Equilibrio en peligro
EL RETO, y la gran dificultad al mismo tiempo, de la nueva Ley de Arrendamientos Urbanos, a la que el Pleno del Senado dar¨¢ ma?ana los ¨²ltimos retoques, es encontrar el justo punto de equilibrio entre los m¨²ltiples y contradictorios intereses a los que afecta. Ello explica la tardanza en sacar adelante dicha ley -a los 12 a?os de prometerla el PSOE- y el largo debate t¨¦cnico y pol¨ªtico de tres a?os a que ha estado sometida su gestaci¨®n.Como resultado de este debate se hab¨ªa logrado un amplio consenso pol¨ªtico, pr¨¢cticamente avalado por todos los grupos parlamentarios, sobre la forma de hacer socialmente soportable, y adem¨¢s razonable, la transici¨®n del r¨¦gimen arrendaticio anterior al decreto Boyer de 1985 -el ¨²nico de Europa que mantiene la pr¨®rroga forzosa y la congelaci¨®n de alquileres- al que dise?a la nueva ley. De ah¨ª los diversos escenarios de adaptaci¨®n de un sistema a otro contemplados en la norma debatida: plazos transitorios m¨¢s flexibles y prolongados en el caso de viviendas y m¨¢s en¨¦rgicos y reducidos en el de locales comerciales.
Incluso, en lo que se refiere a estos ¨²ltimos, se hab¨ªa aceptado la conveniencia de distinguir entre los que acogen a grandes negocios -empresas multinacionales, entidades financieras, grandes distribuidores...- y los que est¨¢n arrendados a peque?os comercios, merecedores de mayor protecci¨®n por su inter¨¦s social (una peque?a tienda en un pueblo o en un barrio tiene el car¨¢cter, sin duda, de equipamiento social). Y es. que encontrar ese punto de equilibrio entre los intereses en juego, ajustando lo m¨¢s posible la consideraci¨®n de los derechos adquiridos a las exigencias reales del mercado inmobiliario, era condici¨®n indispensable para el ¨¦xito de la nueva ley.
Sin embargo, es dudoso que este equilibrio tan arduamente conseguido a lo largo del debate se mantenga al final con la ¨²ltima enmienda del grupo parlamentario catal¨¢n sobr¨¦. los contratos. de arrendamiento de locales comerciales, finalmente aceptada por el PSOE.
Seg¨²n esta exigencia de fuerte sabor electoralista, los contratos de arrendamiento de locales comerciales -concretamente, los que est¨¢n a nombre de personas jur¨ªdicas o sociedades- podr¨¢n perpetuarse durante 20 a?os -originariamente, CiU pretend¨ªa que fueran 25 o 30 a?os-, es decir, pr¨¢cticamente durante otra generaci¨®n, tanto si afectan a grandes como a peque?os negocios.
La modernizaci¨®n del mercado de alquileres no pasa ciertamente por la demagogia proarrendataria que rezuma esa propuesta. Pasa m¨¢s bien por crear un clima de competencia en condiciones de igualdad y sin privilegios entre comerciantes. Y, obviamente, por el convencimiento de los agentes econ¨®micos de que comienza a ser factible en Espa?a la promoci¨®n de construcciones importantes de viviendas en alquiler, como sucede en el resto de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea.
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