Esperanza en Argel
UN RAYO de sensatez, que equivale a decir de esperanza, parece reflejarse en la dram¨¢tica crisis argelina. La junta militar en el poder ha mantenido contactos secretos con representantes del movimiento integrista Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS) en Europa. Mientras Argel negocia de forma un tanto irrelevante con la oposici¨®n democr¨¢tica oficial en el interior del pa¨ªs, portavoces del FIS exponen p¨²blicamente sus cartas sobre la mesa y anuncian su programa de negociaciones.En s¨ªntesis, ¨¦ste consiste en la exigencia de un reconocimiento de su victoria en las urnas en las elecciones anuladas de diciembre de 1991, la liberaci¨®n de todos sus presos pol¨ªticos, entre ellos el l¨ªder de la organizaci¨®n, Madani, y la formaci¨®n de un Gobierno neutral transitorio que organice unos nuevos comicios. A cambio de ello, los integristas se comprometen a reconocer el car¨¢cter republicano del Estado y sus planteamientos democr¨¢ticos, incluida la alternancia en el poder que decidan las urnas. Por supuesto que las exigencias del FIS son maximalistas, no en vano ganaron las ¨²ltimas elecciones celebradas en el pa¨ªs. Pero hay que entenderlo como un punto de partida en la negociaci¨®n.
La junta, con sus discrepancias internas sobre la necesidad de negociar con el poder religioso y guerrillero isl¨¢mico, reserva de momento su respuesta, si bien ya ha reconocido p¨²blicamente la existencia de los contactos.
Desde Europa, sobre todo desde la Europa del sur, vecina de Argelia y de un ?frica del norte en ebullici¨®n, hay que congratularse de que los contactos hayan comenzado y de que, por fin, el Gobierno y el poder militar acepten de una vez que no hay una soluci¨®n puramente militar a la insurrecci¨®n del islamismo. Otra cosa es que el camino a recorrer hasta un acuerdo sea todav¨ªa largo. Quiz¨¢ lo sea menos para alcanzar una tregua en la guerra civil que est¨¢ arrasando el pa¨ªs.
Los m¨¢rgenes de maniobra de las partes negociadoras son probablemente estrechos. No s¨®lo la junta y su entorno militar se dividen en partidarios del di¨¢logo, como el presidente Leamin Zeroual, y de la represi¨®n m¨¢s o menos matizada. En el FIS tambi¨¦n hay voces que desautorizan cualquier concesi¨®n a Argel. La insurrecci¨®n est¨¢ adem¨¢s alimentada por otros grupos fuera del control del FIS que s¨®lo aspiran al terror, preferentemente xen¨®fobo. No es, por tanto, imposible que en el Frente se produjera una escisi¨®n si las negociaciones progresaran hacia una soluci¨®n en la que no hubiera vencedores ni vencidos.
La negociaci¨®n cuenta con el seguro apoyo de Estados Unidos, y Francia y Espa?a deben utilizar todos sus medios para insistir en Argel en que es ¨¦sta la v¨ªa que el poder militar argelino tiene que asumir para evitar que se prolongue la espiral catastr¨®fica en que se encuentra este pa¨ªs mediterr¨¢neo. La discusi¨®n sobre la oferta del FIS, junto a las garant¨ªas de establecimiento de una verdadera democracia, debe ser la base de una negociaci¨®n en la que ambas partes tendr¨¢n que hacer concesiones. Ni el Frente puede renunciar a poder revalidar su victoria en las urnas, ni la junta militar, a establecer un marco en el que esa supremac¨ªa, si se confirma, no atente contra los derechos de la ciudadan¨ªa. ?sa es la ¨²nica v¨ªa para salir del atolladero argelino.
La pelota se halla ahora en el campo de la junta. Urge una respuesta que permita, b¨¢sicamente, continuar al menos las conversaciones para que todo lo actuado hasta la fecha tenga alg¨²n sentido.
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