La Mostra de Venecia abre una etapa cr¨ªtica

La 51? edici¨®n de la Mostra de Venecia se inaugura ma?ana en el Lido con un futuro incierto, una falta de dinero y estructuras repetidamente denunciada -y recordada especialmente una vez al a?o- y el deseo de un cambio radical expresado por su director, Gillo Pontecorvo, que inaugura para el festival una interactividad que rellene con la participaci¨®n de todos los amantes del cine el espacio existente entre los autores que ofrecen sus pel¨ªculas y un p¨²blico a menudo pasivo. Espa?a participa con La teta y la luna, de Bigas Luna, que se presenta el 8 de septiembre.

La Mostra se abre en un ambiente no exento de pol¨¦micas: desde las afirmaciones de Franco Zeffirelli de que lo mejor que puede pasar con ella es que se la trague el Adri¨¢tico, al cuestionamiento, felizmente solventado, de la presencia en el jurado de Mario Vargas Llosa, al que puso peros democr¨¢ticos el fil¨®sofo y consejero de la Bienal veneciana Umberto Curi.Gillo Pontecorvo, que por tercer a?o dirige el festival, aconseja "iniciar un cambio" del mismo, provocar el nacimiento de una nueva concepci¨®n de una Mostra a la que la Bienal ha dedicado en esta edici¨®n casi 6.000 millones de liras -unos 500 millones de pesetas-. Y explica que deber¨ªa convertirse en "una cita anual en la que, durante dos semanas, quien hace cine, lo escribe o lo ama, se encuentra y aprovecha este periodo para profundizar los problemas y el autoconocimiento de nuestro oficio".

Para que se vea que el Gobierno presta atenci¨®n al s¨¦ptimo arte -sobre todo cuando se tienen en propiedad una serie de distribuidoras y salas cinematogr¨¢ficas, adem¨¢s de tres canales de televisi¨®n- han anunciado su paso por el Lido una serie de primeras figuras del Ejecutivo y las instituciones. Ir¨¢ a Venecia la presidenta de la C¨¢mara de Diputados Irene Pivetti, que se confiesa atra¨ªda principalmente por Harrison Ford. Ir¨¢ el subsecretario de la Presidencia, Gianni Letta, y los ministros Fisichella, D'Onofrio y Fiori. Y asistir¨¢ a la clausura el presidente del Senado, Carlo Scognamiglio.

Los observadores de la Mostra han dicho que esta edici¨®n se celebra muy al masculino. Y no s¨®lo por el producto que desembarca de Hollywood, sino tambi¨¦n por parte del made in Italy. En este ¨²ltimo g¨¦nero, el de casa, el cine de este a?o no refleja grandes tipos: Diego Abatantuono, en sinverg¨¹enza y liante, se trasladar¨¢ a un pa¨ªs del Este para intentar vender un toro robado (Il toro, de Mazzacurati). Michelle Placido demostrar¨¢ sus escasos escr¨²pulos al intentar desviar dinero p¨²blico a los propios refugiados albaneses mediante una f¨¢brica de calzado falsa (Lamerica, de Gianni Amelio). Le acompa?a en esta pel¨ªcula un Enrico Lo Verso iluso y bastante indocumentado. Son hombres de poca monta, sin grandes metas, arribistas y fr¨¢giles los que presenta este a?o el cine italiano. Y mucho menos sueltos que los asesinos americanos, que en el filme de Oliver Stone (Natural born killers) matan con gran soltura, riendo, carniceros de mucho mundo. Esta ¨²ltima pel¨ªcula est¨¢ llamada a ser una de las m¨¢s discutidas del festival.

La loter¨ªa de las estrellas -?vendr¨¢n o no vendr¨¢n?- se ha ya desatado. Estar¨¢n Harrison Ford, Robert de Niro, Jack Nicholson, Tom Hanks y Anthony Quinn, Phillippe Noiret y Mathilde May. Probable la aparici¨®n de Arnold Schwarzenegger, mientras que Woody Allen tiene en ascuas a todos.