Traves¨ªa por tierras impredecibles

La inscripci¨®n de Siria en el itinerario del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, es la que va a ofrecer sin duda el aspecto clave de su primera traves¨ªa por tierras impredecibles. T¨¦cnicamente, provocar¨¢ que Clinton realice su primera visita a un pa¨ªs que el Departamento de Estado mantiene en la lista negra.Pragm¨¢tico como desea ser Clinton en un ¨¢rea donde el pragmatismo es ef¨ªmero y a menudo contraproducente, tendr¨¢ que olvidarse de las diatribas de sus funcionarios que ven a Hafez el Asad como el c¨®mplice del terrorismo mundial, el protector de los elementos m¨¢s peligrosos del orbe.

Pero Clinton sabe, mejor que nadie en Occidente, que sin Siria no puede hablarse de paz. Tambi¨¦n sabe que Damasco est¨¢ firmemente en contra del pacto jordano-israel¨ª que ha colocado a Israel por primera vez en posici¨®n de di¨¢logo abierto.

Ni siquiera con la inspiraci¨®n que ofrecen los paisajes de Tierra Santa era posible ayer atreverse a profetizar las consecuencias, los resultados reales, de la presencia de Clinton en Oriente Medio.

Un dirigente palestino se fumaba filos¨®ficamente ayer un cigarrillo en la poltrona de su despacho de Jerusal¨¦n Oriental. Como los israel¨ªes, los jordanos y los sirios se sent¨ªa de alguna manera, individualmente, uno de los arquitectos de la gira. "Traemos a los americanos a que nos hagan firmar la paz, no a fumarnos unos cuantos cigarrillos", dijo. Y le dio, ir¨®nicamente, una fuerte calada al suyo.