Mario Benedetti y Daniel Viglietti traen a Madrid el arte de 'hablacantar'
El recital conmemora el 30? aniversario de la editorial Alfaguara
Mario Benedetti y Daniel Viglietti traen a Madrid su espect¨¢culo A dos voces. Hace 13 a?os iniciaron juntos esta andadura sobre un escenario de M¨¦xico. Inventaron un t¨¦rmino, hablacantar, y le dieron una patada al sistema donde m¨¢s le duele: en la econom¨ªa. Con la sola compa?¨ªa de una guitarra y de la mecedora de Benedetti demuestran desde entonces que la poes¨ªa llena los teatros y que no hay mejor gancho que el de "un texto que diga algo".
Hasta el propio Benedetti canta, "aunque mal, pero es parte del juego". Claro, que alguien que es capaz de declamar sus propios versos en alem¨¢n y vestido de marinero delante de una c¨¢mara -El lado oscuro del coraz¨®n, de H. Subiela- puede hacer cualquier cosa. Aunque Benedetti y Viglietti han recorrido hablacantando Europa y Am¨¦rica Latina, es la primera vez que se presentan en Madrid. Esta noche recitar¨¢n y cantar¨¢n 30 temas en el teatro Mar¨ªa Guerrero y el mi¨¦rcoles, en la Casa de Am¨¦rica.Forman una curiosa pareja sobre el escenario desnudo. Mario Benedetti, 74 a?os reci¨¦n cumplidos, es peque?o de cuerpo y de rostro inquieto; Daniel Viglietti, 55 a?os, es grande y con un semblante impasible, enmarcado por el pelo cano que le cae en bolsas sobre las orejas.
Los contrastes aparentes esconden armon¨ªas esenciales: ambos son uruguayos, de izquierdas, han vivido el exilio, comparten un optimismo a prueba de vacunas y han hecho de la palabra juguete e instrumento.
"De aquel programa inicial que estrenamos en M¨¦xico queda muy poca cosa. Hemos ido sacando canciones e incorporando otras, hechas deliberadamente para el cruce. Algunos temas han ca¨ªdo, como el del exilio. Otros permanecen, como ¨¦l de los desaparecidos... porque no han aparecido", cuenta Benedetti. A las canciones de Viglietti, los poemas de Benedetti y las composiciones conjuntas, se unen algunas piezas de terceros como Violeta Parra o el poeta uruguayo Juan Capagorry.
"Es un recital m¨®vil: vienen canciones y poemas que sacan a otros y se ubican, y despu¨¦s aparecen otros. Es muy lindo. Es como si la letra y la m¨²sica tuvieran pulsiones generacionales", comenta Viglietti. A lo largo del recital, poeta y cantautor se ceden la palabra. A veces, canta Viglietti y, al mismo tiempo, recita Benedetti. En alg¨²n tema cantan ambos.
Con el paso de los a?os la carga ideol¨®gica de los temas se ha sofisticado. "Hay poemas de amor, cosas humor¨ªsticas... Nosotros estamos en contra de la cosa panfletaria", declara Benedetti. Eso s¨ª, ambos subrayan que su recital no ha pasado por el filtro de la despolitizaci¨®n. Parecen inofensivos, pero su verbo no es inocuo. Viglietti s¨®lo consigui¨® hace tres meses el permiso para entrar en EE UU. Benedetti sigue en la lista negra. "Despu¨¦s de mi participaci¨®n en El lado oscuro del coraz¨®n, el siguiente paso ser¨ªa Hollywood, pero como no me conceden la visa....-", ironiza.
La voz de tenor de Viglietti y la pausada de Benedetti se entrelazan, se separan, se ceden el paso. "Cada uno tiene sus matices, su sensibilidad propia, pero somos muy c¨®mplices. Detectamos el poder como opresi¨®n y estamos muy enamorados de la vida con todos sus avatares, corrientes y cruzamientos", dice Viglietti. "Lo que reivindicamos es una vida compa?era, repartida frente a una vida de privilegios, de injusticia".
Con una puesta en escena m¨ªnima llenan los teatros. Nada de montajes millonarios ni escenificaciones interactivas a lo Todd Rundgren: una silla, una mecedora, un foco de luz, micr¨®fonos y dos vasos de agua. "Como hay tanta cosa tan espectacular, a lo mejor la gente tiene ganas de volver a la sencillez, a cosas que digan algo", dice Benedetti.
Los adolescentes se mezclan con los cuarentones en los recitales. "En Am¨¦rica Latina, hasta dos tercios del p¨²blico eran j¨®venes. Yo no creo que ellos rechacen la poes¨ªa, sino los medios", contin¨²a Benedetti. Viglietti cuenta con una larga experiencia de compartir tablas con escritores. Empez¨® en los sesenta con Capagorry y continu¨®, en el exilio, con Eduardo Galeano.
Quien se quede con ganas de oirles, no tendr¨¢ que esperar a que el destino les vuelva a unir. En las pr¨®ximas semanas actuar¨¢n en Tenerife, Las Palmas y Segovia. Adem¨¢s, Alfaguara ha coeditado con Visor los poemas del concierto, junto con un CD del recital que dieron el a?o pasado en Buenos Aires.
Babelia
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