Bobbio y la izquierda melanc¨®lica
Presencio cada d¨ªa nuevos intentos de rearmes de la izquierda, rearmes dial¨¦cticos, se entiende, y creo que la ya vieja se?ora digna no s¨®lo debe oponer tesis para debates o desgarramientos de vestiduras, sino tambi¨¦n toda su capacidad de reconstrucci¨®n de un proyecto democr¨¢tico euromestizo, universal, propio, abierto a fuerzas democr¨¢ticas opuestas al desaf¨ªo neofascista parad¨®jicamente impulsado por urgencias de neoliberalismo canibal.A estas alturas del sentido del rid¨ªculo, cualquier proyecto de progreso debe presentarse entre disculpas y pasa por la renovaci¨®n del saber social, de la capacidad de metabolizar la realidad, de lograr un lenguaje aut¨¦nticamente codificador y descodificador, de insertar el tejido org¨¢nico de progreso en la sociedad real todav¨ªa de los tres tercios, por el encuentro bienaventurado del nuevo sujeto hist¨®rico de cambio tan dif¨ªcil de connotar y sin repetir la paralizante papanater¨ªa con que se mitific¨® la disposici¨®n subjetiva y objetiva del proletariado para serlo.
Koestler, pesimista hereje, dej¨® escrito: "La adoraci¨®n al proletariado parece a simple vista un fen¨®meno marxista; pero en realidad es una variedad de los cultos rom¨¢nticos del pastor, del campesino, del noble salvaje, que ya conoci¨® el pasado. Esto no impidi¨® que los escritores comunistas de la d¨¦cada de los treinta sintieran por los obreros de una f¨¢brica de autom¨®viles el mismo tipo de emoci¨®n que Proust sent¨ªa ante las duquesas"... o ante las madalenas.
Lejos, tan lejos aquel sujeto hist¨®rico de cambio que se llamaba proletariado y que en el Norte f¨¦rtil, hoy, adem¨¢s de su prole, tambi¨¦n dispone de uno o varios televisores y del falo simb¨®lico de un mando a distancia que en algunos pa¨ªses le permite elegir entre los siete canales que son de un mismo propietario o parecen del mismo propietario. Pero existe una inmensa mayor¨ªa marginada, sidatizada en el Sur y en el Norte convertida en simio militante feligr¨¦s activo cuando va a un estadio de f¨²tbol y en simio militante-feligr¨¦s pasivo cuando se resigna a asumir la realidad que transmite las sombras de su caverna medi¨¢tica. No merece ser pasto de los simios de la sociolog¨ªa integrada, ni de la intelectualidad ex marxista que vaga por la Historia y por los simposiums flagel¨¢ndose y proclamando: "?Proletarios del mundo, perdonadnos!"... e inculcando el santo temor a nuestro pasado de homo sapiens constructor de la Raz¨®n.
?O acaso estamos en el planeta de los simios? Una de las mejores muestras de cine de ciencia-ficci¨®n fueron dos pel¨ªculas dedicadas a la hip¨®tesis de que tras un supremo acto de irracionalidad humana, la guerra nuclear, los simios hubieran devenido los animales hegem¨®nicos y desde la horrorosa experiencia vivida persiguieran a los humanos supervivientes para que no volvieran a crear los monstruos de la Raz¨®n.
Lamentablemente, como el guionista de la pel¨ªcula y la mayor parte de espectadores ¨¦ramos humanos, algunos simios con imaginaci¨®n liberal tratan de pactar con el saber humano y las cosas se complican. Se nos esta transmitiendo el mensaje de que el racionalismo ultimado por el cord¨®n umbilical que une la revoluci¨®n francesa con la sovi¨¦tica nos obliga a expiar las quimeras ut¨®picas e instalarnos en el planeta de los simios resignados y culpabilizados, resecos, al parecer, los oc¨¦anos de sangre vertidos por la civilizaci¨®n liberal-capitalista, ahora dedicada a llenar la tierra de bocadillos portados por mensajeros cascos azules. Si asumimos discurso tan pesimista o c¨ªnico, podr¨ªamos ultimarlo hasta una propuesta de suicidio de los m¨¢s l¨²cidos.
En los riesgos de la lucidez total he pensado despu¨¦s de haber le¨ªdo un best seller italiano que ha escrito Norberto Bobbio. El honorable patriarca ha conseguido un bello, peque?o libro casi testamentario, Destra e sinistra, en el que relaciona su educaci¨®n intelectual, hist¨®rica, sentimental con su militancia intelectual de izquierdas porque la diferencia entre izquierdas y derechas sigue existiendo y hace bueno aquel chiste de que cuando alguien pone en duda la diferencia entre ser de izquierdas y de derechas es que es de derechas.
Bobbio, desde un conmovedor ?Pero se mueve!, reduce al m¨¢ximo las connotaciones de la izquierda superviviente caracterizable por la lucha contra las "...tres fuentes principales de desigualdad: la clase, la raza y el sexo" y la inscribe dentro "...del irresistible camino del g¨¦nero humano hacia la igualdad". De no ser absolutamente cierto esto, de no ser esa verdad que por serlo todos reconocen ("?qu¨¦ tiempos estos en los que hay que luchar por lo que es evidente!", se quejaba un personaje de D¨¹rrenmatt), ?por qu¨¦ no lo conservamos como un referente relativamente absoluto que nos permita salir de la Nada de este prefabricado planeta de simios asustados?
Ha sido un placer, no faltaba m¨¢s, dejar de creer en el Todo, pero est¨¢ resultando un poco plasta tanta instalaci¨®n l¨ªmbica en la Nada. No obstante, presiento en el mismo Bobbio una rec¨¢mara melanc¨®lica porque a?ade como objetivo de la izquierda corregir nuestra actitud hacia los animales y replantearnos la caza, la vivisecci¨®n, la protecci¨®n de las especies y pensar sobre el vegetarianismo.
Cuando el ser humano repiensa incluso su victoria inicial contra los animales que le dio derecho a com¨¦rselos es que se ha instalado en una depresi¨®n previa a la que puede llevarnos a la lucidez de ayudar a las tortugas a que de una vez por todas le ganen la carrera al imb¨¦cil de Aquiles. En cualquier caso, de ser irrecuperable la racionalizaci¨®n de la condici¨®n humana, me inclino porque los simios aut¨¦nticos, por los que siento una especial ternura, nostalgia de ancestros, se apoderen del planeta, tras desenmascarar a tanto simio farsante.
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