Un nuevo libro sobre Graham Greene destaca la pasi¨®n religiosa 'unamuniana' del escritor
La obra del sacerdote espa?ol Leopoldo Dur¨¢n ofrece una visi¨®n in¨¦dita del autor
La vida del escritor ingl¨¦s Graham Greene (1904-1991) dio de s¨ª para todo. Para desplegar una ingenua afici¨®n de esp¨ªa, de esposo infiel y de apasionado amante, junto a una prol¨ªfica carrera de escritor. Pero tambi¨¦n, como demuestra el libro de Leopoldo Dur¨¢n publicado en Londres, Graham Greene. Amigo y hermano, para apurar hasta el final el c¨¢liz de la pasi¨®n religiosa en una vertiente totalmente unamuniana. Dur¨¢n, amigo personal del escritor durante los ¨²ltimos 27 a?os de su vida, completa el enigma de una personalidad brillante y controvertida.
El 20 de agosto de 1973, Leopoldo Dur¨¢n un sacerdote gallego que completaba en el King's College de Londres su doctorado sobre el escritor ingl¨¦s, se entrevist¨® por primera vez con su ¨ªdolo, Graham Greene. Dur¨¢n se hab¨ªa escrito con ¨¦l en relaci¨®n con su novela El poder y la gloria y, para su sorpresa, Greene en persona le llam¨® por tel¨¦fono para invitar le a cenar en el hotel Ritz de Londres. A partir de aquella cena memorable se estableci¨® entre ellos una amistad s¨®lida que les embarc¨® juntos en la aventura de recorrer Espa?a y Portugal en busca de placeres gastron¨®micos y escenarios de singular significaci¨®n literaria. Greene plasmar¨ªa despu¨¦s la experiencia vivida de sus viajes por Espa?a en su ¨²ltima gran novela, Monse?or Quijote. Cuenta Dur¨¢n que las primeras l¨ªneas del texto, llevado des pu¨¦s a la pantalla, fueron re dactadas ante la tumba -o quiz¨¢s el nicho- de escritor vasco castellano Miguel de Unamuno. A lo largo del libro de Dur¨¢n, -no una biograf¨ªa sino un relato de conversaciones y an¨¦cdotas en torno a la tormentosa personalidad de Greene- emerge la estatura moral de un escritor modesto, que contemplaba la vida con profundo desapego, atravesado como Unamuno por un pro fundo dolor m¨ªstico.
Fe irracional
Greene y su fe en Dios, una fe sin creencia racional, est¨¢ presente a lo largo del texto. Pero hay m¨¢s. A trav¨¦s de las p¨¢ginas del libro cobra fuerza poco a poco la naturaleza humana de un hombre atormentado al final de su vida, por una intensa batalla con las mafias de la Costa Azul, donde residi¨® en la ¨²ltima etapa de su vida y por el futuro de su alma inmortal. Si las biograf¨ªas sobre Graham Greene publicadas este a?o en el Reino Unido -a cargo de Michael Sheldon y de su bi¨®grafo oficial, Norman Sherry respectivamente- cargan las tintas en sus pecados de juventud -adultero, incluso una re primida tendencia homosexual-, el libro de Dur¨¢n pone el acento en su vertiente de con versador infatigable, apasionado por la pol¨ªtica y la religi¨®n. Haciendo uso de un material de primera mano -miles de interminables conversaciones de sobremesa en Galicia, Madrid, Valladolid o Londres- Dur¨¢n se limita a trazar el perfil del hombre que conoci¨® y al que, el ¨²ltimo d¨ªa de su vida, el 3 de abril de 1991, ad ininistr¨® por expreso deseo suyo los ¨²ltimos sacramentos.
Su curioso respeto, casi fijaci¨®n amorosa por la reina Isabel II de Inglaterra, o por la ex primera ministra brit¨¢nica Margaret Thatcher, corren paralelos, pese a lo opuesto de las personalidades, con su admiraci¨®n por el cura guerrillero Camilo Torres o por el malogrado presidente paname?o Omar Torrijos. Dur¨¢n anota, lo mismo que el bi¨®grafo de Greene Norman Sherry, las curiosas dotes premonitorias del autor de El tercer hombre.
En uno de los cap¨ªtulos del libro, -Su lado m¨¢s oscuro- relata c¨®mo Greene era propenso a sufrir enormes, repentinas depresiones ligadas a menudo a la premonici¨®n de terribles dramas que estaban a punto de consumarse. Por ejemplo, en agosto, de 1984, mientras viajaba desde Antibes a Espa?a en avi¨®n, uno de esos tremendos ataques de angustia sobrecogi¨® al escritor inesperadamente.
Dur¨¢n recuerda que ambos ten¨ªan previsto salir desde Espa?a hacia Sintra, en Portugal, para visitar a Mar¨ªa Newall, una, vieja amiga de Greene. Cuando telefonearon al domicilio de Newall la angustia del escritor brit¨¢nico cobr¨® la forma de una premonici¨®n telep¨¢tica, en Sintra, por tel¨¦fono, una voz les inform¨® de que Mar¨ªa hab¨ªa fallecido. La visi¨®n de Dur¨¢n, positiva, te?ida de admiraci¨®n y afecto, no se detiene s¨®lo en el lado oscuro o en el dilema religioso.
Greene, que no pudo alcanzar el reconocimiento literario que otorga el Premio Nobel, se muestra en estas p¨¢ginas como un escritor de gustos muy personales, escasamente contaminados por lugares comunes. Admira, por ejemplo, y contra la opini¨®n generalizada, ¨²nicamente los trabajos menores de autores consagrados como James Joyce o Ernest Hemingway y no sus obras mayores".
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