El Bar?a flirtea con la agon¨ªa
Koeman y Amor remontan un gol en fr¨ªo del Galatasaray en un espeso partido
No espabila el Bar?a. El tr¨¢nsito de la Liga a la Copa de Europa no supuso ninguna alteraci¨®n en el dormitar azulgrana. El equipo tirita y a la hinchada le casta?etean los dientes. El grupo de Cruyff flirtea a diario con la agon¨ªa y el sopor. No hay jornadas festivas como las de antes en el Camp Nou. Los partidos se alargan horas.La grada gime. Cruyff se levanta y se sienta, cambia, retoca y mueve, como si fuera un entrenador y no un precursor del f¨²tbol. Y los jugadores se caen a trozos. No hay partido en que puedan acabar los once sobre el campo. La v¨ªctima fue ayer Romario. El brasile?o se tir¨® el ¨²ltimo cuarto de hora cojeando en un c¨®rner. Realizadas las sustituciones y visto el marcador, no estaba el partido para hacer concesiones al enemigo.
Hay que resistir, aunque sea con una pierna, hasta el ¨²ltimo segundo. Toca sufrir hoy en el estadio del placer. Antes era un suplicio aguantar el baile azulgrana. Hoy es el colectivo local el que acaba con la lengua fuera buscando pareja. El Bar?a no se ha quitado de encima el lodo de Hades que recogi¨® en Atenas para gloria del Milan. Las secuelas de aquella final hostigan a¨²n al grupo de Cruyff. Le han perdido, desde entonces, el respeto.
Los encuentros son un mon¨®logo: el rival sale frot¨¢ndose las manos -como si el Camp Nou fuera la casa de t¨®came Roque-, marca en el primer remate, y el Bar?a se tira una hora desangr¨¢ndose en busca de una salida. La encontr¨® ayer con fortuna. El zapatazo de Koeman y la espalda de Tugay salvaron los muebles para desesperaci¨®n turca.
El Galatasaray fue el amo del choque en la primera media hora. Saffet y Hakan recib¨ªan el cuero por delante y por detr¨¢s de los tres zagueros -Abelardo, Koeman y Sergi-, y Turkylmaz entraba y sal¨ªa del ¨¢rea como quer¨ªa. No atinaba el Barcelona a cortar la l¨ªnea de pase del rival y no ligaba tres pases seguidos para salir de su campo.
La inseguridad se extendi¨® de arriba a abajo. El futbolista azulgrana desconf¨ªa de s¨ª mismo y de su compa?ero. Hay incluso un problema de colocaci¨®n. Tiene miedo al fallo, y ah¨ª aparece el pase en corto, el ritmo cansino y el trote cobarde o la carrera a la desesperada. Los jugadores parecen re?idos con la pelota. Ni la tienen ni la quieren, porque no la roban. Nadie se desmarc¨® ayer para recibir el ¨²ltimo pase, ni nadie se atrevi¨® a ir en busca del cuero hasta la guarida de Busquets, ni nadie quiso transportarlo. Pareci¨® como si no hubiera pasadores ni rematadores, ni tampoco marcadores. No hubo un s¨®lo uno contra uno.
La cobertura fue esperp¨¦ntica en el arranque d e partido. Los turcos, muy presionantes, pasaban como aviones dada la lentitud defensiva azulgrana. Lleg¨® as¨ª el gol y otras dos opciones para marcar que Busquets abort¨®. El Bar?a iba de culo. Estaba roto por la mitad. La tupida l¨ªnea de centrocampistas ni tapaba ni destapaba. No son Eusebio, Amor e Iv¨¢n futbolistas din¨¢micos, ni Guardiola tiene clara por ahora la mejor opci¨®n de pase, pues su toque no est¨¢ fino No hubo, consecuentemente, mucho juego para la sociedad Stoichkov-Romario, y Begirista¨ªn no ejerci¨® de abrelatas.
Cruyff corrigi¨® ayer a tiempo las disfunciones. Baj¨® a Iv¨¢n al bando derecho como marcador, corri¨® a Abelardo m¨¢s para el centro, mientras Eusebio y Amor ejerc¨ªan casi de falsos laterales y Koeman sal¨ªa de la cueva del libre para agarrar la contienda como medio centro. Un apa?o para salir del paso. El equipo adquiri¨® mejor control defensivo, y hall¨® remedio a sus males ofensivos con los libres directos de Koeman, provocados por Romario. No ha perdido al menos el equipo el recurso del disparo franco del holand¨¦s. El tanto de Koeman reactiv¨® al grupo, y le permiti¨® afrontar el segundo tiempo con expectativas de triunfo. La victoria se materializ¨® con un gol de churro. Pero el equipo estaba para entonces m¨¢s puesto. Arreglado el marcador, el colectivo volvi¨® a pararse ante el empuje rival y acab¨® parapetado, con Koeman nuevamente de escoba, dudando' de su triunfo y tambi¨¦n de su futuro. El Bar?a, de momento gana jugando mal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.