El cisne est¨¢ triste
La versi¨®n cubana del Lago tiene prestigio y solera. El cuerpo de baile es parejo al evolucionar, pero la calidad intr¨ªnseca del grupo no es altamente meritoria (asunto de pies, de estilo que se desdibuja y vulgariza a veces); cumplen a secas las hileras de patos, pero no remontan vuelo.Es el Lago el doctor Jeckyll y mister Hyde del ballet (cisne blanco y cisne negro, respectivamente). El acto blanco es el libro de estilo del academicismo, y Rosario Su¨¢rez es la ¨²nica artista cubana, hoy d¨ªa, en posesi¨®n de esa madurez a la vez que temple para dar vida a un cisne atormentado por el encantamiento y la fatalidad, por el mal que la rodea y del que finalmente se libera. Su Odette es teatralmente trist¨ªsima, profunda y potente a la vez, en rebeld¨ªa contra la noche a la que le quiere condenar el hechicero. La fuerza de su cisne blanco est¨¢ en su sinceridad y su amor por esa danza que puede ser de vida y de muerte a un tiempo. Rosario-Odette se muestra indestructible, victoriosa.
Ballet Nacional de Cuba
El lago de los cisnes (Segundo acto y Pas de trois del primer acto): Chaicovski Ivanov-Alonso. Teatro Alb¨¦niz, Madrid. 28 de agosto.
A los pocos minutos de salir a escena, Su¨¢rez resbal¨® y toc¨® tierra, pero para eso tiene las mejores alas-brazos de su compa?¨ªa y de ah¨ª en adelante todo fue emoci¨®n, atendida con cuidado por Lienz Chang en un sol¨ªcito pr¨ªncipe Sigfrido. Su adagio tuvo l¨¢grimas, musicalidad, baile mayor donde la t¨¦cnica se olvida en funci¨®n de la belleza (Zaj¨¢rov lo expres¨® brillantemente con aquello de que una cosa era "hacer fouett¨¦s y otra bailar fouett¨¦s").
El pas de trois tuvo int¨¦rpretes valiosos en Emma L¨®pez, Alberto Terrero y Lorna Feijo¨®, aunando la gracia cortesana del original con las exigencias virtuos¨ªsticas de la versi¨®n criolla.
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