Bebeto resucita al Deportivo
Los tres goles del brasile?o salvaron a un equipo gallego que roz¨® el desastre
Bebeto se ha elevado para siempre a los altares del deportivismo. Todas las fechor¨ªas de su verano brasile?o son s¨®lo un lejano recuerdo. Dos partidos le han bastado para convertirse otra vez en un mito casi gigantesco. El Deportivo hizo un encuentro desastroso, camin¨® por el alambre toda la noche e incluso pareci¨® virtualmente eliminado al inicio de la pr¨®rroga. Pero el brasile?o protagoniz¨® una gesta que la memoria futbol¨ªstica conservar¨¢ durante muchos a?os. Marc¨® el 1-0 cuando el tiempo reglamentario comenzaba a desvanecerse, devolvi¨® a su equipo al partido despu¨¦s del empate de los noruegos. Provoc¨® un penalti y redonde¨® la noche con el cuarto tanto. Como un sue?o tropical.El Deportivo anduvo desnortado durante toda la primera parte. Sali¨® brioso, con impetu, sin rehuir nunca la fuerte presi¨®n impuesta por los noruegos. Su voluntad era irreprochable, pero futbol¨ªsticamente hizo agua por todas partes. La imprecisi¨®n de los deportivistas en la entrega del bal¨®n fue tan grande, que acabaron representando la mayor antolog¨ªa de pases fallados que se hab¨ªa visto en Riazor en mucho tiempo. Un defensa se la daba a Donato, ¨¦ste combinaba con alguno de los centrocampistas de ataque y en unos segundos se desvanec¨ªa todo el juego coru?¨¦s. El resto era s¨®lo un inofensivo circular de la pelota por la zona donde no asusta a nadie.
Bebeto y Fran fueron las ¨²nicas opciones con cierta credibilidad para horadar la robusta muralla noruega. El brasile?o confirm¨® los destellos apuntados el s¨¢bado contra el espa?ol. Baj¨® a por la pelota a medio campo, regate¨® con habilidad en las inmediaciones del ¨¢rea, lanz¨® las faltas e incordi¨® lo que pudo en la boca de gol.
En sus botas estuvo tambi¨¦n la mejor ocasi¨®n de la primera parte, aunque el m¨¦rito fuese de Villarroya, que desbord¨® por velocidad en la banda y centr¨® con precisi¨®n al segundo palo. Salinas no lleg¨® al bal¨®n, que call¨® a pies de Bebeto en el palo contrario, pero casi sin ¨¢ngulo de tiro. El meta Ryse aguant¨® el envite con profesionalidad.
El Rosenborg puede complicarle la vida a cualquiera porque dispone de buena organizaci¨®n, envergadura f¨ªsica y un par de aceptables peloteros en la zona creativa. Pero no por ello deja de ser un equipo de medio pelo, que vive m¨¢s del m¨²sculo y el sudor que de otros valores futbol¨ªsticos. Su discurso en Riazor fue el ¨²nico posible en un conjunto as¨ª. Convirti¨® su habitual 4-3-3 en un ultraconservador 4-5-1. Poco antes del descanso, los contraataques noruegos (pura hojarasca) ya met¨ªan miedo.
Para entonces el partido era ya un enorme desprop¨®sito, con el p¨²blico ense?ando las garras a su equipo. Como suele ser habitual en estos casos, los reproches se concentraron en Salinas sin raz¨®n aparente, ya que el vasco estuvo toda la noche recibiendo sand¨ªas. Pero Bebeto apareci¨® en el momento necesario. Tuvo que ser en una jugada a bal¨®n parado porque otro recurso no le quedaba entonces al Deportivo.
Lleg¨® la pr¨®rroga y el Deportivo pareci¨® irse definitivamente de la eliminatoria, cuando los noruegos aprovecharon una indecisi¨®n de la defensa. Pero Bebeto se mostr¨® otra vez incontenible. Devolvi¨® la esperanza con el 2-1, logrado en sociedad con Fran. A partir de ah¨ª pareci¨® que ya s¨®lo hab¨ªa un jugador en el campo. Tard¨® poco el brasile?o en provocar un penalti y al final, medio cojo, a¨²n tuvo fuerzas para lograr el 4-1.
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