Los jueces discrepan sobre si se achucha en el metro

Si en las horas punta hay quien mete mano a las ni?as en el metro de Barcelona es uno de los ejes de discusi¨®n de dos sentencias: la de un juez de lo penal y la de un tribunal de la Audiencia de Barcelona. Al primero, Antonio Climent Dur¨¢n, titular del Juzgado de lo Penal n¨²mero 21, le "cuesta creer", dice en una sentencia, que algo as¨ª se produzca. Y menos, "en d¨ªas laborables, entre las ocho y ocho y media de la ma?ana y en un concurrido vag¨®n de metro", de acuerdo con su descripci¨®n.Al tribunal de la Secci¨®n Novena de lo Penal le parece precisamente todo lo contrario: "No es argumento asumible el de que en momentos de aglomeraci¨®n de usuarios de un transporte p¨²blico, como el ferrocarril metropolitano, actos como los denunciados tengan pocas posibilidades de producirse. M¨¢s bien, conocidamente, en la pr¨¢ctica es todo lo contrario". En opini¨®n de este tribunal, es de esperar que alguien que pretenda agredir sexualmente a una adolescente lo haga "aprovechando el anonimato que ofrece la muchedumbre, el hacinamiento y la proximidad f¨ªsica". Es m¨¢s, los magistrados entienden que lo "inveros¨ªmil" ser¨ªa lo contrario.

El debate sobre la posibilidad o no de achuchones en el metro se ha producido en torno a una denuncia formulada por la familia de una ni?a de 11 a?os. En 1992, la peque?a hac¨ªa uso del metro para ir al colegio. Cada d¨ªa el mismo recorrido y a la misma hora en la l¨ªnea 5, "pasando por las concurrid¨ªsimas estaciones de Verdaguer y Diagonal", tal como reconoce la sentencia del juez Climent, el que no cree en los achuchones.

La peque?a denunci¨® que un hombre le pas¨® la mano por la espalda y le toc¨® el culo y los genitales. Eso ocurri¨® en tres ocasiones, seg¨²n cont¨® la menor, relato que crey¨® el fiscal, quien acus¨¦ a Alberto Miralles. ?ste fue detenido por la polic¨ªa en la estaci¨®n de metro de Sagrada Familia. La ni?a explic¨® en el juicio que en una de las ocasiones reaccion¨® ape¨¢ndose en una estaci¨®n para cambiar de vag¨®n y buscar a una se?ora que la protegiera. A?adi¨® que su agresor la persigui¨®, se ape¨® en la misma estaci¨®n que ella, se cambi¨® de vag¨®n y luego la sigui¨® por la calle.

Todo este relato se hace en la sentencia del juez de lo penal, que conclu¨ªa absolviendo al acusado porque, cuestionaba si hay o no ese tipo de conductas a horas punta en el metro conclu¨ªa que la menor hab¨ªa dado versiones contradictorias e imprecisas. Se recurri¨® contra la absoluci¨®n a la Audiencia, tribunal que no ha puesto en duda la versi¨®n de la ni?a y que, en cuanto a lo abundante o no de ese tipo de sobas, tiene una idea m¨¢s acorde con la realidad.

"El primer juez no ha debido utilizar nunca el metro a horas punta", sostiene uno de los abogados del proceso. Finalmente, el tribunal de la Audiencia ha decidido revocar ¨ªntegramente la sentencia absolutoria ya que no est¨¢ de acuerdo con nada de lo que expone. Alberto Miralles ha sido condenado a un a?o de prisi¨®n por agresi¨®n sexual y a indemnizar a la peque?a con 200.000 pesetas por el da?o moral provocado.