Mod¨¦licos
Siempre me enterneci¨® la sorpresa de algunos cuando Pujol calific¨® de "empresario mod¨¦lico" al hoy encarcelado De la Rosa. En el fondo, ¨¦sa era una manera de olvidar algunas verdades elemental¨ªsimas. Olvidar que Pujol, durante muchos a?os, no se dedic¨® precisamente a la econom¨ªa productiva y que sus actividades financieras llegaron a interesar a algunos de los hoy protagonistas judiciales del caso De la Rosa. Olvidar tambi¨¦n que el origen de su propia fortuna no fue otro -y eso lo explica el pasaje m¨¢s silenciado de las muy comentadas memorias de Manuel Ort¨ªnez- que los negocios con la moneda a que se dedic¨® su padre durante los a?os de T¨¢nger. Olvidar, incluso, que Pujol ha compartido con De la Rosa una cierta posici¨®n de extraterritorialidad en el magma patricio barcelon¨¦s -parvenues, no del todo fiables-, aunque ese magma se haya convertido en algo muy vulnerado y, muy incierto desde que se supo que los m¨¦todos de los m¨¢s s¨®lidos y altivos patricios no difer¨ªan de los empleados por aquellos a los que miraron siempre por encima del hombro. Y olvidar, por ¨²ltimo, que Pujol siempre consider¨® la imagen dudosa del financiero y sus cabriolas con la legalidad como algo marginal respecto a lo sustantivo: la incorporaci¨®n de De la Rosa a la construcci¨®n nacional de Catalu?a. El inter¨¦s patri¨®tico, hoy como ayer, resultaba determinante, aunque hubiera de pasar por una supuesta desviaci¨®n de un cr¨¦dito p¨²blico.Naturalmente, ser¨ªa iluso esgrimir todo esto como prueba de la responsabilidad pol¨ªtica de Pujol. Aqu¨ª, los l¨ªmites de la responsabilidad pol¨ªtica est¨¢n ya muy acotados desde que un presidente de Gobierno no consider¨® necesario dimitir ante los casos Rold¨¢n y Rubio. Y en cuanto a la responsabilidad moral... bien, eso no pasa de ser, en Espa?a, mera literatura psicol¨®gica.
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