Galimat¨ªas escolar
LA COEXISTENCIA de varios sistemas educativos yuxtapuestos explica el desconcierto en que viven sumidas muchas familias que ahora mismo no saben a ciencia cierta qu¨¦ est¨¢n estudiando en realidad sus hijos, este a?o, o qu¨¦ van a estudiar el a?o pr¨®ximo o dentro de dos a?os. La simultaneidad del viejo y el nuevo plan, y dentro de este ¨²ltimo la de, una etapa generalizada (la primaria) y las restantes, implantadas anticipadamente, al margen del calendario oficial y con un desconcertante ritmo desigual en las diversas comunidades aut¨®nomas y provincias, hace muy dificil explicar este galimat¨ªas.Es l¨®gica la incertidumbre de las familias con hijos en cursos susceptibles de ser reformados anticipadamente, con el agravante de que se les acopla a las nuevas ense?anzas en medio, y no al principio, de un determinado ciclo. Esta confusi¨®n responde a los esfuerzos del Gobierno para mantener el tipo ante la contrariedad que el ajuste presupuestario de los. ¨²ltimos a?os ha supuesto para aplicar la reforma prevista en la LOGSE, ya que la crisis ha coincidido con el momento en que aqu¨¦lla se pon¨ªa en marcha. El Gobierno ha intentado explicar que los sucesivos cambios del calendario de aplicaci¨®n de la ley -tres en tres a?os y por tres ministros diferentes- se deb¨ªan a razones pedag¨®gicas. Al principio se dijo que era mejor aplicar la reforma ciclo a ciclo. Despu¨¦s que lo ideal ser¨ªa curso a curso, y que lo importante no es el ritmo, sino las garant¨ªas de que la reforma se hace bien.
Pero la realidad es la que es. La misma que convirti¨® en papel mojado los ambiciosos objetivos de la Ley General de Educaci¨®n de 1970. Lo grave es que el Gobierno, en su af¨¢n por nadar y guardar la ropa, y de acuerdo con las administraciones aut¨®nomas, pone en marcha anticipadamente, aunque cada comunidad a su aire, niveles superiores del nuevo sistema educativo, obligando a los alumnos a acoplarse al nuevo sistema por la mitad.
Hay razones que explican esas prisas. Hay una coincidencia absoluta en todos los pa¨ªses de la UE en que, por ejemplo, para solucionar el problema de la competitividad industrial y la dram¨¢tica situaci¨®n del empleo es imprescindible adaptar la formaci¨®n profesional a las exigencias aceleradamente cambiantes del mundo productivo. Pero, en nuestro pa¨ªs, ese cambio est¨¢ supeditado a que previamente se haya implantado toda la nueva etapa de educaci¨®n obligatoria y el nuevo bachillerato. Para ello habr¨ªa sido necesario dar una absoluta prioridad a la inversi¨®n en los presupuestos de esos tres ¨²ltimos anos, a pesar de la crisis. Probablemente no les falte raz¨®n a los partidos y sindicatos, que siguen empe?ados en exigir compromisos presupuestarios para la educaci¨®n a plazo fijo. Es hora ya de asumir de una vez por todas, no s¨®lo en los discursos, que el gasto en educaci¨®n es inversi¨®n, y, sin duda alguna, la mejor inversi¨®n.
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