El Atl¨¦tico est¨¢ preso de su destino
La tarde perteneci¨® a Mijatovic, autor de tres goles
El Atl¨¦tico est¨¢ preso del destino. Sali¨® humillado de su campo en el primer partido del campeonato y vuelve a meterse en su habitual pozo de desgracias. As¨ª escribe la historia este equipo singular. Nada es sencillo en el Manzanares. Sus verdugos fueron Mijatovic y el Valencia, por este orden. La tarde perteneci¨® a Mijatovic, siempre con ingenio y clase. Marc¨® tres goles, sac¨® de sus casillas a L¨®pez y dej¨® en evidencia al Atl¨¦tico de Madrid. Un fen¨®meno.50.000 hinchas acudieron a la llamada de la Liga. El Manzanares ten¨ªa un aspecto magn¨ªfico, casi desbordante. Cada a?o, la afici¨®n rojiblanca entierra la historia y conf¨ªa en la promesa del buen f¨²tbol, de los grandes resultados, del final de la desesperanza. Convocada por la ilusi¨®n, el p¨²blico salud¨® a su equipo, enton¨® los c¨¢nticos y esper¨® la victoria. No fue f¨¢cil. Mediado el primer tiempo, marc¨® Mijatovic y el p¨²blico se vi¨® ante una pel¨ªcula muy vieja. De nuevo un partido complicado, la tensi¨®n, la actitud sufriente que caracteriza al equipo. Ese fue el partido, porque empat¨® el Atl¨¦tico y luego volvi¨® a recibir la segunda pu?alada de Mijatovic y m¨¢s tarde el gol de Salenko. Las voces se apagaron y el des¨¢nimo se apoder¨® de los espectadores. S¨®lo la muchachada del fondo sur continu¨® inasequible con el remedo del "Go west", el himno de la temporada en todos los estadios. Cuando Mijatovic anot¨® el cuarto, el cabreo en el Manzanares era el de costumbre.
Los dos equipos hab¨ªan comenzado el partido con una estructura muy perfilada. Parreira trae el mismo libro del Mundial Juega con cuatro defensas y dos centrocampistas de corte defensivo -Maqueda y Mazinho-. Las bandas est¨¢n ocupadas por Fernando a la derecha y Poyatos a la izquierda. ?se es el dibujo, pero el instinto de los jugadores tuerce las t¨¢cticas. Fernando, por ejemplo, da la impresi¨®n de sentirse inc¨®modo como interior derecha, y con toda raz¨®n. Es un volante de ataque, de los que llegan desde atr¨¢s y te sorprenden en el ¨¢rea. Su cuenta de resultados explica su car¨¢cter como jugador: cada temporada, de forma invariable, se acerca a los quince goles. Su intuici¨®n natural le llev¨® a salirse del gui¨®n en la primera ocasi¨®n del partido. Se fue al medio, cort¨® entre la l¨ªnea defensivo y recibi¨® un pase espl¨¦ndido de Mijatovic. Fernando toc¨® lo justo para marcar, pero la pelota se fue junto al poste por una cuarta,
El Atl¨¦tico quiso apretar al Valencia con la presi¨®n que ordena Maturana. Algo falla, sin embargo, en el equipo. Parece que los jugadores est¨¢n supeditados al sistema. El peor parado es Caminero. Su caso es similar al de Fernando, m¨¢s grave si se tiene en cuenta que su peso en el equipo es mayor que el del centrocampista del Valencia. Caminero, que ha recorrido todas las posiciones posibles desde sus a?os juveniles en el Madrid, es definitivamente un volante de ataque. En esa posici¨®n es un futbolista temible. Pero Maturana le prefiere detr¨¢s, en el medio del campo, y all¨ª se resiente su principal cualidad: su asalto al ¨¢rea.
Un rapto de ingenio de Mijatovic dio comienzo al calvario del Atl¨¦tico. Recibi¨® un pase corrido de Salenko y concret¨® el gol con una facilidad extraordinaria. Escogi¨® el segundo palo, aguant¨® a los defensas y esper¨® a Abel. Lueg¨® toc¨® suave, con muhca delicadeza, como los grandes futbolistas. El Atl¨¦tico, que hab¨ªa tenido su oportunidad en un remate de Valencia que golpe¨® el travesa?o, se sobrepuso y busc¨® el empate sin demasiada impaciencia. El juego era discreto, pero la pelota cada vez estaba m¨¢s cerca de Zubizarreta. En la ¨²ltima jugada de la primera parte, la hinchada respir¨® por fin. Pirri cabece¨® un centro de Simeone y puso el empate.
El hundimiento se produjo en el segundo tiempo. Sin mucho ruido, el Valencia aprovech¨® el inmenso talento de Mijatovic para destruir al Atl¨¦tico de Madrid. Marc¨® muy pronto el segundo y despu¨¦s se anim¨® Salenko, que sac¨® los colores a L¨®pez con regate por detr¨¢s y clav¨® la pelota en la escuadra. El Atl¨¦tico estaba noqueado.
La ¨²ltima media hora fue un desastre. Sin ning¨²n equipaje para intentar la aventura, se meti¨® en las batallas de los perdedores, algo parecido a lo vivido el a?o pasado. Mijatovic se convirti¨® en el objetivo de L¨®pez, incapaz de detenerle. El defensa estaba fuera de s¨ª, el s¨ªmbolo de un equipo que hab¨ªa recibido las peores noticias posibles en el primer partido. El Atl¨¦tico vuelve donde sol¨ªa.
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