El Lega se empantana en su juego troglodita
El equipo de Duque exhibe un f¨²tbol prehist¨®rico y no sale del pozo
Los Picapiedra acamparon ayer en el Municipal de Legan¨¦s. No estaban ni Pedro, ni Pablo, ni siquiera Betty y Vilma, pero el juego que despleg¨® el equipo local pareci¨® salido de los tiempos prehist¨®ricos, de cuando el cuero se usaba s¨®lo de taparrabos y por bal¨®n utilizaban un pedrusco. El Legan¨¦s se tropez¨® con su propio invento: un juego de pedernal, que atraganta al degustador de buen f¨²tbol.No es que las cosas est¨¦n para tirar cohetes en otros campos, Primera Divisi¨®n incluida, pero lo arcaico de la propuesta del Lega fue dura hasta para el m¨¢s recalcitrante. Cuando por la megafon¨ªa del campo se anunci¨® que el Legan¨¦s B, que milita en Tercera, endosaba seis a su oponente, un socio grit¨®: "Aprende, Duque". El t¨¦cnico pepinero no entr¨® esta vez al trapo. O no lo escuch¨®.
La situaci¨®n del Legan¨¦s no es peor que la pasada campa?a. En la primera vuelta, el Lega s¨®lo consigui¨® tres puntos. En la actualidad, el equipo lleva dos y le quedan 14 jornadas (28 puntos) para equipararse al a?o pasado, que finalmente termin¨® con el Lega conservando la categor¨ªa. Si hay cinco ?quipos, como ocurri¨® hace un a?o, que se empe?an en no sumar puntos, la situaci¨®n del Legan¨¦s no es preocupante; si los de atr¨¢s comienzan a achuchar, veremos c¨®mo conserva el pellejo el equipo, leganense. El Extremadura es uno de esos equipos llamados a batirse el cobre en la parte de abajo con el Legan¨¦s. Ayer se llev¨® los dos puntos sin demasiado esfuerzo.
Apuros para Aquilera
Despu¨¦s de una v¨ªspera de incertidumbre, Duque pudo contar con sus dos porteros titulares, Aguilera y Mario, que arrastraban sendas dolencias. Aguilera sali¨® en el equipo titular y debi¨® arrepentirse. Los 20 primeros minutos fueron un tormento para el meta madrile?o. El contrario achuchaba, pero sus compa?eros tambi¨¦n. Hasta seis cesiones comprometitas le hicieron a Aguilera sus compa?eros. El bloqueo era tan grave que los defensores enviaban a su portero el bal¨®n como desconociendo que desde hace un par de temporadas la regla manda que el meta no puede coger el bal¨®n con la mano. Lo dicho: abajo la modernidad, viva lo primitivo.
Dorado, Puncho y Nano enviaron aut¨¦nticas pedradas que el pobre Aguilera se sac¨® como pudo. Entre los ataques visitantes y los regalitos de sus compa?eros, el portero local pas¨® unos 20 minutos de angustia, que culminaron con un tremendo trompazo con el poste al intentar detener el primer gol local. Daba l¨¢stima ver a Aguilera abandonar el terreno de juego a la media hora, renqueante y mirando con mala leche a sus presuntos compa?eros.Pisaba el terreno Mario, estandarte del equipo y quiz¨¢ una baza ofensiva secreta de Duque, por aquello de que marca goles de cabeza. La afici¨®n se frotaba las manos ante tan esperanzador horizonte. Pero en la continuaci¨®n, el Lega sigui¨® con su juego de trinchera: balonazo al pedrusco y a ver qu¨¦ pasa. Lo que ocurri¨® fue que entre tanto juego trompicado se col¨® Chuso, un jugador que vive el f¨²tbol moderno y que ve d¨®nde puede estar el peligro. Dos arreones suyos constituyeron claras ocasiones de marcar.
El equipo pepinero viv¨ªa sus particulares minutos calientes, algo que nunca falta en el Municipal y que salva al Lega de partidos muy comprometidos, como ya se comprob¨® hace dos semanas ante el ?ibar. En la primera jugada de Chuso, el bal¨®n se pase¨® por la porter¨ªa sin que nadie llegara a introducirlo en ella. En la segunda, Antonio fall¨® en el mano a mano ante el portero extreme?o. Los minutos calientes pasaron y la posibilidad del Legan¨¦s de empatar se esfum¨® en esas dos jugadas aisladas propias de los a?os noventa. En un contraataque bien hilvanado por la delantera extreme?a lleg¨® el inevitable segundo gol visitante.
A un minuto del final, Nano, un lateral limitado t¨¦cnicamente, pero sobrado de fuerza y pundonor, que tiene la orden de Duque de no subir con mucha frecuencia la banda, enganch¨® un zapatazo que se col¨® en la porter¨ªa extreme?a. Era un epitafio l¨®gico a un juego ancestral.
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