Practica, que algo queda
Los alumnos reclaman mayor control sobre su trabajo en las industrias
La v¨ªa que mejor sintoniza con los postulados que proclaman la necesidad de que la Universidad proporcione, am¨¦n de sabidur¨ªa, accesos al mundo laboral, la encontramos en los convenios Universidad- Empresa Nacidos al amparo de un real decreto de 1981 que regula este tipo de acuerdos, casi todos los centros de Ense?anza Superior espa?oles tienen firmados convenios de pr¨¢cticas con empresas p¨²blicas y privadas.Parece claro que no todos los universitarios pueden, hoy por hoy, beneficiarse de este tipo de pr¨¢cticas. Muchas bocas y poco que comer. Y esto es as¨ª, seg¨²n los gestores acad¨¦micos, porque "aunque crecen los acuerdos con diferentes empresas, todav¨ªa son muchas las que no se animan a suscribirlos". Una evidencia de la que se hac¨ªa eco el ministro de Educaci¨®n Gustavo Su¨¢rez Pertierra, cuando el pasado d¨ªa 22 de, septiembre manifestaba en el Congreso de los Diputados, su intenci¨®n de impulsar la realizaci¨®n de convenios con empresas p¨²blicas y privadas, administraciones y organizaciones profesionales, con el objetivo de crear "un sistema de pr¨¢cticas externas a los centros un?versitarios que relacionen a los estudiantes con el medio laboral en el que deben desenvolverse en el futuro".
En s¨ªntesis, un acuerdo Un?versidad-Empresa consiste en abrir puertas para que estudiantes de ¨²ltimos a?os de carrera (40 y 51 principalmente), desfilen entre las aulas y las empresas en calidad de becario. En aplicaci¨®n de esta normativa, los convenios deben dejar claro que los alumnos en pr¨¢cticas, permanecer¨¢n en la empresa por tiempo limitado, nunca superior a 500 horas y nunca acumulables en m¨¢s de 5 horas diarias. Y, por supuesto, que el trabajo que realicen est¨¦ claramente diferenciado del que desempe?e cualquier trabajador de la empresa en cuesti¨®n. En ninguna parte del decreto se recoge que los becarios deban percibir remuneraci¨®n econ¨®mica.
Pero la realidad parece demostrar que, al menos en empresas privadas, la t¨®nica es pagarle al becario entre 45.000 y 50.000 pesetas al mes, circunstancia que no parece desvirtuar el sentido ¨²ltimo de estas becas, en opini¨®n tanto de los responsables acad¨¦micos como de los alumnos beneficiarios, y que no es otro que el de dotar al estudiante de la formaci¨®n pr¨¢ctica complementaria a sus estudios. Asunto bien distinto es el tipo de trabajo que se realiza. Pese a que en el decreto se insiste en que las Universidades deben hacer un seguimiento de las pr¨¢cticas, no son pocos los alumnos que se quejan justamente del escaso control que ejerci¨® la universidad mientras estuvieron en pr¨¢cticas. Aunque no es menos cierto que todos ellos valoran positivamente la experiencia adquirida.
Mercedes A. P. realiz¨® pr¨¢cticas en la Agencia EFE en Toledo hace un a?o: "No fue una experiencia negativa. De hecho, me ha permitido conocer c¨®mo funciona un medio por dentro; aprender a moverme en el mundo profesional. Pero hubo cosas nefastas. Hac¨ªa el mismo trabajo que un redactar con las mismas horas y la misma funci¨®n cuando se supon¨ªa que yo estaba de pr¨¢cticas. Me pagaban 70.000 pesetas al mes con un cheque. Ni contrato, ni nada. En negro".
Mano de obra barata
Situaciones parecidas son las que han alimentado las sospechas de algunos sindicatos cuando advierten que estos convenios de pr¨¢cticas "pueden suponer una v¨ªa para la contrataci¨®n de mano de obra barata y encubierta". Extremo que rechazan de plano los Centros de Orientaci¨®n e Informaci¨®n al estudiante en las universidades, los COIE. ¨®rganos encargados de gestionar este tipo de convenios.
El COIE de la Universidad Complutense de Madrid asegura que el seguimiento est¨¢ garantizado: "Nunca firmamos un acuerdo que no cumpla los requisitos. Ahora bien, en relaci¨®n al trabajo que realizan dentro de la empresa, son los alumnos quienes deben informar a la universidad si existe alguna irregularidad. Todos los estudiantes en pr¨¢cticas conocen las condiciones del convenio".
Buena parte de los becarios se plantea las pr¨¢cticas m¨¢s como v¨ªa de acceso a un puesto de trabajo que como complemento a su formaci¨®n acad¨¦mica: "Te relacionas, conoces a gente y as¨ª te puede caer un contrato", advierte sin eufemismos una estudiante de 50 de Periodismo, becaria en una conocida revista de la que prefiere no dar su nombre".
"Es un trueque", apostilla Esther Fern¨¢ndez Roza, hoy licenciada en Piscolog¨ªa Industrial y contratada en el departamento de An¨¢lisis de Antena 3 TV. "Empec¨¦ haciendo pr¨¢cticas en una multinacional cuando estaba en 40 de carrera, desde luego que en ocasiones haces trabajos que corresponden a un empleado, pero es lo cierto que t¨² tambi¨¦n recibes un beneficio. Es l¨®gico. En mi opini¨®n, si no fuera por esta oportunidad que permiten las pr¨¢cticas ser¨ªa mucho m¨¢s dif¨ªcil encontrar trabajo".
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