J¨®venes aficionados a los grafitos mutilan los libros del Reina Sof¨ªa para llevarse los dibujos
El centro ha repuesto dos veces los vol¨²menes da?ados desde su apertura en 1990
Los libros de grafitos son los m¨¢s consultados de la biblioteca del Centro de Arte Reina Sof¨ªa. Tambi¨¦n los m¨¢s castigados. Cuchillas an¨®nimas han seccionado muchas de sus p¨¢ginas. Las pintadas m¨¢s espectaculares de los muros de Londres o Nueva York han sido arrancadas con la precisi¨®n de un tiral¨ªneas. Los lomos y las esquinas de las p¨¢ginas perdieron hace tiempo su color original debido al uso continuo. "Es ya la segunda generaci¨®n de libros. Hemos tenido que reponer muchos de ellos", coment¨® ayer Miguel Valle-Incl¨¢n, director de la biblioteca.
Nunca han sorprendido a ning¨²n especialista en pintadas urbanas en plena disecci¨®n de libros. "No distinguimos a unos j¨®venes de otros. Adem¨¢s, pese a ser una gamberrada, no es algo tan grave como para tomar medidas generales que puedan afectar a nuestro p¨²blico habitual", explica Valle-Incl¨¢n.Los t¨ªtulos m¨¢s afectados de la peque?a colecci¨®n especializada de la biblioteca son Spray Art y Subway Art, dos libros con fotograf¨ªas a toda p¨¢gina, llenas de color y agresividad. Los libros de Keith Haring, uno de los artistas callejeros m¨¢s c¨¦lebres de Nueva York, ya fallecido, no est¨¢n recortados, pero s¨ª pintados. En algunas p¨¢ginas se ve el trazo de una mano joven que intenta imitar el estilo del neoyorquino.
Curiosamente, el estudio del investigador Armando Silva, La ciudad imaginada, tiene las p¨¢ginas sueltas y con se?ales evidentes de ser consultadas asiduamente, aunque no recortadas. El libro contiene algunas reproducciones de pintadas pol¨ªticas en muros de Bogot¨¢, pero es, sobre todo, un an¨¢lisis concienzudo. Los vol¨²menes en franc¨¦s e italiano se han salvado de la quema.
Menores de 30 a?os
Los lectores m¨¢s asiduos de la biblioteca del Reina Sof¨ªa, di¨¢fana y espaciosa, son menores de 30 a?os, estudiantes en su mayor¨ªa. Como todos, est¨¢n obligados a dejar su bolso o mochila en el guardarropas gratuito. Tampoco est¨¢ permitido ingresar con un abrigo o una libreta de apuntes en la mano. S¨®lo se aceptan los bol¨ªgrafos o lapiceros, y la biblioteca facilita folios en blanco para las anotaciones pertinentes. Para entrar, s¨®lo hay que ense?ar un carn¨¦ de identificaci¨®n Y nadie lo retiene."S¨®lo hemos descubierto recortes en los libros especializados en graffitis, que no son muchos, ni tampoco muy caros. La biblioteca tiene un fondo de 60.000 vol¨²menes y hasta ahora no hemos visto m¨¢s perjuicios", comenta el director. "No existe biblioteca p¨²blica en Madrid que no tenga libros con tijeretazos. Supongo que con el tiempo estos actos ir¨¢n remitiendo definitivamente", a?ade. De momento, Valle-Incl¨¢n espera que los j¨®venes artistas utilicen m¨¢s a menudo la fotocopiadora. Cada reproducci¨®n cuesta 10 pesetas. El Reina Sof¨ªa es uno de los escasos sitios de consulta en Madrid donde se pueden encontrar temas sobre grafitos. "No huy mucho donde elegir. O tienes contactos con el extranjero y consigues directamente la informaci¨®n, como yo, o acudes al Reina Sof¨ªa a enterarte", afirma Zeta, de 24 a?os, con varias pintadas en su historial.En un c¨¢lculo r¨¢pido hecho por algunos j¨®venes expertos en pintar o ilustrar muros madrile?os, son unos 50, 60 o 70 en Madrid. "Solemos ir al Reina Sof¨ªa, porque suponemos que all¨ª encontraremos lo ¨²ltimo sobre el graffiti, pero no siempre es as¨ª", dice Chop, escritor -as¨ª se llaman ellos mismos- de Alcorc¨®n. A sus 27 a?os, Chop aprovecha sus viajes para procurarse la literatura que le interesa o encarga en su librer¨ªa habitual los libros especializados que no se consiguen f¨¢cilmente en. Madrid.
Chop, sin embargo, es comprensivo con quienes cometen los destrozos de la biblioteca p¨²blica: "Hay gente que empieza y que no tiene dinero. De alg¨²n sitio tienen que tirar".
Valle-Incl¨¢n tampoco est¨¢ alterado. "Son libros que no cuestan mucho y no es tan grave reponerlos todos los a?os. Es un coste rid¨ªculo comparado con el coste de que no vengan por aqu¨ª los aficionados a esas artes callejeras", reflexiona.
Beto, de 18 a?os, lleva cuatro rayando, muros y ya suma unas 100 pintadas. "Es muy sencillo ir al Reina Sof¨ªa y estropear los libros para copiar lo que han hecho otros. Lo dif¨ªcil es crear un estilo propio. Un recorte no te aporta nada; un libro, s¨ª", afirma. Suso, otro escritor, piensa que s¨®lo chavales que empiezan pueden destrozar los libros de una biblioteca. "Los que pintamos de verdad, no lo hacemos. Inventamos nuestros graffitis", dice.
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