El callej¨®n sin salida egipcio
La democracia, v¨ªctima de la lucha sin cuartel del r¨¦gimen de Hosni Mubarak contra el integrismo
La piedra Roseta del Egipto contempor¨¢neo no tiene traductor. Empe?ado en representar ante Occidente una pantalla liberal, el rais Hosni Mubarak se escuda en la guerra declarada por los integristas musulmanes contra el "r¨¦gimen imp¨ªo" para mantener una ficci¨®n de democracia. Las fuerzas de seguridad est¨¢n ganando la guerra a los barbudos, pero nadie sabe con certeza a qu¨¦ precio. En cualquier caso, si a la victoria militar y policial no le sigue una pol¨ªtica que cambie de forma perceptible la vida de la mayor¨ªa de los 60 millones de habitantes del pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo ¨¢rabe el integrismo musulm¨¢n volver¨¢ a convertir se en una opci¨®n apetecible para los desheredados del Nilo.Las autoridades esgrimen el ejemplo argelino para desestimar las demandas democratizadoras de la oposici¨®n laica. Un argumento que el soci¨®logo Saad El Din Ibrahim califica de "peregrino" ya que "la mayor¨ªa de los egipcios no est¨¢ por la creaci¨®n de una rep¨²blica isl¨¢mica. Lo que la gente necesita es desarrollo para mejorar su nivel de vida. Es cierto que el Gobierno est¨¢ ganando la guerra a los integristas, a pesar de incidentes est¨²pidos y aislados, como el asesinato de un ni?o espa?ol el pasado viernes, pero si el r¨¦gimen no aprovecha su victoria militar para democratizarse y fomentar el desarrollo, la influencia de los fundamentalistas isl¨¢micos volver¨¢ a crecer", sostiene El Din Ibrahim.
Un miembro destacado de una organizaci¨®n dedicada a la lucha por los derechos humanos, que por razones obvias prefiere permanecer en el anonimato, est¨¢ convencido de que si los islamistas alcanzaran el poder el pa¨ªs se vendr¨ªa abajo. "Egipto no tiene petr¨®leo, como Ir¨¢n, y si nos qued¨¢ramos aislados del mundo nos ver¨ªamos obligados a comer hierba". Frente a las cifras oficiales, que hablan de 15 integristas ejecutados, ¨¦l menciona 50 en los ¨²ltimos tres a?os. Frente a los 10.000 detenidos que reconoce el r¨¦gimen, ¨¦l, se refiere a entre 50.000 y 60.000, muchos de ellos en condiciones deplorables. "Lo que el pa¨ªs necesita es m¨¢s desarrollo y menos corrupci¨®n, no m¨¢s polic¨ªa", dice esta fuente.
De alguna manera, las apreciaciones de este activista, coinciden con el comunicado fabricado por el Ministerio de Exteriores egipcio que su Embajada en Espa?a distribuy¨® en junio pasado a las agencias de viajes. El comunicado afirma: "Cualquiera que observe la situaci¨®n de la seguridad en Egipto puede constatar que actualmente se ha tranquilizado mucho y que la actividad terrorista de grupos integristas ha comenzado a desaparecer de la calle egipcia, gracias a la campa?a de informaci¨®n y clarificaci¨®n nevada a cabo por las autoridades competentes". Una campa?a que acciones como la de la Gama¨¢ Islamiya (Agrupaci¨®n Isl¨¢mica) el pasado viernes, en la que result¨® muerto el ni?o valenciano Pablo Us¨¢n, de nueve a?os, demuestra que la victoria del Estado egipcio est¨¢ lejos de ser tan total como pregona.
Los radicales isl¨¢micos pretenden herir al r¨¦gimen donde m¨¢s le duele. En la primera industria del pa¨ªs, el turismo, que con sus 3.000 millones de d¨®lares anuales (m¨¢s de 390.000 millones de pesetas) dobla los ingresos del canal de Suez.
Para los habitantes de suburbios miserables de El Cairo, el islamismo radical representa la ¨²nica esperanza de una vida digna. Al menos as¨ª se encargan de vend¨¦rselo los profetas del "Islam como salvaci¨®n". El r¨¦gimen ha sido incapaz de gestionar eficazmente la ayuda que recibe de pa¨ªses como Estados Unidos -Egipto es, despu¨¦s de Israel, el segundo destino mundial de la ayuda procedente de Washington- Una ayuda que las arenas de la corrupci¨®n devoran de forma insaciable. El callej¨®n de Egipto se puede quedar sin salida si el r¨¦gimen, no concilia su lucha contra los enemigos de la democracia con aut¨¦ntica democracia y desarrollo.
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