Preocupada por la dimensi¨®n social
La Europa comunitaria desea que las instituciones de Bretton Woods aumenten su sensibilidad para paliar los costes sociales de los programas de ajuste estructural en los pa¨ªses del Tercer Mundo. La Comisi¨®n reconoce la importante labor del FMI y el Banco Mundial en el saneamiento econ¨®mico de los pa¨ªses pobres o en desarrollo, hasta el punto de que en los ¨²ltimos cinco a?os su estrategia ha sido vincularse a esa tarea. Y desde esa vinculaci¨®n, influir en la dimensi¨®n social del saneamiento econ¨®mico. Y como la mejor forma de influir es con el ejemplo, comprometi¨® y est¨¢ gastando en ayuda estructural-social un 10% de los casi dos billones de pesetas destinados a la cooperaci¨®n con estos pa¨ªses entre 1990 y 1995.Estos recursos se destinan a los programas sociales que palien los traumas sociales de los procesos de ajuste, y se otorgan para financiar los programas educativos, sanitarios y de infraestructuras de transporte de los pa¨ªses africanos, caribe?os y del Pac¨ªfico. No a todos, s¨®lo a quienes cumplan el requisito de contar con, planes de ajuste estructural aprobados por el FMI.
Las instituciones de Bretton Woods "est¨¢n especializadas en el ajuste estructural, en lo que nadie discute su eficacia", se?alan medios de la Comisi¨®n. Un estudio encargado por el ¨®rgano ejecutivo de la Uni¨®n Europea (UE) constata que los pa¨ªses que se han sometido a la dura medicina del FMI han registrado tasas de crecimiento (del 4,2%), superiores a los otros (2,4%) en el per¨ªodo 1986-1990. Tambi¨¦n han mejorado sus d¨¦ficit resupuestarios (del 8,5% del PIB al 4,2% en el mismo periodo, contra una media persistente del 6,5% en los otros), han controlado mejor la inflaci¨®n y han mejorado su tasa real de intercambio.
Sin embargo, en esos mismos pa¨ªses saneados, al menos relativamente, los sectores sociales han resultado penalizados por culpa de las rigideces estructurales, la reducci¨®n del gasto p¨²blico se ha traducido en un peor mantenimiento de las infraestructuras, la inversi¨®n se ha estancado y la deuda externa no ha mejorado o ha empeorado.
De modo que, concluyen estos medios de la Comisi¨®n, "nuestra obligaci¨®n es empujar a las instituciones de Bretton Woods para que los programas de ajuste se acompa?en cada vez m¨¢s de medidas que compensen los costes sociales" que ¨¦stos generan. Como "el FMI es experto en dise?ar el ajuste y la dimensi¨®n social es tradicionalmente una especialidad europea", la cuarta Convenci¨®n de Lom¨¦ -firmada en 1989 y de la que es responsable el comisario espa?ol y vicepresidente de la Comisi¨®n, Manuel Mar¨ªn- incorpor¨® la conexi¨®n de las subvenciones tradicionales europeas con los programas de ajuste del Fondo Monetario.
As¨ª, se condicionaron las ayudas sociales al cumplimiento de programas rigurosos de pol¨ªtica econ¨®mica y a un m¨ªnimo respeto de los derechos humanos, en la idea de evitar la explosiva asociaci¨®n entre los procesos de democratizaci¨®n que registran muchos de estos pa¨ªses y la crisis econ¨®mica, que puede hacerlos peligrar. Dadas las condiciones de acceso, s¨®lo 38 pa¨ªses, la mitad d¨¦ los potencialmente beneficiarios, han podido hacerse con los paquetes de ayuda estructural.
La vinculaci¨®n de las estrategias de la Uni¨®n Europea con las del FMI y el Banco Mundial, ha sido, en opini¨®n de medios de la Comisi¨®n, provechosa. "Hace algunos a?os, ellos eran reticentes a la hora de tener en cuenta los aspectos sociales del ajuste", lo que ha empezado a cambiar. Tambi¨¦n est¨¢n cambiando Simult¨¢neamente todos los esquemas te¨®ricos de las instituciones internacionales volcadas en la ayuda al desarrollo. Finiquitada la guerra fr¨ªa, parecen haber desaparecido las rigideces institucionales que imped¨ªan un replanteamiento de la eficacia de las mismas.
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