Wenger no pudo acabar el curso en M¨®naco
La temprana destituci¨®n de un entrenador ha dejado de ser noticia en el f¨²tbol europeo. Adem¨¢s, antes de proclamar el temido voto de confianza, los dirigentes del M¨®naco hab¨ªan esperado ocho jornadas, un tiempo que parece estimable si se compara con el que estuvo Luis Su¨¢rez en la Mancha (un partido como t¨¦cnico del Albacete) o Rosario Rampanti en el italiano Torino (tres jornadas). Sin embargo, el despido de Ars¨¨ne Wenger tiene la importancia de marcar una ¨¦poca en el club del principado.Hace escasos meses, Wenger iba viento en popa. Integrado en el grupo del Barcelona en la Liga de Campeones, el representante franc¨¦s se asegur¨® una plaza en las semifinales mientras Wenger meditaba una oferta del Bayern Munich.Los dirigentes monegascos incluso le animaron a aceptar la proposici¨®n. Pero el credo profesional de Wenger le condujo a respetar un contrato con el M¨®naco que caducaba a finales de esta temporada. Ahora medita los 200 millones de pesetas que le ofrece el griego Olympiakos por dos a?os.
De repente, la ¨¦poca de Wenger en el M¨®naco est¨¢ siendo cuestionada. Lleg¨® en 1987 y enseguida gan¨® el t¨ªtulo de Liga. Desde entonces no lo ha vuelto a conseguir. Pero conquist¨® la Copa y alcanz¨® la final de la Recopa, perdida en Lisboa ante el alem¨¢n Werder Bremen. ?ste ha sido el problema del M¨®naco de Wenger. Promete, pero no cumple en los partidos de mayor peso. En la Liga baj¨® hasta el noveno puesto, se qued¨® sin f¨²tbol europeo y, tras las ocho jornadas con Wenger, se encontraba en zona de descenso.
Las lesiones de hombres clave como Scifo o Anderson (fichado para suplir a Klinsmann) ofrecen explicaciones parciales. Pero Wenger parece haber ca¨ªdo por un exceso de academismo, no s¨®lo en cuanto a su aspecto de catedr¨¢tico abstemio, sino tambi¨¦n por un abuso de pizarra.
El M¨®naco no es un club cualquiera. Contrastan as¨ª unas fuertes inversiones en futbolistas de calidad con una asistencia media de 4.078 espectadores por partido. Por consiguiente, el t¨¦cnico debe paliar la falta de tensi¨®n ambiental con un intenso trabajo de motivaci¨®n y preparaci¨®n psicol¨®gica. Acomodarse en el banquillo es un lujo prohibido para el t¨¦cnico, y Wenger puede haber pagado un alto precio por su lealtad.
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