El reciente proceso de concentraci¨®n bancaria
Seis a?os despu¨¦s de haber realizado un an¨¢lisis a la situaci¨®n de la banca, el autor contempla ahora un sector nuevo, como consecuencia del proceso de concentraci¨®n de grandes bancos.
Hace ya seis anos escrib¨ªa en estas mismas p¨¢ginas, siendo entonces secretario de Estado de Econom¨ªa, un art¨ªculo titulado El tama?o de la banca (EL PA?S, 9 de marzo de 1988) en el que intentaba explicar c¨®mo la creaci¨®n del espacio financiero europeo y la creciente globalizaci¨®n de los mercados financieros iban a traer consigo una aceleraci¨®n del proceso de fusiones y adquisiciones en el mundo de la banca y cajas.Dec¨ªa entonces que el espacio financiero europeo iba a imponer, de facto, un tama?o m¨ªnimo (que ser¨ªa una importante barrera de entrada) y a elevar la escala m¨ªnima de eficiencia para poder representar un papel en Europa o para poder hacer frente al fuerte aumento de la competencia que conlleva, no s¨®lo en el mundo de la banca al por menor, sino tambi¨¦n en la banca al por mayor e incluso en la banca especializada en un producto o un segmento exclusivo de clientes.
En aquellos momentos se desarrollaba un encendido debate sobre las econom¨ªas de escala en el sector financiero. Varias investigaciones hab¨ªan salido a la luz explicando que era muy dificil confirmar, con los mismos instrumentos que se utilizan para medir dichas econom¨ªas en los sectores industriales, la existencia de tales ahorros de costes, relacionados. con el tama?o, en el sector de bancos y cajas.
Yo insist¨ªa en dicho art¨ªculo que, aunque no sean f¨¢cilmente medibles, es un hecho evidente que la distribuci¨®n de productos y servicios bancarios tienen una serie de costes m¨ªnimos fijos independientes del volumen de producci¨®n o de distribuci¨®n que para entidades de peque?o tama?o representan una desventaja clara frente a las de mayor tama?o. Tal es el caso de los sistemas inform¨¢ticos, o de la publicidad, por poner dos ejemplos t¨ªpicos. Pero es que hay adem¨¢s otros ahorros de costes muy importantes derivados de la mayor diversificaci¨®n de riesgos en la inversi¨®n, tanto entre sectores productivos como entre ¨¢reas geogr¨¢ficas o entre pa¨ªses, o derivados del liderazgo en el mercado, o de una posici¨®n dominante en uno de sus segmentos. Mantener entonces aquella postura no ten¨ªa ning¨²n m¨¦rito, ya que era obvia. La historia financiera ha demostrado, una y otra vez, que el tama?o del mercado financiero es un importante determinante del tama?o de las entidades financieras que operan en ¨¦l y que, por tanto, la libertad de movimiento de capitales y de establecimiento de entidades en Europa al ampliar el mercado iba a desencadenar un fuerte proceso de concentraci¨®n ante las nuevas oportunidades que ofrec¨ªa el nuevo espacio financiero europeo.
El paso de estos seis a?os ha venido a confirmar dicha obviedad, tal como reflejan claramente las cifras del cuadro adjunto. Dicho cuadro calcula las cuotas de los grupos bancarios en el mercado financiero en sentido amplio; es decir, de los bancos m¨¢s las cajas en t¨¦rminos de acreedores y de la r¨²brica "d¨¦bitos a clientes" que incluye dep¨®sitos m¨¢s cesi¨®n de activos. S¨®lo se refiere a los recursos captados en Espa?a, ¨²nica forma de medir la cuota nacional, es decir, no incluye las filiales de dichos grupos en el extranjero. De incluirlas, el ranking de los primeros puestos en 1993 ser¨ªa diferente, el Santander m¨¢s Banesto pasar¨ªan a primer lugar.
Se puede observar c¨®mo en 1987 a¨²n exist¨ªa el llamado grupo de los siete grandes que, en su conjunto, sumaban el 44,3% de la cuota de mercado, mientras que en 1993, los siete grandes grupos bancarios suman el 56,2% de dicha cuota. Los siete grandes tienen hoy, por tanto, 12 puntos m¨¢s de cuota de mercado que en 1987 y s¨®lo los cuatro primeros grupos aIcanzan, en conjunto, una cuota cercana a la de los siete grandes de entonces, el 40,2%.
Dentro de este proceso de concentraci¨®n, que se ha debido a un fuerte incremento de las fusiones, destaca el avance de las cajas de ahorro. En 1987, los siete grandes grupos eran todos bancos; en 1993, entre los siete grandes figuran dos cajas de ahorro. Esto es un reflejo no s¨®lo de que las cajas han iniciado, asimismo, un proceso de fusiones y adquisiciones, sino tambi¨¦n de que las cajas han ido capturando cuota de mercado a los bancos en este periodo. En 1987, los bancos controlaban el 61,3% del mercado de acreedores y hoy s¨®lo representan el 55,1%, mientras que las cajas han aumentado su cuota del 38,7% al 44,9%. Es decir, los bancos han perdido en seis a?os 6,2 puntos de cuota de acreedores capturados por las cajas.
Esa p¨¦rdida de cuota justifica tambi¨¦n parte de otro aspecto interesante del cuadro. Los grupos bancarios fusionados poseen en 1993 una cuota de mercado bastante inferior a la que representaba su suma individual en 1987. Es decir, la cuota fusionada es menor que la de las partes. Esto se debe no s¨®lo a la p¨¦rdida general de cuota de mercado de la banca frente a las cajas, sino tambi¨¦n a que, en dicho periodo, se ha reducido el n¨²mero de oficinas como consecuencia de dichas fusiones y se han vendido segundas marcas que en 1987 estaban incluidas en dichos grupos.
Es tambi¨¦n importante se?alar que, en el mismo periodo, mientras que el n¨²mero de cajas se ha reducido de 77 a 54, el n¨²mero de bancos ha crecido de 139 a 169 (lo que hace a¨²n m¨¢s meritorio el aumento de cuota de mercado de las cajas). Es decir, las cajas han experimentado un proceso de fusiones m¨¢s importante que el de los bancos. Sin embargo, el crecimiento del n¨²mero de bancos no significa que en ¨¦stos no haya aumentado su ¨ªndice de concentraci¨®n, ya que el incremento en el n¨²mero de entidades bancarias ha sido en el tramo de los bancos peque?os, tanto nacionales como extranjeros, mientras que los bancos grandes han reducido su n¨²mero y los medianos tambi¨¦n. En 1987, los 115 bancos considerados peque?os ten¨ªan una cuota de los dep¨®sitos bancarios en sentido estricto (sin incluir los de las cajas) del 16%, mientras que los 24 grandes y medianos detentaban el 841/o. En 1993, los 148 bancos peque?os s¨®lo tienen una cuota del 14% y los 21 grandes y medianos han alcanzado una cuota del 86%. Es decir, el crecimiento del n¨²mero de entidades no ha afectado al proceso de concentraci¨®n, puesto que ¨¦ste ha aumentado.
?Continuar¨¢ este proceso de concentraci¨®n? Yo creo que s¨ª. La libertad de movimientos de capital que, adem¨¢s de ser ya una realidad europea empieza a ser tambi¨¦n mundial, va a ir imponiendo nuevas fusiones y adquisiciones no s¨®lo en Espa?a, sino en el mundo entero.
?Significar¨¢ esto que los bancos medianos y peque?os no tienen futuro? En absoluto.
La experiencia ha demostrado que hay sitio en el mercado para todo tipo de tama?os. A pesar de que las econom¨ªas de escala favorecen a los grandes, el mayor elemento diferenciador de las cuentas de resultados de las entidades bancarias ha sido tradicionalmente la gesti¨®n y no el tama?o. Lo que ocurre es que, a largo plazo, gesti¨®n y tama?o tienden a estar relacionados. Es decir, los bancos que consiguen una mejor gesti¨®n y mayores beneficios tienden a crecer m¨¢s r¨¢pido porque no tienen limitaciones de recursos propios a la hora de ampliar sus redes o absorber a otras entidades. En este sentido, las cajas tienen una doble ventaja sobre los bancos derivada de su falta de accionariado. En primer lugar, al no tener que pagar dividen dos y al no tener menor peso relativo la llamada obra social pueden hacer creer m¨¢s deprisa sus recursos propios y en segundo lugar, pueden adquirir bancos y, sin embargo, los bancos no pueden adquirir cajas. Es decir, a largo plazo, sin buena gesti¨®n no hay tama?o, lo que no ocurre en el orden secuencial contrario, cuanto mayor es el tama?o m¨¢s dif¨ªcil es hacer una buena gesti¨®n.
Por otro lado, el tama?o no tiene porque ser un atributo absoluto, sino relativo a la estrategia que se quiera seguir. Se puede intentar tener una alta cuota de mercado en todo el pa¨ªs, o en toda Europa y para ello se requiere el tama?o m¨ªnimo correspondiente.
Pero tambi¨¦n se puede intentar tener una elevada cuota en un determinado segmento geogr¨¢fico, como tiene la banca regional o la mayor parte de las cajas; o en un segmento de producto (por ejemplo, en cr¨¦dito hipotecario o en fondos de inversi¨®n); o en un segmento de clientela (por ejemplo, en alta renta o en grandes empresas) para lo que se requiere un tama?o menor.
Es decir, la ¨²nica forma que los medianos o peque?os tienen para subsistir en este proceso de reciente concentraci¨®n es buscar una especializaci¨®n frente a la universalidad de los bancos grandes. Se puede ser grande en una determinada regi¨®n o en un determinado producto financiero y explorar ventajas comparativas de especializaci¨®n que compensen las menores ventajas de costes. Existen tambi¨¦n, por supuesto, las opciones mixtas. En definitiva, adem¨¢s del tama?o, que es, sin duda, un elemento siempre importante para reducir costes relativos, es fundamental que el tama?o sea el adecuado para la estrategia perseguida (y no al rev¨¦s) y que la gesti¨®n sea eficaz y duradera. Pero, en todo caso, el proceso de concentraci¨®n seguir¨¢ adelante...
Guillermo de la Dehesa es consejero delegado del Banco Pastor y presidente del Consejo Superior de C¨¢maras.
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