El PNV tiene nuevo himno
Ahora que el PNV cumple 100 a?os, han cambiado el himno electoral. Otro partido centenario, el PSE-EE, sigue con el que llevaba puesto. No hay muchas novedades musicales en las elecciones vascas. Incluso el PP, que estuvo particularmente esmerado en Galicia y Andaluc¨ªa, no ha buscado nada propio para la ocasi¨®n. En Galicia fich¨® al meloso Juan Pardo y en Andaluc¨ªa a?adi¨® rasgueos rumberos, una peque?a cortes¨ªa para los o¨ªdos locales. En Euskadi se pasean con el tach¨ªn-tach¨ªn de siempre. Si las corcheas tienen alguna influencia en los resultados, es l¨®gico que el PP siga con la cantinela de las europeas. Por eso mismo, el PSE no le debe dar mucha importancia al himno. Le fue mal y no lo han cambiado.En el PNV han hecho filigranas en este cap¨ªtulo. Consiguieron que el himno del partido fuera consagrado como himno de la patria. La oposici¨®n se quej¨® in¨²tilmente de esta confusi¨®n, pero la estrategia de la sin¨¦cdoque es muy propia del nacionalismo y nadie pudo evitarlo.
Sin embargo, entre su militancia hab¨ªa cierto disgusto con el himno electoral. No ten¨ªa ninguna cita satisfactoria a los sones de la tierra. De ah¨ª la enmienda. Ficharon a un popular acordeonista navarro, Enrique Celaya, quien, con otros, escribi¨® Heldu da (Ha llegado). Arzalluz, en el Alderdi Eguna, recomend¨® efusivamente la compra de la casete, "por quinientas pesetitas". Ya est¨¢ bien de ir siempre con la misma m¨²sica, vino a decir.
La intenci¨®n era combinar episodios exultantes, fraseo patrio y una cierta elegancia. Un tenor, un ni?o y una soprano se encargan del verbo y los cencerros, tan t¨®picos de Navarra, introducen los ecos hogare?os con el refuerzo de un ritmo de zortziko. Toda la canci¨®n es un largo estribillo que incluso las memorias fr¨¢giles pueden recordar a la segunda vez que lo escuchen. La idea es que "ha llegado el tiempo de nosotros, los vascos", porque, dice la canci¨®n, unidos mantenemos el pasado, lo nuestro y, tambi¨¦n juntos, empezaremos el sue?o, el futuro...
El rastreo de opiniones entre oyentes an¨®nimos da un cat¨¢logo de adjetivos del que resuIta dif¨ªcil sacar u?a puntuaci¨®n exacta. Alguien que deb¨ªa militar en la competencia lo compar¨® con una zarzuela.
Otros, sin embargo, estaban absolutamente a favor de que la l¨ªrica y cierto se?or¨ªo entraran en la m¨²sica electoral. Quiz¨¢ el comentario m¨¢s chocante fue el de un peneuvista: "Est¨¢ bien, pero las voces difuminadas le quitan realismo". Reclamar realismo a la cosa sinf¨®nica introduce una profunda incertidumbre sobre la idea de realidad que circula por el mundo, en este caso, vasco. De todos modos, hay que reconocer que es muy dif¨ªcil atinar con una melod¨ªa electoral que tenga m¨¢s empaque que una sinton¨ªa, pero que no haga sombra a los himnos de verdad.
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