Alivio para Clinton
MUCHA FALTA le hac¨ªa al presidente norteamericano, Bill Clinton, una victoria como la obtenida el jueves al aprobar finalmente el Senado, su proyecto de ley contra el crimen. Con ciertas modificaciones, especialmente en el apartado de gastos, la ley fue aprobada apenas dos semanas despu¨¦s de haberle sido devuelta a Clinton debido al rechazo mayoritario en el Congreso. Clinton ha dedicado toda su capacidad de persuasi¨®n y presi¨®n a la aprobaci¨®n de esta ley. Por buenas razones. Desde hace tiempo, el presidente norteamericano no sufre m¨¢s que reveses, tanto en la pol¨ªtica interior, como en la exterior. Al menos, ¨¦sa es la impresi¨®n generalizada entre la opini¨®n p¨²blica norteamericana. Y sabido es que a ¨¦sta no le gustan los perdedores. La popularidad de Clinton se ha ido desmoronando. De haberle sido rechazada de nuevo la ley contra el crimen, las posibilidades de una rotunda victoria republicana en las elecciones al Congreso, y de gobernadores en noviembre pr¨®ximo se hubieran disparado al alza. Y hubiera convertido en una certeza el fracaso del presidente en la solicitud de aprobaci¨®n d¨¦ la ley que ¨¦l mismo considera piedra angular de su mandato, la ley de sanidad.
Poco gratificante ha sido el verano para el presidente norteamericano. Sus titubeos en la crisis de Hait¨ª y sus amagos en el conflicto yugoslavo ya hab¨ªan creado la impresi¨®n de debilidad e indecisi¨®n. La crisis de los refugiados cubanos, los continuos cambios de opini¨®n respecto a la forma de afrontarla y una manifiesta falta de recursos que ha acabado dando la iniciativa a Castro no han hecho sino agravar la situaci¨®n del presidente. Una derrota de su ley contra el crimen hubiera sido una mediana cat¨¢strofe para la Casa Blanca. Seis republicanos acabaron votando con los senadores dem¨®cratas en favor de la ley, aprobada por 61 votos a favor y 38 en contra.
El crimen es hoy, con diferencia, el mayor problema interno de Estados Unidos. Grandes zonas c¨¦ntricas de muchas urbes son ya hoy casi zonas de guerra, en las que mandan, se combaten entre s¨ª y aterrorizan a la poblaci¨®n bandas juveniles, traficantes y organizaciones criminales de todo tipo. Las estad¨ªsticas sobre actos violentos son estremecedoras. Unas 38.000 personas mueren anualmente por arma de fuego en EE UU. La oleada de violencia, en gran parte relacionada con el tr¨¢fico y consumo de drogas, ha dejado a grandes bolsas de poblaci¨®n a merced de la delincuencia, y cada vez se extiende m¨¢s hacia zonas suburbanas de clase media.
Para combatir esta plaga, que ya se califica sin ambages de emergencia nacional, Clinton hab¨ªa preparado la ley, que se basa en un fuerte incremento de medios de los dispositivos policiales construcci¨®n de nuevas c¨¢rceles y mejora de, las existentes, prohibici¨®n de las armas de asalto, aumento de los supuestos delictivos a castigar con la pena de muerte y programas de prevenci¨®n. Incremento simult¨¢neo de la represi¨®n y la prevenci¨®n deb¨ªan crear el equilibrio que hiciera posible un amplio apoyo. No fue as¨ª en un principio. Los republicanos, pero tambi¨¦n muchos dem¨®cratas, movilizados por el lobby de la Asociaci¨®n Nacional del Rifle (?RA), hicieron causa com¨²n para impedir la prohibici¨®n de las armas de asalto. Y, los republicanos se lanzaron a una campa?a implacable contra los gastos de prevenci¨®n, seg¨²n ellos una nueva versi¨®n de programas sociales que s¨®lo habr¨ªan servido para fomentar el abuso y el parasitismo social.
Clinton ha tenido que rebajar considerablemente los costes de sus programas, pero ha logrado mantener la prohibici¨®n de 19 tipos de armas de asalto. La aprobaci¨®n de la ley es un alivio para el maltrecho Clinton, aunque hay muchos indicios de que ser¨¢ pasajero. Mientras la crisis cubana contin¨²a su escalada y en Washington no parece haber idea alguna sobre c¨®mo hacerle frente, en septiembre el presidente se habr¨¢ de enfrentar a la votaci¨®n de la ley de sanidad. Ya el retraso del debate supone para Clinton una dificultad a?adida. Sus adversarios son muchos y poderosos, y es extremadamente dif¨ªcil que pueda lograr una alianza como la que ahora le ha dado la victoria en el Senado.
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