Comienza el juicio del ex futbolista O. J. Simpson por doble homicidio
Los hermanos Men¨¦ndez, John y Lorena Bobbitt, Tonya Harding y Nancy Kerrigan. Sus nombres resuenan todav¨ªa en la memoria reciente de millones de espectadores de sendos dramas semificticios de corte cl¨¢sico: pasi¨®n, violencia, crimen y castigo.Pero a partir de hoy todos ellos dar¨¢n un paso hacia el olvido y la pista central de la atenci¨®n de Estados Unidos se trasladar¨¢ al juzgado de Los ?ngeles, donde tendr¨¢ lugar el en¨¦simo juicio de la d¨¦cada: el de O. J. Simpson, estrella de f¨²tbol americano, actor y patrocinador de decenas de marcas comerciales, apeado de su condici¨®n de h¨¦roe tras ser acusado de un doble homicidio.
En realidad, Orenthal James Simpson sigue siendo en Estados Unidos una figura m¨¢s all¨¢ del bien y del mal para millones de admiradores que no dudan de su inocencia. Los hechos, que arrancan el pasado 13 de junio, ponen sin embargo todo el peso de la culpa sobre sus espaldas de acero.
En la madrugada de ese d¨ªa, la polic¨ªa de Los ?ngeles descubre los cad¨¢veres, brutalmente acuchillados, de Nicole Brown Simpson, ex-esposa del acusado, y su amigo Ronald Goldman en el jard¨ªn de la casa de aqu¨¦lla. Varios agentes se desplazan de inmediato a la mansi¨®n del futbolista retirado. En el registro se localizan m¨²ltiples rastros de sangre, as¨ª como un guante ensangrentado de Simpson.
Cuatro d¨ªas despu¨¦s Simpson rompe una cita con su abogado, Robert Shapiro, y la polic¨ªa de Los ?ngeles emite una orden de busca y captura. Es la noche en que 100 millones de telespectadores contemplan at¨®nitos la huida del coche de Simpson por las autopistas de la ciudad hasta que se entrega.
A las puertas de la Corte Superior del Condado de Los ?ngeles hay ya instalado un gigantesco andamio para acomodar a las decenas de equipos de televisi¨®n que cubrir¨¢n el evento que hoy comienza. Dentro de la sala no hay sitio para un alfiler. Y al otro lado de la pantalla, una audiencia que batir¨¢ r¨¦cords.
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