La segunda parte, con Mano Negra y con la polic¨ªa en la puerta, s¨ª fue buena
Los franceses abarrotaron Rev¨®lver tras ser desalojados el d¨ªa anterior de otro local
FERNANDO ??IGUEZ En un intervalo de 24 horas, los franceses Mano Negra han protagonizado dos acontecimientos musicales de excepci¨®n: el primero acab¨® con la intervenci¨®n de la Polic¨ªa Municipal, y el segundo -la madrugada del jueves en la sala Rev¨®lver-, con un lleno hasta la bandera. El concierto de los franceses, lejos del grunge que hab¨ªa abarrotado Las Ventas con el concierto de Red Hot Chili Peppers, acab¨® con un p¨²blico entregado al grito de "insumisi¨®n" o "el pueblo unido jam¨¢s ser¨¢ vencido". Fue tal el ¨¦xito de los galos que tuvieron que hacer doblete en la misma noche.
La celebraci¨®n del segundo evento corri¨® de boca a boca, aunque alguna emisora de radio lo lanz¨® a las ondas. Ante la diminuta puerta de la sala madrile?a se mont¨® una de las aglomeraciones m¨¢s impactantes que haya tenido Madrid en sus ¨²ltimos conciertos. Todos llegaron a la puerta. Los fans de los Mano Negra, que son muchos, los periodistas y la polic¨ªa. S¨®lo unos cuantos entraron. Esta vez, el problema no era ni la banda ni el sonido. La culpa se achac¨® en esta ocasi¨®n a que hab¨ªa demasiada gente y que la puerta era demasiado peque?a.Mientras unos se desesperaban fuera, dentro unos encantados Mano Negra comenzaron su desmadre cuando todav¨ªa la sala no estaba llena. Se supon¨ªa que eran nueve las personas que conformaban esa noche la heterodoxa formaci¨®n gala, pero cuando apenas llevaban interpretadas un par de coplas, el escenario estaba invadido por un buen n¨²mero de aficionados enloquecidos que lo transformaron en su pista de baile durante todo el primer pase.
Los m¨²sicos franceses estaban muy contentos. El concierto fallido de la noche anterior se estaba cobrando su venganza. Mano Negra es un grupo pele¨®n y cuantas m¨¢s dificultades se le pongan, m¨¢s airoso sale del trance.
La segunda tanda
Cercanas las tres y media de la madrugada, Mano Negra inici¨® su segunda tanda. Para entonces la sala estaba tan llena que el aire acondicionado apenas serv¨ªa. En esa inmensa sauna los galos trajeron su reconfortante desorden. Los compases de El desorden, la canci¨®n con la que el paname?o Nando Boom inici¨® en El Caribe hispano el movimiento de reggae en espa?ol, desencadenaron una fren¨¦tica tanda de raps y reggaes coreados por los presentes que parec¨ªan salir de un concurso de camisetas mojadas.
El grunge quedaba muy lejos. Gritos de "insumisi¨®n" o "el pueblo unido jam¨¢s ser¨¢ vencido" jalonaron la descoyuntada y vitalista actuaci¨®n de Mano Negra. El cantante de Celtas Cortos, que aseguraba haber venido de Valladolid para ver a los Peppers, reconoc¨ªa al final que ¨¦stos no le "hab¨ªan llegado" y sin embargo los franceses le "hab¨ªan dado en todas las tripas". No falt¨® tampoco Pablo Carbonell (cantante de Los Toreros Muertos), que hizo un alto en el rodaje en el que participa estos d¨ªas para no perderse la actuaci¨®n de Mano Negra. Carbonell, molesto con la actuaci¨®n policial del d¨ªa anterior, asegur¨® que "si el alcalde de Nueva Orleans hubiera sido ?lvarez del Manzano el jazz nunca hubiera existido". Ambite, el guitarrista de Los Pistones, que dej¨® aparcada su Harley Davidson en la puerta, se mostr¨® tambi¨¦n encandilado con los franceses.
Mano Negra se encerr¨® en el camerino y el personal se enfund¨® de nuevo sus camisetas. Se volvieron a ver las de Red Hot Chili Peppers, que sirvieron para recordar c¨®mo hab¨ªa empezado la noche.
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