El Legan¨¦s se reanima en nuevo minutos

Fueron nueve minutos de ensue?o y dos golazos para la esperanza. Porque no hubo m¨¢s. El resto del partido discurri¨® entre tropezones, carreras a trompicones y barullos varios. F¨²tbol tosco, del que es panta al m¨¢s forofo. Aun as¨ª, la primera victoria de la temporada sirvi¨® para tranquilizar a una afici¨®n que ya ense?aba sus unas y a un t¨¦cnico necesitado de resultados reconfortantes.El partido, entendido como un espect¨¢culo, comenz¨® a ra¨ªz de un movimiento de piezas sobre el c¨¦sped. La inoperancia del Lega para trenzar jugadas y su incapacidad para llegar con peligro al ¨¢rea contraria oblig¨® a Duque a poner sus bater¨ªas a punto: sac¨® a un defensa, Nano, e incorpor¨® a un delantero, Antonio. Y as¨ª comenz¨® el mambo.

En el minuto 66 lleg¨® el primer aviso. Chuso met¨ªa un bal¨®n envenenado para Antonio, que remataba solo frente a un Garmendia que necesit¨® dos tiempos para alejar el peligro. La presencia de tres delanteros empezaba a dar sus frutos. Se empez¨® a llegar al ¨¢rea, a forzar c¨®meres... Y en eso se le apareci¨® una musa a Andr¨¦s. El centrocampista pepinero, hasta ese momento tan discreto como los dem¨¢s, protagoniz¨® las dos jugadas de la victoria.

Los dos goles ven¨ªan prefabricados. Pero la ejecuci¨®n fue impecable. En ambos, el bal¨®n sal¨ªa de la bota de Miguel ?ngel, que se compinchaba con Andr¨¦s. El organizador del juego del Lega consigui¨® el primero de la ma?ana con un zapatazo desde la frontal del ¨¢rea. Tras mostrar el buen uso. que sabe dar a un zapato, Andr¨¦s decidi¨® hacer una diablura. Recibi¨® en el ¨¢rea rodeado de tres jugadores y sac¨® un pase letal para Luis Ricardo, que ven¨ªa en carrera. Y all¨ª acab¨® la fiesta. El ?ibar se acerc¨® t¨ªmidamente a la puerta de Aguilera, pero no supo crear peligro.

La primera parte no tuvo historia. S¨®lo depar¨® una clar¨ªsima ocasi¨®n de Alonso, que se qued¨® solo ante Garmendia, pero err¨®. Y poco m¨¢s. Duque se encar¨® un par de veces con los aficionados que le exig¨ªan cambios y luego fue el que m¨¢s celebr¨® los goles Cuando Andr¨¦s desnivel¨® la contienda, el t¨¦cnico sali¨® del banquillo y empez¨® a gritar al p¨²blico: "Vamos, co?o". Y cuando lleg¨® el segundo, se encaram¨® a Super Mario y respir¨®. El pozo ya parece menos profundo.