Juan Pablo II recuerda a las monjas que la mujer siempre ha tenido su lugar en la Iglesia
El Papa insta a los religiosos a servir a los m¨¢s pobres en la inauguraci¨®n del s¨ªnodo
PERU EGURBIDE. Juan Pablo II inst¨® ayer durante el ¨¢ngelus a los religiosos y religiosas a servir "a los m¨¢s necesitados, a los m¨¢s pobres", tras haber se?alado, en la solemne misa de inauguraci¨®n del s¨ªnodo, que la gran alternativa de la vida consagrada siempre ha estado "entre la contemplaci¨®n del misterio de Dios y la misi¨®n hacia nuestro hermanos". De este modo, el Pont¨ªfice abord¨® uno de los temas calientes de la reuni¨®n de 348 cardenales, obispos, sacerdotes, monjas y seglares que hasta el pr¨®ximo 29 de octubre discutir¨¢n sobre la situaci¨®n de institutos y ¨®rdenes religiosas en la Iglesia.
No faltar¨¢n aspectos pol¨¦micos en este s¨ªnodo, que es el noveno ordinario y el n¨²mero 14 del total celebrado desde que, en 1965 y a la luz del Concilio Vaticano II, se cre¨® este ¨®rgano fundamentalmente episcopal como expresi¨®n de la colegialidad de la Iglesia cat¨®lica. Una de las pol¨¦micas potenciales m¨¢s se?aladas es la promovida por las religiosas, que, a trav¨¦s de su ¨®rgano de representaci¨®n, la Uni¨®n Internacional de Superioras Generales, enviaron antes del verano una carta al Papa pidiendo que se les permitiera ocupar puestos de mayor responsabilidad dentro de la estructura eclesi¨¢stica.En la actualidad, son hombres -en concreto cardenales- los jefes de todos los ministerios vaticanos, las llamadas congregaciones, y todos los responsables de la burocracia y de la imagen de la Santa Sede. Como contexto de esta reivindicaci¨®n femenina, cabe se?alar que las religiosas son casi tres veces m¨¢s numerosas que los religiosos en la Iglesia cat¨®lica. Tambi¨¦n el hecho de que Juan Pablo II declarara hace meses definitivamente cerrada la posibilidad de que la mujer acceda al sacerdocio.
"Cu¨¢ntas mujeres, a trav¨¦s de los siglos y a lo largo de generaciones, han sabido encontrar su funci¨®n en la vocaci¨®n religiosa, contemplativa y apost¨®lica", dijo ayer el Papa, quitando hierro a una pol¨¦mica en la que la Santa Sede no quisiera aparecer como represora, ni mucho menos como soporte de alguna veleidad feminista.
Fueron palpables los esfuerzos del Pont¨ªfice por incluir expl¨ªcitamente a las monjas en su discurso. Hasta el punto de que casi se disculp¨® de haber utilizado como arranque de su homil¨ªa la frase "ven y s¨ªgueme", del di¨¢logo de Jes¨²s con un joven, que, dijo el Papa, "parece dirigirse s¨®lo a los hombres, aunque no hay que olvidar lo antigua que es en los textos sagrados la tradici¨®n de la esposa y de los esponsales".
El s¨ªnodo, que se celebra a puerta cerrada, tendr¨¢ otros temas igualmente importantes. Uno clave es el de las relaciones entre las ¨®rdenes religiosas y la Santa Sede, marcadas por recientes tensiones como las que llevaron a las intervenciones directas del Vaticano sobre la Conferederaci¨®n Latinoamericana de Religiosos (CLAR) o, hace 13 a?os, sobre la Compa?¨ªa de Jes¨²s.
'Teolog¨ªa de la liberaci¨®n'
Las comunidades religiosas siguen representando un territorio m¨¢s aut¨®nomo frente a las directrices de Roma que el clero secular, cuya dependencia de los obispos es absoluta. Un factor b¨¢sico de estos conflictos han sido las opciones de vida entre los pobres, ligadas con frecuencia a una teolog¨ªa de la liberaci¨®n denostada por este Papa.
En ese contexto tiene importancia lo que Juan Pablo II dijo en el rezo del ¨¢ngelus: "Promoviendo la vida consagrada, la Iglesia no pretende s¨®lo atender a su renovaci¨®n interna, sino que hace un servicio a la humanidad. Los consagrados se sienten naturalmente inclinados al servicio de los dem¨¢s, sobre todo de los m¨¢s necesitados y de los m¨¢s pobres. El consagrado es el hermano de todos".
El Papa a?adi¨®: "Es preciso que las comunidades religiosas y los institutos de vida consagrada se inspiren en el modelo de la Iglesia primitiva para emprender un impulso de renovaci¨®n que se nutra de las ense?anzas del evangelio, de la liturgia sagrada y, sobre todo, de la eucarist¨ªa y de la perseverancia en la comuni¨®n con el Esp¨ªritu Santo, a fin de hacer un solo coraz¨®n y una sola alma".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.