitad de una ceremonia en la que se le iba la voz y que interrumpi¨® durante segundos llev¨¢ndose la mano al est¨®mago.
Esta situaci¨®n contrasta con los frecuentes comunicados cl¨ªnicos que surgen del entorno del Pont¨ªfice y que desbordan optimismo sobre la salud de Juan Pablo Il.
De su voluntad -f¨¦rrea siempre, por otra parte- de estar en Sarajevo el d¨ªa 8 de septiembre, a nadie pueden caberle dudas. Juan Pablo II tiene esa forma de autoinmolaci¨®n que le ha llevado recientemente, con motivo de la operaci¨®n del f¨¦mur en abril, a interpretar sus estancias hospitalarias -al igual que hiciera tras el atentado que sufri¨® hace 13 a?os en la plaza de San Pedro- como prenda a pagar por las culpas dolores de la Humanidad.
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