Dos m¨¢s dos no son cuatro

El ciclismo hace balance. A un especialista con esp¨ªritu de contable las cuentas no le van a cuadrar porque el reinado de Miguel Indur¨¢in acaba de alcanzar su apogeo aun cuando su hegemon¨ªa no sea susceptible de ocupar un gran espacio f¨ªsico en el baile de n¨²meros. Si nos atenemos a los hechos, su temporada se resume en tres l¨ªneas: ha ganado su cuarto Tour, fue tercero en el Giro y bati¨® el r¨¦cord de la hora, ¨¦xitos que resolvi¨® con un solitario triunfo de etapa a sus espaldas. El ciclismo espa?ol vive su edad de oro apegado al sill¨ªn de Indur¨¢in no importa que en sus cimientos haya menos equipos profesionales que hace diez a?os, est¨¦ a punto de enviar a 12 corredores al paro o despida con todos los honores a quienes han sido actores principales en numerosas carreras. La jubilaci¨®n de los Delgado, Gorospe, Gast¨®n y Cabestany estrecha el foco de atenci¨®n en torno al navarro. Todos a una con Indur¨¢in.Fuera de nuestras fronteras el an¨¢lisis es frustrante. Por ejemplo, la amarga felicidad que viven los italianos. Suman 181 victorias en 1994, un verdadero ¨¦xito, porque triplican al segundo (Francia). Sus equipos mandan en Europa en n¨²mero y calidad, tienen sucesor para Chiappucci (Pantani) y han sido los m¨¢s listos a la hora de apostar por el ciclismo ex sovi¨¦tico (Berzin, Bobrik, Tchemil, Ugrumov y Abduyap¨¢rov militan en sus filas)..., pero no ganan el Tour desde 1966, hace casi 30 a?os. Todos sus n¨²meros chocan con Indur¨¢in.

Indur¨¢in abre y cierra el a?o 1994. Su hegemon¨ªa es absoluta y los especialistas echan mano del cat¨¢logo de corredores nacidos entre 1970 y 1971 para adivinar qui¨¦n puede ser el verdadero replicante del monstruo espa?ol. No sirve la aritm¨¦tica en su caso. En su caso, dos m¨¢s dos no son cuatro.