"El PP resucita el nacionalismo espa?ol"
Fernando Mor¨¢n (Avil¨¦s, 1926), casado, con 3 hijos, ocup¨® la cartera de Asuntos Exteriores en el primer Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, hasta 1985. Desde 1987 es eurodiputado. Su enfrentamiento con compa?eros de esca?o en el Grupo Socialista le ha llevado a presentar la dimisi¨®n como presidente de los representantes de su partido.Pregunta. ?Qu¨¦ pretende con su dimisi¨®n, a¨²n no efectiva, al frente de los europarlamentarios socialistas espa?oles?
Respuesta. S¨®lo quiero que se instalen en la pol¨ªtica las mismas reglas de juego que en una familia o en un barrio, seg¨²n e principio. siguiente: trata al compa?ero de partido como al vecino o al colega de profesi¨®n; no le pegues m¨¢s pu?aladas. Est¨¢ regla se vulnera. Como la naturaleza tiene horror al vac¨ªo, el debate de ideas se ha sustituido por la lucha por el poder, incluso por las miserias del poder; eso viene de la transici¨®n, en que por miedo a la inestabilidad se reforz¨® el aparato de los partidos. Hay que corregirlo. Gentes calificadas tienen la tentaci¨®n de huir. Si los pol¨ªticos abandonan el poder, lo ocupar¨¢n los poderosos de la econom¨ªa o gentes venidas de las sombras.
P. ?Cu¨¢l es su visi¨®n sobre el momento europeo?
R. Los que estamos en las instituciones tenemos una visi¨®n no muy optimista: por las dificultades que se encontraron para ratificar Maastricht; por la impotencia en pol¨ªtica exterior que simboliza Bosnia; por el menguado papel en el gran hecho hist¨®rico del hundimiento del sistema sovi¨¦tico; por el fin del mandato de Delors, que dio a la Comisi¨®n una gran visi¨®n, ideas. Pero, frente a ello, en los tres pr¨®ximos a?os hay que definir cosas importantes, el papel de Rusia, que seguir¨¢ como gran potencia; la zona gris intermedia de la Europa Central; la nueva Uni¨®n a 15 o 16, que ser¨¢ a 20 en pocos a?os.
P. Una etapa refundacional.
R. S¨ª. No ser¨¢n planteamientos tan t¨¦cnicos. Bajo el sistema Monnet todo era impl¨ªcito, pues part¨ªa de que una suficiente masa cr¨ªtica econ¨®mica integrada pod¨ªa ser coronada por instituciones pol¨ªticas. Ahora debe ser expl¨ªcito. Estamos en un momento preconstituyente, al que aportar¨¢n ideas los escandinavos, que tienen una cultura pol¨ªtica muy interesante. Aportar¨¢n elementos de cultura socialista interesantes.
P. La Comisi¨®n puede ver ahogada su capacidad de iniciativa por la tenaza Consejo-Parlamento.
R. Pero es que Maastricht, bien le¨ªdo, refuerza al Consejo. La Comisi¨®n es una burocracia bastante eficaz, pero su control por el Parlamento es insuficiente. El Parlamento deber¨ªa conocer sus papeles porque configuran las decisiones del Consejo.
P. ?Qu¨¦ puede esperarse de la etapa Jacques Santer al frente de la Comisi¨®n?
R. No le hagamos juicios de intenciones. Tiene experiencia de gobierno, aunque sea de un pa¨ªs peque?o. Y es democristiano, pero ha hecho una pol¨ªtica social correcta. Se dice que puede ser independiente, porque no tiene un destino pol¨ªtico posterior, no puede ser presidente de la Rep¨²blica. Pero no tiene la capacidad visionaria de Delors.
P. ?C¨®mo ser¨¢ la Europa del 2000?
R. A caballo entre el principio federalizante y la realidad confederal, que cobrar¨¢ m¨¢s importancia con la ampliaci¨®n. El hundimiento del Este dar¨¢ m¨¢s importancia a lo bilateral. Habr¨¢ mayor n¨²mero de sujetos internacionales relevantes, y de posibles conflictos. Habr¨¢ que entroncar todo esto con la dimensi¨®n propiamente europea, comunitaria.
P. Todo parecen peligros para la cohesi¨®n y una construcci¨®n europea coherente y s¨®lida.
R. M¨¢s que peligros, dificultades.
P. ?Cu¨¢l debe ser el papel de Espa?a?
R. Espa?a tiene bien definidas sus opciones internacionales. La opci¨®n europea ha resuelto el viejo problema que ten¨ªamos desde el siglo XVII, seg¨²n el cual la modernizaci¨®n, la superaci¨®n del casticismo, s¨®lo vendr¨ªa de la influencia exterior. Y tenemos la influencia, m¨¢s que poder, en Iberoam¨¦rica. Y la dimensi¨®n mediterr¨¢nea. Interiormente, adem¨¢s, Espa?a no tiene graves problemas. Es plural cultural y ¨¦tnicamente, como casi todos los pa¨ªses, salvo Portugal y Noruega. Todos somos pluriculturales y a veces plurinacionales. Eso es lo normal.
P. Pero ahora algunos lo discuten.
R. Debemos completar la definici¨®n y funcionamiento del Estado auton¨®mico. El t¨ªtulo VIII de la Constituci¨®n es un compromiso, perfectamente vigente, pero que tiene su propia din¨¢mica. Hay que preguntarse no por el final del proceso, sino por su sentido. Gaziel hablaba de la "Pen¨ªnsula inacabada": part¨ªa del supuesto de que Catalu?a y Portugal podr¨ªan haber contribuido a hacer otra Espa?a, como Camoens ya dijo en el siglo XVII. Pero la construcci¨®n peninsular se desvi¨® por el reto americano y el reto de los Habsburgo. Todo ello ha provocado que Espa?a haya sido siempre un motivo de debate, no necesariamente esencialista.
P. El debate es hoy de vuelo gallin¨¢ceo.
R. Si es que no hay debate de ideas. Lo necesitamos. La realidad la marca el t¨ªtulo VIII. Es extraordinario que de un r¨¦gimen como el franquista y de una monarqu¨ªa centralista hayamos pasado al esquema actual. Hay que quitarse el sombrero. Ocurre que el papel creciente de los nacionalismos crea una din¨¢mica nueva. No tiene sentido el desequilibrio entre la acci¨®n potente de la Generalitat o del Gobierno vasco en temas culturales -que es l¨®gica- y la penuria de fondos del Ministerio de Cultura. Y no es que ese ministerio deba hacer nacionalismo espa?olista. S¨®lo nos salva el milagro del idioma.
P. La discusi¨®n est¨¢ impregnada de tacticismo.
R. Dudo de si la posici¨®n del PP es t¨¢ctica porque no excluye el acuerdo posterior con los nacionalistas, puesto que parece que nadie conseguir¨¢ mayor¨ªas absolutas; o t¨¢ctica en sentido contrario, porque pretende el voto castellanista mesetario; o si es un elemento de su identidad. Digo, con respeto para la direcci¨®n del PP, que est¨¢n haciendo retroceder al pa¨ªs a resucitar todo aquello que remueve el s¨ªndrome anticatal¨¢n y que origin¨® el negro nacionalismo espa?ol.
P. ?Cu¨¢l es, en su opini¨®n, el horizonte deseable?
R. El constitucional, el desarrollo estatutario. Creo que el t¨ªtulo VIII de la Constituci¨®n es una s¨ªntesis de las ideas de Ortega -igualdad de competencias- y de Aza?a -necesidad de reconocer el mayor impulso y especificidad catalanas- en el debate del estatuto de 1932.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.