La normalidad es anodina
Tiene Elantxobe, precioso pueblo marinero vizca¨ªno situado en empinada cuesta, 448 vecinos censados para votar, la mayor¨ªa de ellos mujeres, pues los hombres suelen irse a la mar, de tal forma que las mujeres se quedan para ejercer el matriarcado hasta poniendo los tel¨¦fonos a sus nombres. Mayor¨ªa femenina hab¨ªa tambi¨¦n en el ¨²nico colegio electoral de la poblaci¨®n, al que algunas de las votantes llegaban en bata y zapatillas. Una mujer de m¨¢s de 70 a?os, tiesa y juncal, alardeaba de haber vivido en Venezuela y de ser independentista desde antes, "porque no soy de ayer, como Arzalluz y ¨¦stos". Militante de Emakume Abertzale Batza (Agrupaci¨®n de Mujeres Abertzales, del PNV), antes de la guerra, tuvo que huir a Caracas y all¨ª se encontr¨® con un poco (le su propia medicina: que, pese a haberse nacionalizado venezolana, por no haber nacido all¨ª no la dejaron ense?ar lo que llaman ciencias patrias no fuera a falsear la historia, la pol¨ªtica y la geograf¨ªa:"Yo, que siendo independentista, comprendo a Bol¨ªvar m¨¢s que nadie"., Tuvo que emplearse en una compa?¨ªa aseguradora y, de vuelta a Espa?a, tras el proceso de Burgos, "me benefici¨¦ de la amnist¨ªa de Juan Carlos". Entonces pudo volver a ense?ar. Las vueltas que da la vida.Junto a esta mujer, que ahora milita en- EA, un joven de Herri Batasuna: "A ver si lo que trasladas al peri¨®dico es como debe ser", advierte. Sobre las mesas, caramelos de obsequio adquiridos en el Carrefour: "No son cosa nuestra", aclara el joven radical. "Nosotros seguimos con el boicoteo a los productos, franceses". De todas formas, en las listas del censo, las personas que votaban por correo estaban se?aladas con una c. Letra que, como saben, no existe en euskera.
Peque?os parip¨¦s para salpicar de an¨¦cdotas unas elecciones absolutamente anodinas, soberanamente aburridas, abrumadoramente normales. "?Incidentes, aqu¨ª?". La pregunta pertenece a un vecino de Balmaseda, a unos 30 kil¨®metros de Bilbao, municipio que en d¨ªa de elecciones celebraba sus fiestas de San Severino. "Anda, tiene gracia:". Este hombre se enter¨® por Antena 3-TV de la supuesta tremenda pugna que iba a haber entre quienes ten¨ªan que vigilar las urnas y quienes hac¨ªan lo propio con las pucheras de alubias que, tradicionalmentes, alimentan a los vecinos como plato fuerte de los festejos. La verdad es que el pueblo, engalanado hasta las cejas con banderolas, tiovivos y un hambre canina que, a mediod¨ªa, agot¨® todas las existencias, consideraba mucho m¨¢s importante la celebraci¨®n popular que la obligatoria visita a los colegios electorales. "Aqu¨ª hay que respetar lo que hay que respetar", dec¨ªa el hombre. "Votar por un lado y las alubias por el otro".
En medio de este desolador panorama de normalidad, ni siquiera en Barakaldo, populosa ciudad industrial -o desindustrializada, como habr¨ªa que decir ahora-, que en los ¨²ltimos d¨ªas ha sufrido el castigo de los gases t¨®xicos y un desplome de andamio con obreros encima, se viv¨ªa la jornada electoral conflictivamente. Basti¨®n del PSE-EE, como, por otra parte, toda la margen izquierda, Barakaldo acudi¨® lenta y disciplinadamente a las urnas al final de una soleada ma?ana vivida con pereza entre el funeral del anciano fallecido por la emanaci¨®n de anh¨ªdrido sulfurosa y el chiquiteo en la bodega po¨¦ticamente llamada La Felicidad.
S¨®lo con la ruina de Altos Hornos de Vizcaya -que daba empleo directo a 6.000 trabajadores, m¨¢s unos 15.000 puestos de trabajo inducidos-, que va a resolverse con jubilaciones anticipadas a los 52 a?os y con algunos cientos de empleados en las plantas acabadoras y otros inventos, ya hay para barruntar el por qu¨¦ de tan pac¨ªfico voter¨ªo. Pero ah¨ª est¨¢. Se acaba por asumir todo.
As¨ª que las barriadas conflictivas estaban tan tranquilas como las de derechas de toda la vida. Los colegios electorales de Neguri, patrimonio del PP sus militantes han dejado de hacer proselitismo de catacumbas para salir a la superficie como cristianos cargados de razones,y en segundo lugar, del PNV, y de Las Arenas, que m¨¢s o menos andan por las mismas, estaban trufadas de caballeros reflexivos y de damas que proteg¨ªan sus fr¨¢giles pescuezos del aire de la r¨ªa con pa?uelos Chanel.
"Tienen mucha peseta", comentaba, moh¨ªno, un interventor del PNV` en el colegio electoral situado en la Escuela de Idiomas, en la popularmente conocida como Plaza de los enanos. "Ellos han mandado publicidad tres veces a los buzones. No la de las papeletas, sino boletines, folletos y, por ¨²ltimo, una carta manuscrita de su propio presidente, Aznar, dirigida a cada vecino". Dec¨ªa el hombre, tambi¨¦n: "La verdad es que han pasado los ¨²ltimos a?os escondidos; desde la transici¨®n no se han atrevido a sacar cabeza, y ahora lo est¨¢n haciendo, muy satisfechos. Es cierto que no ofenden, que no da?an a nadie, y que es justo que se les deje participar, como a todos".
Parece que el sue?o de los pueblos felices, que no tienen historia, est¨¢ empezando a cumplirse en el Pa¨ªs Vasco. Pues pese a las rabietas de los m¨¢s extremistas, y al blablabl¨¢ ofensivo que puede haberse erizado durante la campana, la gente ha ido a votar sin m¨¢s tragedias. Y la ¨²nica noticia de estas elecciones anodinas fue que coincidieron con el Domund.
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