Una peque?a ciudad de funcionarios y papel ecologico
Un gran despliegue de medios acoge en Madrid a 15.000 personas
El ingl¨¦s es un requisito imprescindible para cualquiera de los 400 ch¨®feres que a partir de ma?ana trasladar¨¢n a los delegados que asisten en Madrid a la Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Como todas las asambleas, que se celebran anualmente en Washington y, cada tres a?os, en la capital de uno de los 179 pa¨ªses miembro de estas dos instituciones, el despliegue de medios es abrumador. 2.140 millones de pesetas ha costado su organizaci¨®n, que ha corrido a cargo de la sociedad estatal Madrid 94.Pero este dinero luce poco en la ciudad. Por lo menos, poco a los ojos del madrile?o de a pie. Los atascos ser¨¢n los mismos. Las obras seguir¨¢n sin terminar y gran parte de las calles, mal pavimentadas. A diferencia de otras ciudades que aprovechan la ocasi¨®n para renovarse de arriba abajo, Madrid seguir¨¢ siendo la misma. S¨®lo alg¨²n pase fugaz de un coche oficial recordar¨¢ a los madrile?os que en su ciudad se est¨¢ celebrando una de las m¨¢s importantes reuniones anuales de la tribu econ¨®mica internacional.
La actividad se concentrar¨¢ en el Campo de las Naciones, un incipiente complejo empresarial al noreste de la capital. Cientos de arbustos y ¨¢rboles han sido plantados en la Avenida 25 de Septiembre, la arteria que desemboca en el recinto ferial. Un peque?o esfuerzo que apenas alegra el desolador paisaje que rodea a la zona. Tampoco los ¨¢rboles del Parque Juan Carlos I han crecido a tiempo para la ocasi¨®n y el lugar sigue teniendo el triste aspecto del p¨¢ramo que era antes de. su creaci¨®n, hace dos a?os.
Eso s¨ª, una vez traspasados los controles que rodean el recinto reservado para la asamblea, la organizaci¨®n est¨¢ pensada hasta el ¨²ltimo detalle. Desde la cobertura de los gastos que supondr¨ªa el aplazamiento de la reuni¨®n si ocurriera un acto terrorista hasta el club donde los participantes pueden ir a jugar al tenis, squash o paddle, pasando por el almuerzo que la esposa de Pedro Solbes, ministro de Econom¨ªa, ofrecer¨¢ a las mujeres de los miembros del comit¨¦ de gobernadores.
Se espera la asistencia de 15.000 personas, lo que equivale a casi el doble de la poblaci¨®n de la localidad madrile?a de El Escorial. A su disposici¨®n habr¨¢ tres edificios que suman 150.000 metros cuadrados. Ser¨¢ una peque?a ciudad dentro de una ciudad.
Siete millones de hojas de papel ecol¨®gico, 50.000 vasos de papel, 17.000 l¨¢pices, 13.000 sillas, 2.500 sillones, 2.400 mesas, 1.000 ceniceros, 1.500 papeleras, 600 percheros, 450 ordenadores personales, 80 pantallas de televisi¨®n y 2.000 tel¨¦fonos para las 200 l¨ªneas instaladas por Telef¨®nica esperan la llegada de los participantes.
Las intervenciones de cualquiera de los 3.000 delegados oficiales ser¨¢n traducidas simult¨¢neamente al ingl¨¦s, espa?ol, franc¨¦s, ¨¢rabe, ruso, chino y alem¨¢n. 1.000 funcionarios o sherpas se encargar¨¢n mientras tanto de prepararles los informes que leer¨¢n 3.000 visitantes, pertenecientes a organizaciones tan dispares como el Banco de Pagos Internacionales, la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n Econ¨®mica y el Desarrollo o la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina, adem¨¢s de 1.700 periodistas de todo el mundo.
Aunque todo este montaje pasar¨¢ desapercibido para la mayor¨ªa de los madrile?os, la econom¨ªa de la capital s¨ª notar¨¢ sus efectos. Se espera que los visitantes extranjeros gasten durante su estancia 3.438 millones de pesetas. S¨®lo en facturas de hotel y restaurantes se prev¨¦n unos ingresos de 2.600 millones.
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