Rominger destrona a Indur¨¢in
El corredor suizo bate en Burdeos el r¨¦cord de la hora con 53,832 kil¨®metros, 792 metros m¨¢s que el espa?ol
Cincuenta d¨ªas despu¨¦s de que Miguel Indur¨¢in cruzara por primera vez la frontera de los 53 kil¨®metros por hora, el suizo Tony Rominger la dio un nuevo empuj¨®n en una ascensi¨®n que parece inacabable. Los 53.832,276 metros que recorri¨® ayer por la tarde durante 60 minutos suponen un adelanto de 792 metros sobre la marca de Indur¨¢in, el segundo mayor avance en la ¨¦poca moderna del r¨¦cord, tras los 1.377 metros de Francesco Moser sobre Eddy Merckx. El ciclista suizo lo ha logrado con una bicicleta tradicional, con tres tubos de acero, despu¨¦s de s¨®lo cinco d¨ªas de entrenamiento y ante s¨®lo 150 espectadores. Seg¨²n los especialistas, el ¨¦xito de Rominger es un triunfo del realismo en la carrera por el r¨¦cord. Y un r¨¦cord que tambi¨¦n puede ser ef¨ªmero.
Ya desde la pr¨®xima semana Rominger preparar¨¢ en M¨¦xico o Quito un nuevo intento en altura. "Puedo llegar a 55 kil¨®metros por hora si sigo bien la l¨ªnea y aprovecho las ventajas de la mejor resistencia del aire", prometi¨® el ciclista suizo, de 33 a?os."Gracias", fueron las primeras palabras del campe¨®n suizo. Iban dirigidas a su masajista, Marcelino Torrontegui, el hombre que le ayud¨® a bajar de la bicicleta despu¨¦s de 6.075 pedaladas alrededor de la pista del vel¨®dromo de Burdeos. Fuera diluviaba y en la pista luc¨ªan los focos. "No ve¨ªa la l¨ªnea sin la luz", explic¨® Rominger para razonar el cambio de planes. A pesar de todo, la humedad, un factor que aumenta la resistencia del aire y seca la garganta del deportista, era del 78%, un 18% m¨¢s que cuando el intento de Indur¨¢in en la misma pista. Entonces eran las 16.13.
Una hora antes Rominger se hab¨ªa puesto en marcha. Y antes de ello, minuciosamente, hab¨ªa llevado a cabo todos los preparativos. El mec¨¢nico, Alejandro Torralbo, la llamaba en bromas el florete. "Es un poco prehist¨®rica", dec¨ªa Torralbo de la bicicleta del r¨¦cord. "Los tubos pod¨ªan ser m¨¢s planos y ofrecer menos resistencia al aire. Y tiene muchos detalles por pulir". Hab¨ªa sido construida con la urgencia de 12 d¨ªas con tubos que databan de 1980, a a?os luz de los avances actuales. Y sobre esa antigualla Rominger comenz¨® a calentar, a las 14.14: media hora con un desarrollo suave (57x16) y 10 minutos con el bueno, con el 59x14 que le dar¨ªa 8,86 metros por pedalada durante la prueba. Cuatro gatos en el vel¨®dromo que hace 50 d¨ªas herv¨ªa y mucho bullicio. Pero Rominger ya funcionaba como un reloj entonces. A la hora marcada baj¨® de la bicicleta, se puso unas chanclas y se fue al vestuario a por el vestido importante. A los 10 minutos volvi¨®, se someti¨® a un peque?o masaje, dio cuatro vueltas a la pista y se baj¨®. Y a las 15.13 horas recibi¨® el empuj¨®n definitivo.
Control del ¨¢cido l¨¢ctico
"Cuando marchas en vel¨®dromo", contaba Abraham Olano, el ciclista donostiarra que le ha ense?ado aceleradamente a Rominger los trucos de la pista, "lo m¨¢s dif¨ªcil es aguantar la subida del ¨¢cido l¨¢ctico en la arrancada, no dejar que suba por encima del l¨ªmite porque nunca vas a rebajarlo y s¨®lo a aumentar el cansancio, y saber seguir la l¨ªnea negra, la de la cuerda del vel¨®dromo. Y para eso, lo mejor es no mirarla, mejor mirar hacia un lado, porque si no te caes". Y Rominger super¨® a la perfecci¨®n la presi¨®n del ¨¢cido l¨¢ctico y la obligaci¨®n de ser equilibrista. Su mecanismo de relojer¨ªa ni se inmut¨®. Funcion¨® como una m¨¢quina reci¨¦n engrasada. Ya desde el primer kil¨®metro marc¨® un tiempo mejor que el de Indur¨¢in y el del escoc¨¦s Graeme Obree, quien en su ¨²ltima tentativa hab¨ªa comenzado m¨¢s r¨¢pido que el navarro. En su segunda vuelta ya rodaba a m¨¢s de 52 kil¨®metros por hora. Eso iba en contra de las ¨®rdenes. "Tenemos previsto que comience m¨¢s despacio que Indur¨¢in", dec¨ªa ayer por la ma?ana su m¨¦dico, Michele Ferrari. "Si ¨¦l lo dice ser¨¢ verdad", explicaba despu¨¦s Rominger, "pero yo he salido como en las contrarreloj de carretera, a tope. Y si me dec¨ªan que levantara un poco el pie, no lo s¨¦. Con el casco que llevaba no o¨ªa nada". Rominger se guiaba s¨®lo por sus sensaciones y por los datos de su veloc¨ªmetro."El momento m¨¢s duro es entre los 30 y los 45 minutos", continuaba explicando Olano. "Es una cosa que est¨¢ estudiada en los maratones y que no le pasa a las mujeres, s¨®lo a los hombres: el combustible del m¨²sculo deja de ser las grasas y comienza a ser los gl¨²cidos. Y eso duele, lo que unido al cansancio psicol¨®gico te hace desfallecer". Y en esa fase parec¨ªa que se romp¨ªa la regularidad, que Rominger -ya al principio se hab¨ªa tragado una de esas esponjas situadas a la derecha del anillo para decir al ciclista que por ah¨ª no se puede ir, y hab¨ªa hecho alg¨²n que otro zigzag alrededor de la l¨ªnea negra-, perd¨ªa la recta. Fueron los momentos en que el suizo m¨¢s se apartaba de las previsiones, esa tabla elaborada por Ferrari que le ped¨ªa 16.90 segundos por cada vuelta de 250 metros y 1.07.60 minutos por kil¨®metro para batir la marca de Indur¨¢in. Y fue entonces cuando el parsimonioso Ferrari se levantaba de la mesa de formica y se pon¨ªa en cuclillas al borde de la pista para gritarle, con las manos a modo de altavoz: "?Concentraci¨®n!".
Y pese a todos los s¨ªntomas, Rominger no habl¨® despu¨¦s de problemas. "He sufrido menos de lo que esperaba despu¨¦s de leer lo que dijeron Merckx e Indur¨¢in tras sus r¨¦cords", cont¨® Rominger. "De hecho he acabado con fuerzas de sobra". Bueno, un peque?o problema s¨ª que reconoci¨®: "Entre el minuto 40 y el 55 me empezaron a doler los abductores por llevar tanto tiempo una postura inalterable". Y ning¨²n miedo psicol¨®gico. Y Rominger se encargaba de repetir: "No era m¨¢s que un ensayo preparado casi en familia y sin p¨²blico". Un experimento casi clandestino, sin ni siquiera televisi¨®n. Todo muy relajado.
Pese a todo, todo estaba muy estudiado. A diferencia de Indur¨¢in, Rominger llevaba su puls¨®metro, con su correspondiente cinta al pecho. Un aparato que le indicaba que no sobrepasaba su umbral anaer¨®bico, esas 175 pulsaciones por minuto que publicita Ferrari -"s¨®lo es para estudios posteriores, no para utilizarlo durante el r¨¦cord"- y, en la cabeza, un mundo de c¨¢lculos. La pizarra colocada cada pocos kil¨®metros por su director, Juan Fern¨¢ndez, para indicarle c¨®mo marchaba en relaci¨®n a Indur¨¢in, ya le dec¨ªa algo, pero su memoria, m¨¢s."Iba calculando lo que necesitaba para batir a Indur¨¢in", coment¨® el suizo.
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