Un viejo bazar en la UVI
Almacenes SEPU resiste ante el envite de la suspensi¨®n de pagos
Que no sufran los amantes de sus escaparates porque podr¨¢n seguir disfrutando de la moda m¨¢s proletaria, de una oferta que en su b¨²squeda por el mejor precio a veces acaba en dise?os imposibles. La suspensi¨®n de pagos de la Sociedad Espa?ola de Precios ¨²nicos (SEPU) no pone en peligro la continuidad de ninguno de sus cuatro almacenes -dos en Madrid, uno en Zaragoza y otro en - Barcelona- ni de sus 220 puestos de trabajo. "Se trata de una quiebra t¨¦cnica", explica Florencio Delgado, director del SEPU situado en la Gran V¨ªa, presentada para hacer frente a unas deudas con la Seguridad Social y Hacienda, entre otros, que arrastraban desde otra suspensi¨®n de pagos en 1984. "Las complicaciones empezaron hace diez a?os cuando comenz¨® la gran cabalgada de la implantaci¨®n masiva de grandes superficies", a?ade Delgado.Las tiendas SEPU venden por valor de 3.000 millones al a?o; y en lo que va de 1994, seg¨²n sus datos, el negocio ha crecido un 8%. Las dos de Madrid (la segunda est¨¢ situada muy cerca de la calle de Alcal¨¢ a la altura de Quintana) representan el 60% de la facturaci¨®n, la de Barcelona contribuye con el 30% de las ventas totales y la ma?a aporta el 10%.
En el local que ocupa SEPU, situado en el n¨²mero 32 de la Gran V¨ªa, fue inicialmente sede del primer gran almac¨¦n que se instal¨® en la capital llamado Madrid-Par¨ªs, de inequ¨ªvoca influencia francesa. Tanta, que hasta el edificio de la Gran V¨ªa, cuyo proyecto data de 1920, es obra de un arquitecto franc¨¦s desconocido. El espa?ol Teodoro Anasagasti dirigi¨® la obras de construcci¨®n que finalizaron en 1924.
La inauguraci¨®n de SEPU se produjo en agosto de 1934. Aterriz¨® en el panorama comercial de la Segunda Rep¨²blica espa?ola con una oferta revolucionaria: el precio ¨²nico. All¨ª, todo costaba una peseta, o dos, o tres, o cuatro o cinco. SEPU fue, por tanto, precursora de las tiendas todo a cien que han invadido las calles m¨¢s comerciales. En SEPU no disfrazan su vocaci¨®n popular ni el perfil de su clientela: clase media o media-baja. Tras la aventura comercial estaba, y est¨¢, una familia suiza, los Goetschel, principales accionistas junto a otros minoritarios de nacionalidad espa?ola. La circular n¨²mero 12 enviada en 1934 desde la central de Barcelona recordaba a los jefes: "Debemos tener un gran cuidado de que nuestras dependientas no trabajen m¨¢s de las ocho horas reglamentadas".
En aquel momento la nueva Gran V¨ªa era un reci¨¦n nacido y los madrile?os no se animaban a comprar en la zona "por la fama de lujo que hab¨ªa adquirido", cuentan las cr¨®nicas del sector. Hoy, las barreras que se imponen entre los ciudadanos y esa calle son bien distintas. Con 60 a?os de historia, SEPU tiene que enfrentarse, problemas econ¨®micos aparte, a un entorno (el distrito Centro) que ha reducido SU Poblaci¨®n a la mitad en 15 a?os.
El director del c¨¦ntrico SEPU resume as¨ª el aislamiento de esta arteria: "Llegar desde las afueras a la Gran V¨ªa es inc¨®modo, no hay aparcamientos, ponen multas alt¨ªsimas, hay trileros, venta descarada de droga, carteristas... y hay se?oras haciendo la carrera a cualquier hora del d¨ªa".
A¨²n as¨ª, son muchos sus enamorados. Exactamente casi dos millones de corazones que visitan el SEPU de Gran V¨ªa cada a?o en busca de su estilo inconfundible.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.