Francia reconoce y alaba la lucha de los espa?oles por su liberaci¨®n durante la II Guerra Mundial

"Van a ver ustedes llorar a hombres", advirti¨® ayer un miembro del consejo del departamento de la Ari¨¦ge. Minutos despu¨¦s, a Jos¨¦ Antonio Alonso, jefe de Estado Mayor de la brigada que en 1944 liber¨® la ciudad francesa de Foix, y a su compa?ero de armas Rafael Gand¨ªa se les saltaban las l¨¢grimas cuando, junto con el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, depositaron una corona de llores ante un monumento en Prayols a los guerrilleros espa?oles muertos por Francia y por la libertad (1940-1945)". A continuaci¨®n, el presidente de la Rep¨²blica, Fran?ois Mitterrand, hizo otra ofrenda.

Detr¨¢s de las vallas colocadas por la gendarmer¨ªa, otros viejos republicanos venidos de Toulouse o de Perpi?¨¢n segu¨ªan la ceremonia con los ojos empa?ados. "Llegaba tarde" el agradecimiento, comentaba apesadumbrado el catal¨¢n Josep, Sans, pero al fin se reconoc¨ªa su labor en las filas de la resistencia, primero, y de las tropas regulares francesas que lucharon contra Alemania.En el norte de ?frica colonizado por Francia, en Norman d¨ªa, en Par¨ªs o en la regi¨®n pire naica, cerca de 60.000 espa?oles combatieron y unos 20.000 per dieron la vida. Aunque Mitterrand sostuvo lo contrario, el papel de los republicanos espa?oles ha quedado bastante relegado en los actos conmemorativos del 500 aniversario del desembarco la reconquista de Par¨ªs.

Mitterrand se esforz¨® por ha cerse perdonar ese olvido. "Quiero expresar el agradecimiento de Francia a los combatientes de la Rep¨²blica que fueron los prime ros en Europa en empu?ar las armas contra el fascismo", afirm¨®.

"Ante el recuerdo simb¨®lico de tantos espa?oles. que dieron su vida por la libertad", enlaz¨® Gonz¨¢lez, "afirmamos que no queremos nunca mas una Espa?a enfrentada y dividida; no que remos nunca m¨¢s una Europa desgarrada y ensombrecida". "No podemos permitirnos ninguna debilidad ante quienes pretenden hacer de la raza, de la ideolog¨ªa o de la discriminaci¨®n social una forma de dominaci¨®n".

Hasta el ¨²ltimo momento, los ex combatientes intentaron que la bandera republicana fuese colocada al pie del monumento al lado o incluso en lugar de la roja y gualda. No lo lograron, y para vengarse, algunos exhib¨ªan en la solapa un trapito o una insignia tricolor que recordaba el exilio de cientos de miles de espa?oles en 1939. Se la regalaron a los ministros del s¨¦quito de Gonz¨¢lez pero s¨®lo el de Defensa, Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas, se la puso. Tras la ceremonia, los ex combatientes le abordaron. En un espa?ol salpicado de galicismos le insist¨ªan en que se les reconociesen algunos derechos, se informaban sobre cu¨¢nto tardar¨ªan en obtener respuesta a sus solicitudes. La comitiva se march¨®. Ellos se quedaron en la plaza de Prayols, all¨ª donde, en agosto de 1944, Alonso y sus hombres tendieron una emboscada a una columna alemana que iba a reconquistar Foix, reci¨¦n liberada. Ten¨ªan a¨²n recuerdos que contarse.