Un novillero a la antigua usanza
Regino Ort¨¦s fue novillero a la moderna y a la antigua, sucesivamente. Novillero a la moderna en su primer ejemplar, al que moli¨® a pases, casi ninguno bueno; novillero a la antigua en el quinto, con el que estuvo valent¨ªsimo. Abri¨® su faena ci?endo un afarolado de rodillas en los medios, se ech¨® pronto la muleta a la izquierda, tore¨® insistentemente al natural, sufri¨® un volteret¨®n impresionante, y pues sali¨® del dram¨¢tico trance sin otros desperfectos que los del traje, volvi¨® al toro raudo y recrecido -?sin mirarse siquiera!, como sol¨ªan hacer los novilleros buenos en toda ¨¦poca-, ech¨® de nuevo las rodillas a tierra, gir¨® molinetes, pidi¨® la letal y manej¨¢ndola firme -aunque sin tino, por cierto- ejecut¨® a toma y daca la suerte suprema.Las emociones vividas, el valor demostrado, la muerte fulminante del novillo, le valieron las dos orejas, salida a hombros por la puerta grande, triunfo se?ero, que perdurar¨¢ en la memoria de la afici¨®n de Guadalajara. Algo ins¨®lito en estos tiempos. Por eso no ser¨¢ ocioso recordar que hace a?os (tampoco demasiados), volteretas, valor arrebatado, toreo al natural, triunfos leg¨ªtimos de puerta grande si todo aquello se produc¨ªa aut¨¦ntico, eran habituales. La emoci¨®n siempre estaba garantizada en la fiesta, y no s¨®lo por el pundonor de los espadas, sino porque les daba m¨¦rito la casta del toro.
N¨²?ez / Cervantes, Ort¨¦s, Gonz¨¢lez
Novillos de Carlos N¨²?ez, bien presentados, con casta.Paco Cervantes: bajonazo, rueda de peones, estocada corta, ruedas de peones -aviso- y dobla el novillo (silencio); media y rueda vertiginosa de peones (silencio). Regino Ort¨¦s: aviso antes de matar, estocada ca¨ªda y rueda insistente de peones (oreja); bajonazo trasero y rueda de peones (dos orejas); sali¨® a hombros. Julio C¨¦sar Gonz¨¢lez: estocada corta tendida delantera (silencio); dos pinchazos delanteros, rueda de peones y pinchazo hondo delantero (silencio). Plaza de Guadalajara, 14 de septiembre. 1? corrida de feria. Cerca del lleno.
Manso o bravo, lo usual era que el toro -vale decir el novillo- tuviera casta, de donde se derivaban la los lances y los incidentes, la tensi¨®n y la incertidumbre de una lidia argumentada. Y resulta que el novillo encastado tambi¨¦n estuvo presente en el festejo inaugural de la feria de Guadalajara, qu¨¦ casualidad. Con casta los seis ejemplares, sus vivacidad y codicia embestidora dieron la medida real de los tres novilleros, su capatizaci¨®n y sus arrestos.
Y pudo apreciarse, en consecuencia, que a Paco Cervantes el novillo noble (y encastado) s¨®lo le inspir¨® estar pegando derechazos fuera cacho hasta el infinito, mientras el- bronco le entrampill¨®, le desarm¨® y le hizo perder los papeles. Y poco m¨¢s o menos le sucedi¨® a Julio C¨¦sar Gonz¨¢lez en los novillos de su lote, con el paliativo de que est¨¢ muy poco placeado, mas con el agravante de que no se dejaba dar una voltereta por cuanto oro pudieron encontrar en el Transvaal, ni por nada del mundo. Se trataba de novilleros a la moderna usanza, seguramente, y nadie niega que vayan a hacer fruct¨ªfera carrera. Pero ser torero de verdad es distinto asunto.
Babelia
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