Un revolucionario tranquilo
El l¨ªder del Sinn Fein se ha servido mas de la estrategia que de la acci¨®n
Perfectamente encorbatado y trajeado, cada pelo de la barba en su sitio, Gerald, Gerry Adams, presidente del Sinn Fein y l¨ªder pol¨ªtico del IRA, podr¨ªa pasar perfectamente por un pol¨ªtico dem¨®crata o un miembro de cualquier equipo de asesores del presidente Bill Clinton. Cualquier cosa, menos un revolucionario, suponiendo que este t¨¦rmino tenga alg¨²n significado a estas alturas. En realidad, Gerry Adams, parece lo que es: un habil¨ªsimo pol¨ªtico de mirada inexpresiva y maneras educadas, triunfador absoluto en esta carrera de obst¨¢culos que ha durado dos a?os de procelosas negociaciones con el Gobierno brit¨¢nico, hasta llegar al alto el fuego del IRA.Adams naci¨® en Belfast hace 45 a?os parec¨ªa destinado a seguir los pasos de un padre luchador por la causa de la Rep¨²blica, que sufri¨® la represi¨®n policial. Pero, aunque activista pol¨ªtico desde que comenz¨® la guerra de los cat¨®licos en el Ulster en 1969 -Adams fue detenido un par de veces- la trayectoria del joven Gerry, su capacidad de autocontrol y su bien amueblada cabeza le hac¨ªan quiz¨¢s m¨¢s apto para las tareas de estratega que para la acci¨®n directa.
En 1973, despu¨¦s de la segunda detenci¨®n, consigui¨® escapar de la c¨¢rcel y atravesar la frontera camino de la siempre amistosa Rep¨²blica de Irlanda. A partir de ese momento pas¨® a ocupar cargos cada vez m¨¢s relevantes en su partido. Despu¨¦s de largas etapas de negociaciones secretas con los brit¨¢nicos, de conatos de alto el fuego, de sangre sudor y l¨¢grimas, la apuesta por la paz de Adams parece estar a punto de verse coronada por el ¨¦xito.
El alto el fuego anunciado por el IRA el 31 de agosto pasado, es casi un ¨¦xito personal. En el gueto cat¨®lico de Falls Road lo saben y all¨ª Adams, que ya era considerado como un h¨¦roe, ha pasado a ser poco menos que san Gerry. Dicen quienes le conocen que asombra su capacidad de autocontrol y el grado de frialdad que puede adoptar en momentos de gran tensi¨®n emocional. No en vano se ha curtido en la lucha infernal que se llev¨® por delante a amigos y camaradas a lo largo de 25 a?os. ?l, promotor de la violencia, la ha sufrido en su carne. Siendo ya parlamentario por Wetsminster, en 1984, pistoleros de la Asociaci¨®n para la Defensa del Ulster le hirieron de consideraci¨®n.
Casado en 1972 con una amiga del barrio, Colette McCardle, y padre de un hijo adolescente, la vida de Adams se mantiene en un plano de absoluto secreto. Vive en la sombra. Guardaespaldas de mirada insolente le acompa?an a todas partes. El mi¨¦rcoles pasado, con los brazos repletos de ramos de flores, Gerry Adams record¨® a los vecinos de Falls Road que las cosas no ser¨ªan como son hoy para ellos, si el IRA no hubiera empu?ado las armas. ?Acaso no hab¨ªa otra salida para los cat¨®licos, desprovistos de derechos, marginados y despreciados por la comunidad protestante? La violencia del IRA provoc¨® tambi¨¦n la llegada de las tropas brit¨¢nicas, la disoluci¨®n del Parlamento aut¨®nomo de Stormont y una escalada de horror que se ha cobrado 3.170 vidas y que ha configurado la fisonom¨ªa especial de Belfast, no muy alejada de la de Beirut. Barreras policiales, muros de. cemento separando comunidades rivales y una angustiosa compartimentaci¨®n social que hacen el ambiente del Ulster pr¨¢cticamente irrespirable. Cierto que los cat¨®licos no han considerado nunca la p¨¦rdida de ese Gobierno aut¨®nomo, controlado siempre por los Unionistas, como una cat¨¢strofe. Pero tampoco todos los cat¨®licos tienen la mentalidad de Falls Road. Un mundo de empobrecidas perspectivas, anclado en el pasado, donde los colegios, cat¨®licos por supuesto, no son mixtos, y donde cada pareja tiene una media de cuatro hijos.
En Falls Road, Gerry Adams era ya un h¨¦roe. Para los taxistas que atraviesan la calle con los coches repletos de pasajeros que comparten carrera, es casi, casi, un Dios. "Este Gerry s¨ª que es listo, es el que manda de verdad en el IRA", opinan los m¨¢s atrevidos. Algo que siempre sospecharon los servicios de espionaje brit¨¢nicos, aunque nunca pudieron probar. Convertido en un pol¨ªtico constitucional, Adams ha sido diputado de Westminster hasta 1992, aunque nunca se sent¨® en la C¨¢mara de los Comunes. En las elecciones de ese a?o perdi¨® su esca?o. A la luz de los acontecimientos posteriores, no parece que haya sido una p¨¦rdida esencial.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.