La suerte se hace b¨¦tica

Un gol de sainete premi¨® la mediocridad del Betis. Los andaluces se dejaron en Sevilla ese aire festivo que envuelve sus partidos en el Benito Villamar¨ªn y llegaron a Santiago cargados de avaricia, sin imaginaci¨®n ni recursos.

El Compostela ofreci¨® lo mejor de su repertorio pele¨®n. Domin¨® el juego con autoridad durante la primera arte, rompi¨® insistentemente las dos bandas del Betis pero se olvid¨® de noquear a un rival que ya parec¨ªa sonado.

Hasta que en esas apareci¨® un pelotazo a ninguna parte planeando sobre el ¨¢rea de Iru, el portero se cay¨® al suelo como si el diablo le hubiese puesto la zancadilla y el Betis regres¨® a casa con el zurr¨®n a¨²n m¨¢s repleto.

Todo el primer tiempo fue del Compostela sin discusi¨®n. Los santiagueses arrollaron por momentos a su adversario con velocidad y una constancia encomiable para pelear los balones hasta el ¨²ltimo aliento. El Betis anunci¨® algo al principio, con un par de exquisiteces de Stosic, ero en cuanto el Compostela se asent¨®, los andaluces mostraron con toda su desnudez el catenaccio montado por Serra Ferrer. En tres cuartos de hora s¨®lo llegaron una vez con veneno a la porter¨ªa rival.

En el otro extremo del campo llovieron piedras y azadas sobre Jaro. El Compostela s¨®lo acert¨® con una en el centro de la diana, pero Ohen tuvo otras tres y las desperdici¨®, inclu¨ªda una en el palo.

Tras el gol de Cu¨¦llar, al Compostela ya no le quedaban reservas f¨ªsicas para intentar el milagro y el Betis se dio con un canto en los dientes por un empate que le toc¨® en el bingo.