Europa y los fundamentalismos
Los analistas del proceso de reislamizaci¨®n que est¨¢n siguiendo los acontecimientos en los pa¨ªses ¨¢rabes frecuentemente recurren a modelos y causas relacionados con la historia contempor¨¢nea. Por un lado, se refieren a los totalitarismos del siglo XX, y especialmente al fascismo; por otro, recurren al colonialismo, a la frustraci¨®n provocada por el subdesarrollo o, al contrario, a la abundancia creada por el dinero f¨¢cil -proveniente del petr¨®leo- y a la falta de modelos a seguir, una vez acabados y hundidos los modelos filosovi¨¦ticos, o mezcla de nacionalismo-socialismo, a la manera de Nasser, del FLN de Bumedi¨¢n, o de Gaddafi (salvando las distancias).Sin desvalorizar los an¨¢lisis que se establezcan partiendo de los efectos econ¨®micos y pol¨ªticos provocados por todos o algunos de estos factores, deber¨ªamos tener en cuenta que las sociedades isl¨¢micas tienen su propio proceso, que, como en toda sociedad fuerte y compleja, para no destruirse, deben guardar una cierta relaci¨®n con su pasado, con sus mitos y h¨¦roes nacionales, con sus creencias, s¨ªmbolos y costumbres y con su entorno.
Si miramos el fen¨®meno de una manera no est¨¢tica -los islamitas parecen pretender una sociedad est¨¢tica-, sino como un proceso en evoluci¨®n, deber¨ªamos observar nuestro propio pasado. Creo que la sociedad europea de los siglos XVI y XVII, inmersa en las guerras de religi¨®n e intensamente preocupada por una reevangelizaci¨®n y una nueva moralizaci¨®n de las costumbres, puede aportamos algunas ideas para el an¨¢lisis del proceso de las sociedades isl¨¢micas.
Para no extenderme en una prolija y detallada comparaci¨®n de elementos entre la evoluci¨®n de las sociedades isl¨¢micas actuales y las europeas de la edad moderna, valorando lo que son elementos an¨¢logos y lo que constituyen claras diferencias en ambos procesos, indicar¨¦ s¨®lo algunas pautas y elementos que guardan relaci¨®n:
- La sacralizaci¨®n de la vida cotidiana.
- La nueva religiosidad basada en fuertes contenidos m¨ªsticos.
- La difusi¨®n de una nueva ¨¦tica, que transforma costumbres ya arraigadas.
- La estructuraci¨®n de un amplio movimiento religioso urbano.
- La aparici¨®n de numerosas comunidades laico-religiosas.
- La renovaci¨®n de los grupos religiosos.
- La preocupaci¨®n por la formaci¨®n general basada en el adoctrinamiento religioso y la catequesis.
- Renovaci¨®n de los conflictos entre el poder civil y el religioso.
- Participaci¨®n de las ¨¦lites humanistas en las batallas por los dogmas, los contenidos religiosos y la organizaci¨®n de grupos religiosos.
De esta forma, nuestras calles se llenaron de espectaculares procesiones y de edificios y, colegios religiosos; nuestra vida cotidiana deb¨ªa seguir, al menos aparentemente, una pauta de buen cristiano y de moralidad p¨²blica intachable; nuestro verbo deb¨ªa refrenarse para no topar con los cofrades que velaban por el buen y bendito nombre de Jes¨²s; los libros pod¨ªan ser requisados y quemados; la delaci¨®n estaba a la orden del d¨ªa, y el analfabetismo pod¨ªa ser considerado como bueno y suficiente para un cristiano viejo.
Las liberales, tolerantes e ilustradas sociedades europeas olvidan que han conquistado un. mont¨®n de cosas -desde los parlamentos libres y los derechos humanos a la alfabetizaci¨®n total de la sociedad- en un proceso que ha durado m¨¢s de 200 a?os, que desde los siglos de la reevangelizaci¨®n a la actualidad han padecido inmensos y dolorosos procesos de cambio durante los siglos XVIII y XIX.
Quiz¨¢ deber¨ªamos analizar todo esto -y m¨¢s- para luchar eficazmente contra la intolerancia m¨¢s o menos ilustrada del nuevo islam.-
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